domingo, 21 de agosto de 2016

Hombre Lobo Internacional + Rumpelstinkin + No Name Band

Hombre Lobo Internacional + Rumpelstinkin + No Name Band
Fiestas de Gracia 2016 - Calle de la Perla


La iglesia del convento de ‘Sant Josep’, “Mare de Déu de Gràcia”, debe su nombre al hecho que llevó a una parte de fieles descendientes de Sara, a convertirse en sectarios seguidores del "favor no merecido", así entienden los teólogos esas dádivas o regalos entregados por una deidad a sus feligreses. Cuyo fruto no fue otro que convertir en padrastro a un amotinado que sustituyó la sacrificada vida de las leyes de un rey llamado David, esposo de Sara, por la artesanía de la madera. Un inverosímil hecho que, paradójicamente, entre las muchísimas causas, la mayoría deleznables, basó el sinsentido de su existencia en contra de la propia naturaleza, ocultando tras la sombra de una serpiente y una manzana la figura de la base de la existencia. No sólo de forma natural, sino incluso teológica pues, al fin y al cabo, el hijo del carpintero se erigió en razón para que algunos grupos de fieles seguidores abandonaran la estrella de cinco puntas y le siguieran a él. No obstante, la causa, el hecho en sí mismo, fue aquella ‘gracia’ recibida de una supuesta deidad convertida en milagrosa concepción y, por ende, en la inherente e insustituible magnitud de la base de la fecundación, la matriz. Ese órgano sin el cual, el regalo, jamás habría podido eclosionar y, desde luego, la historia, a buen seguro, habría sido bien distinta. Como, no hay duda, diferente habría sido el nombre de aquella Vila, donde aún se encuentra el mentado edificio de culto, hoy en día convertida en importante barrio de la siempre layetana ciudad, el “Barri de Gràcia”. Tradicionalmente, a expensas de esa nomenclatura cuando menos abstracta, volcado en la defensa de las libertades indiscriminadas, donde la “gracia” se encuentra en el pensamiento y, el fruto de ésta, en los distintos movimientos culturales cuyo máximo reconocimiento queda reflejado en sus globalmente reconocidas “Festes de Gràcia”. Engalanando las calles con el talante de la herencia contracultural de una tierra de cultivo convertida en terreno artesanal y de convivencia, con marcadas zonas artísticas y profesionales, como el “Barrio del joyero”, repartido entre las ya desaparecidas calles Esmeralda y plata, pero aún con la Plaza del Diamante, la calle del Oro, la calle del Rubí, la calle del Topacio y la calle de la Perla.


Ésta última, quizá como esa secreción interna natural y accidental del interior de algunos moluscos, capaz de crear esa joya tan venerada mostrando, con las mismas formas del resto de las calles del “Barri de Gràcia”, una ambientación obligadamente muy hortera, al ritmo ochentero de la música Disco y los patines, con su tema de éste año “Roller Disco”. Una vez más dejando bien alta la herencia del parterre que ocupa con sus actividades y festejos, además de las diversas actuaciones en directo como la que ofreció el veinte de agosto, con un cartel excepcional, “Rumpelstinkin”, “Hombre Lobo Internacional” y “No Name Band”. Al escenario, cuando las luces iluminaban las calles y la Luna se encontraba bien alta, ascendió en primer lugar ‘Paul Chaney’, el hombre orquesta, abandonando su guarida para mostrar su música, como el “Hombre Lobo Internacional”.



Mordido desde pequeño por el Rock and Roll clásico, el Blues y el Punk, además de versionar a grandes bandas como “The Cramps”, “Chan Romero”, “TheTrashmen”, “Hasil Adkins” y otros, compone sus propios temas de Trash Blues, Psychobilly y Rock and Roll, “The monster Freedom”, “Nothing on the table” o “Wolfman Stomp”, entre otros. Provocando que el público que atestaba la encrucijada y las calles, se deje llevar por sus manos, sus pies y su voz tocando guitarra, batería y micro a la vez, sin que una nota o un aullido se escape más allá de su voluntad. Un espectáculo sorprendente con la oscura calidad del licántropo subyugado al poder de la buena música, cuya ‘gracia’ es la del poco ensayo y el mucho tocar antes de que la Luna deje de estar llena. Esquivando unas balas de plata que, no hay duda, su voz, sus manos y sus pies, consiguen rehusar con esa burbuja creada por el carácter de sus letras y el indiscutible superior pelaje de su música. Bien distinta, no hay duda, de aquella con la que están tocados, quién sabe a qué ‘gracia’ es debido, los siguientes en ascender al escenario una vez, “Hombre Lobo Internacional” dio por terminada su actuación para desconsuelo de ‘los y las perlas’ que atestaban la calle. Si bien, casi momentánea, porque, “Rumpelstinkin”, con ese talante maligno del duende que les da nombre, volcado en la denuncia del abuso del poder político, rápidamente tomaron el entablado y, con él, encrucijada y calles adyacentes. 



Ar Stinkin, voz y bajo; Walter Enríquez, guitarra y voces; y Ángel ‘El Demonio’; batería y voces; comenzaron a mostrar un punk rock de ese “Del lado de los malditos” que da nombre a su último trabajo y que, no hay duda, muestra a la perfección esa ‘gracia’ con la que han decidido estar tocados. Con temas como “la Bola”, “Animalízate”, “De mal en peor”, “Welcome to Holy Spain” o el mismo, “Del lado de los malditos”, arrobaron y animaron aún más la voluntad del respetable. Esos y esas “perlas”, que se aglomeraban frente a ellos moviéndose e, incluso, tarareando al son de la cazallera voz de Ar y el golpeteo de su bajo, en perfecta sintonía con la carencia de ‘El Demonio’, golpeando a buen ritmo bombos y platillos, sin perderse en los punteos y rasgados de Walter, virtuoso de las seis cuerdas. Enalteciendo esas letras combativas y comprometidas subrayadas por la ufanía de la verdad con un toque irónico y desenfadado que acabó con su particular versión del tema de ‘Police’, “Message in a Bottle”, provocando que ese público, muchos seguidores, otros descubridores, se convierta, a buen seguro, en acérrimos adeptos de ésta banda punk rock callejero de altísimo nivel, “Rumpelstinkin”. Como mostraron, in situ, muchos de esos y esas ‘perlas’, agasajando a los tres músicos una vez dejaron libre el escenario para el tercer y último grupo, “No Name Band”, la banda sin nombre pero con una denominación de origen que hunde sus raíces en la historia de la música. 



Assumpta Caihuelas, teclados y voz; Pitu Parrado, guitarra y voz principal; David Ocaña, guitarra solista y voz; Manuel Alférez, bajo; Edu Rocket, saxo y voz; y Manel Palacio, batería y voz; ascendieron al entablado para tocar quince tributos a clásicos del punk y del rock de los ochenta. Desde ‘Cicatriz’ a ‘Parálisis Permanente’, pasando por ‘Kortatu’, ‘Siniestro Total’, ‘La Banda Trapera’, ‘Decibelios’, ‘Eskorbuto’ o ‘La Polla”, con temas como “Jimmy Jazz”, “Historia Triste”, “Soy un macarra”, “Salve”, “Curriqui de barrio”, “Barna 92” o “Mierda de ciudad”. En el que fue su segundo concierto como formación el sexteto, ésta vez quinteto en la mayor parte del tiempo salvo en el último tema, cantado por Edu que, finalmente, aun cuando no estaba previsto pudo asistir aunque sin su eterno compañero, el saxo. Mostró a esas y esos “perlas” las incontables tablas y calidad que poseen, encabezados por Pitu, con su guitarra cantando la mayoría de los temas sin perder, en ningún momento, su estampa rockera. En completa sintonía con Assumpta, apostada tras su teclado moviéndose en todos los ritmos y cantando casi como si hubiera sido ella quien compuso los temas. 



Y con el estilo más metal de David, haciendo volar los dedos sobre las seis cuerdas de su guitarra transportándonos, en cada tema, al concierto más emblemático de cada uno de los grupos tributados. Sin olvidar, desde luego, a Manolo, con su eterna figura tras el bajo, ésta vez sin traje, más sport, golpeando las cuatro cuerdas y haciendo llegar ese sonido grave hasta el último rincón de la calle y adyacentes. Sin perder la cadencia de Manel, el batería, que además se atrevió a cantar uno de los temas demostrando, una vez más, que la sempiterna figura del de las “batacas” da para mucho más que simplemente marcar el compás. Una métrica, la del grupo entero que acabó con “Ciutat Podrida” cantada por un pletórico Edu que consiguió mantener el estado de ánimo de un público, los y las “perlas”, completamente entregado ovacionando y coreando cada uno de los temas. Negándose a dar por terminada la noche de buena música mientras, tras aclamar una vez más a ésta nueva banda, alejarse resignados imbuidos por esa ‘gracia’ de los grupos tarareando, quién sabe, “Aprieta el gatillo”, “Wolfman Stomp” o “Del lado de los malditos”. Con la pátina de ese “Barri de Gràcia”, alejado del abstracto uso de su nombre, de una ‘gracia’ que, esa noche, fue repartida como ‘favor no merecido’ y, desde luego, no según la acepción teológica, sino con la forma del merecimiento innato. Y que, para mayor muestra del talante particular de ‘los y las perlas’, acertaron con todas las actividades y conciertos, como quedó patente esa noche en su emblemática Calle de la Perla, con la elección de un cartel de auténtico lujo, “Rumpelstinkin”, “Hombre Lobo Internacional” y “No Name Band”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Flaudio Gouon (Hombre Lobo Internacional) - Anónimo (Rumpelstinkin) - Ferran Siuró (No Name Band)

lunes, 15 de agosto de 2016

Mambo Jambo - Banyoles

Mambo Jambo
Plaza Mayor - Banyoles
15.08.2016

Los MAMBO JAMBO, crónica de un concierto sorpresa.

Concierto 'sorpresa' porque es que yo ya me iba… os lo cuento, pero antes debo pedir disculpas por mi ignorancia musical -que no es poca- y que no llega a tener la menor idea hasta el pasado 15 de agosto de quienes son estos muchachos…
Recién terminábamos la cerveza de después, la de después de fotear a un grupo. Tras el concierto ya nos despedíamos… y eso que oyes algo… y ese algo te gusta, y te giras hacia el escenario y ves… un contrabajo flotando en el aire… espera… ¿en el primer tema??? 
Me quedo quieto y me fijo que mi brazo derecho ya está abriendo la bolsa y sacando de nuevo la cámara, aún caliente… 



"Para, espera…  venga va, sólo tres canciones y me voy que mañana madrugón". Terminé con la tarjeta llena, comprando su último disco "Jambology" y charlando con los MAMBO JAMBO mientras me firman el cd… 

Esta gente no son de los que empiezan tranquilitos y se van subiendo a medida que avanza el concierto… desde el minuto uno están al 100% y mantienen ese nivel hasta que termina el show, que aunque no quieras, termina.

Llegaron a Banyoles avisando que despertarían al monstruo y que lo harían bailar… os puedo asegurar que lo hicieron, al monstruo y todos los que rondábamos la plaza…

El marco, Banyoles de Festa.. Mas que buen escenario con iluminación acorde con el espectáculo, muy buena organización!



Dani Nel·lo con saxo alto y saxo barítono no dejaba de incitarnos con temazos sin letra "esto es música, el mensaje somos nosotros" … y así sucedió!! Y es que llevan años en la espalda y unas tablas sobre el escenario que lo hacen temblar.

La energía de Ivan Kovacevic se hace palpar en todos los temas, llevando el contrabajo como si de una guitarra se tratara, como si fuera parte de él y la envergadura de un contrabajo no fuera fragilidad. Anton Jarl a la batería y Dani Baraldés a la guitarra dan el resto desde el minuto 1 hasta la campana final… 

La única letra se escuchó en "El Timo" y no es larga… ni falta que hace, es el Sonido Jambofónico y no hay mas que hablar, a bailar!! 



¿Que es el Sonido Jambofónico? Tal y como ellos dicen, yo no podría mejorar la descripción ni mucho menos reducirla: Una mezcla salvaje de Rock&Roll, Rhythm&blues, surf y swing bajo una perspectiva contemporánea. 

No se donde estabais hasta ahora, pero ya os tengo fichados y volveremos a vernos, no lo dudéis si se ponen a tiro!!!

Texto y fotografías: Xavi Arqués.

viernes, 12 de agosto de 2016

Cracked Rocks - Monasterio

Cracked Rocks
Sala Monasterio - Bcn


La irracionalidad ecuánime de la complejidad elemental de la mente del ser humano, no sólo es “El Dorado” de la ciencia, sino la fuente de una expresividad que, cuando no es sometida, conlleva a la explosión de la genialidad. Y, esa originalidad, queda latente incluso en repetitivas acciones como las del pincel, la púa o el cincel desde el iniciático momento en que el interior, a veces aparentemente procedente del estómago, toma la batuta. Esa increíble vara, apenas visible, que llevará al pequeño individuo a convertirse en un referente dentro del terreno de su innata necesidad de expresión. Como mostraron el pasado doce de agosto en la Sala Monasterio, en el Port Olímpic de la siempre layetana ciudad, “Craked Rocks”, una banda de muy reciente creación por jóvenes talentos versados y fogueados en el siempre justo y severo entablado. 



Carlos Ortiz, voz; Arnau Fernández, guitarra; Guillen Marín, batería; y Héctor Martínez, bajo; hicieron gala de sus, ya desde hace tiempo, nombres propios con un repertorio de quince temas, más un par de bises finales por aclamación, repartidos entre clásicos del rock & roll, del blues y algún que otro de sus grupos anteriores. Centrados en la creación de su próximo e inicial trabajo, regalaron la expresividad, tono y particularidad de la voz de Carlos, los rasgados y punteos de Arnau, que llegó a emular, guitarra a la espalda, al mismísimo Jimi Hendrix, y la cadencia perfecta salteada de grandes toques de personalidad de Guillen y Héctor. 



A un público entregado, algunos, seguidores acérrimos en sus distintas y anteriores formaciones, otros, la mayoría, eufóricos descubridores de la banda. Todos envueltos por el carácter indomable del grupo y la jalea de una música proveniente del caudal sanguíneo bombeada con la inercia de la naturalidad. Con el desparpajo de una complejidad elemental en la portuaria Sala Monasterio, que asistió, una vez más, a la satisfacción de un respetable reacio a aceptar el final de la actuación de “Craked Rocks”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez

jueves, 11 de agosto de 2016

Karefalso + La Ciscu Margaret - Monasterio

Karefalso + La Ciscu Margaret
Sala Monasterio Bcn


Las tres cuartas partes del planeta están ocupadas por agua, casi como el cuerpo humano, esa sustancia líquida sin olor, color ni sabor que, no sólo forma ríos, lagos y mares, sino que, además, modifica la orografía y, es indiscutible, el sabor de los platos cocinados y las bebidas elaboradas. Quizá, a la vez, un recurso de la necesidad del planeta para dar rienda suelta a su expresividad y creatividad concibiendo, con los mismos recursos, bien diferenciadas obras de arte capaces de insuflar, por ejemplo al ser humano, la admirativa postura de imitarla. Desde las toscas pinturas rupestres a las iniciáticas danzas marcadas con simples carencias de distintos palos de madera golpeando entre sí, hasta las modernas esculturas y ritmos electrónicos. Diferenciando, como el agua, el carácter de cada lugar aun cuando el canal de expresión sea idéntico, como el de la música utilizada con idiosincrasia similar pero con formas distintas el pasado día once de agosto en el avezado escenario de la Sala Monasterio, en el Port Olímpic de la siempre layetana ciudad. Dos grupos provenientes de aquellas tierras patagónicas donde el varillero ala amarilla o sargento, el ave color negro salvo hombros y parte inferior de las alas en color amarillo, es conocido como trile. Un nombre que ha pervivido e, involuntariamente, como la sustancia de la tierra en el líquido elemento, ha influido en las especies de aquellos lares, de bien distinta y a la par unísona manera, como expusieron “Karefalso” y “La Ciscu Margaret” cuando subieron al entablado a mostrar la particular universalidad de sus ritmos. Comenzaron “La Ciscu margaret”.




Ocho músicos y actores, de indiscutible talento en ambas especialidades, ataviados con rojas narices y estrambóticas vestimentas que iniciaron su actuación en el exterior de la Sala. Donde arrancaron con un largo repertorio que va desde el rock a la cumbia, pasando por el paso doble y la salsa, siempre con letras propias, con la única finalidad de arrancar la risa de su espectador. Combatiendo con la instrumentalización del desenfado la crudeza del día a día de un público volcado en dejarse arrastrar, halado por la puesta en escena clásica del clown y la garra del rockero, el músico de clásica o el de una orquesta de bachata. La excentricidad dirigida por el no menos histriónico Ilan Spollansky Oksenberg, volcada en la carcajada bailable, en el jolgorio cadencioso, el regocijo vivaz y maleable parapetando al respetable de los lances de la realidad. Atrincherando a la concurrencia entre sacos rellenos de comicidad y sones de hilaridad en una batalla constante contra un régimen de circunspección e imperturbabilidad. “Una orquesta que, esa noche, como cada vez que asciende a un escenario, enalteció el fundamento de la vida, vivir, con la sobriedad del alboroto armónico y el desparpajo de la irresponsabilidad social del disfrute de un ocio merecido. Tras ser más que ovacionados, dejaron el escenario a un grupo bien distinto, si bien, como el agua y esa tierra por la que cae o surca hasta llegar al piélago, con una idéntica finalidad, la evasión, aunque centrada en la denuncia y la beligerancia de su hard punk metal, “Karefalso”. 




Pablo Araya, vocal y guitarra; Cristopher Sayago, bajo y voz; y José Barker, batería, peregrinos del mundo abocados al capricho de las circunstancias para poder juntarse y tocar. Consiguieron acercar los distanciados puntos en los que habitan, la ciudad que debe su nombre al corte de una mano lanzada al río, Ambéres, y la misma ciudad layetana aun siendo, como el grupo anterior, éstos sí residentes, nacidos en aquella tierra del trile, concretamente de un lugar cuyo significado, “lugar arado”, dice mucho de su historia. Esa que, cual tierra removida y preparada para la siembra, hizo germinar la valentía que les encaminó a utilizar la música como mecanismo de comprensión y realización personal. Una expresión que les llevó a crear temas como los que componen su increíble trabajo “Tu sangre en llamas”, “Bonvallet”, “Puro Chile”, “El último hombre”, “Persecución” “Exijo una explicación” o “Tu sangre en llamas” , entre otros, con el ritmo frenético marcado por la precisa cadencia de las baquetas de José, cargadas con el poder y la razón endurecida y desangrada. Al compás de ese bajo de seis cuerdas golpeado por Cristopher, con el dinamismo de una sangre en llamas cuyos fogonazos iluminan la voz invencible de Pablo, rasgando la guitarra con el frenesí de las “putas cicatrices” ajenas y propias. Mostrando con descaro la sustancia que provoca el distinto talante del agua que surca sus tierras, aquellas que comparten con el trile y, sin la búsqueda de atención de éste cuando despliega sus alas, consiguieron enaltecer y encandilar a un público volcado en sus ritmos y letras exaltados con sus constantes pogos, un respetable incrédulo ante el final de la noche, aparentemente acelerada por esa incontestable música de los de “lugar arado”, Maipú. Pero que, en realidad, como el líquido elemento surcando o embalsando distintos lugares, ambos grupos en sus bien diferenciados estilos crearon un mágico paréntesis temporal, una noche donde las sureñas brisas del Océano Pacífico se entremezclaron con la de ese mar de entre tierras frente al cual se encuentra la Sala Monasterio. Provocando un lapsus de magia y extrema calidad cuyo nombre propio no fue otro que el de “Karefalso” y “La Ciscu Margaret”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Maite Cardó