viernes, 25 de noviembre de 2016

Jodie Cash Fingers - Razzmatazz 3

Jodie Cash Fingers
Razzmatazz 3


“Liberty Whip”, fue el título de una canción que más tarde sería conocida como “Pipeline”, no obstante, con ambos títulos muestra la brisa marina, la salitre del océano y, desde luego, el sentimiento de libertad que provoca ese gran manto azul. Sea disfrutado desde dónde sea disfrutado, su visión añil acerca culturas y formas incluso antepuestas, bien es cierto que es necesaria una disponibilidad, como la de asimilar sin perder ni un ápice de personalidad y autoría la hogareña conducta sureña de la siempre presente tierra arrebatada a los pieles rojas. Unas formas, de influencia anglosajona salteada por la desestimada presencia de raíces africanas definidas, en parte, por el gentilicio ‘hillbilly’ que ha originado distintas corrientes musicales cuyo horizonte, si se sopesa fríamente, está aún por definir. Como, por aseverar, se encuentra el más que futuro resplandeciente de aquellos que, el pasado veinticinco de noviembre, finalizaron la gira de presentación de su primer larga duración, “Rollin' Swingin”, en la “Sala Razzmatazz 3” de la siempre layetana ciudad. Ambientada inicialmente por la conocida “DJ Reyes Torio”, “Chele”, vocal de los imperecederos “Bombarderos”, hizo su más que cercana introducción dando paso a la banda que comenzó con “Evil surf”, su personal visión de ‘Pipeline’, preludiando un festival de música representativa de esa zona austral de la norteña tierra de algodón y vaqueros tocada con el inequívoco sello, no sólo de las aguas y las brisas de ese mar de ‘Entre Tierras’, sino, especialmente, por los brutales “Jodie Cash Fingers”.



 Tras el instrumental de “surf rock” se lanzaron a los doce temas y tres bises que conformarían la presentación ante un público, amigos, colegas de profesión y admiradores; que atestaron la sala. Un lleno que, si bien unos instantes antes, coreaban junto a ‘Chele’ el nombre de la banda para que ascendiera al escenario, se aunó de nuevo en una calurosa ovación cuando ‘Jodie’, vocal y fundadora del proyecto, apareció en escena. Sonriente y emocionada, como el resto de la banda, por encontrarse tan bien arropada por las gentes de su ciudad, no por ello despreciando al resto de su público de esa tierra de conejos que abraza la suya o las de allende la cadena fronteriza “Ilene os” (Montes de Luna), por las que han estado de gira. Bien al contrario, conmovidos por el entusiasmo límpido de ese respetable volcado y ansioso de su música y de ellos mismos, como músicos y personas. 



Con ilustres sorpresas, no sólo las que ascenderían al entablado, sino expectantes colegas como Igini Tellez Ibáñez y Kike Barbero de “Malvecino, el reconocido Alfonso Cito o David Lou, compositor del tema que da título al larga duración “Rollin' Swingin” y otros tantos convertidos en acérrimos y descontrolados rockeros al son de “Old devil”, “Lips Tatoo”, “Call me the breeze”, “Don’t let me go” y “Sunday morning”. Tras la cual hicieron un alto para, cómo si hiciese falta, presentarse a un público que, como la banda, rinde pleitesía a ese eterno batería, fundador de “Los Rebeldes”, llamado Moisés Sorolla “Moi”, siempre sonriente tras sus baquetas. 



Esos palos mágicos capaces de extraer unas notas a parches y platos con mucho más que autoría, con el talante de una bestia eterna e imperecedera. O, Antonio Fernández “TuanOnBass” (‘Three Colors’, ‘The Shakin Gambler’s’,‘Shake & Laü’) con la rítmica gravedad de un contrabajo volador cuyas gruesas cuerdas golpea arrancando un ritmo furioso y calenturiento digno de ese sur originario de húmedas casuchas de madera y humo cegador. Como Little John Revell (‘Madamme La Rouge’, ‘Swamp Preachers’), siempre en perfecto estado de revista, presto a dejar pasar su aliento por esas inapreciables lengüetas obligándolas a expulsar un timbre febril y cargado de un temperamento digno de encontrarse acampado frente a una fogata a la orilla del Mississippi. O al muy reconocido y nuevo fichaje de la banda, Toni del Amo, haciendo volar sus dedos por sobre las clavijas del teclado con el virtuosismo de un gran talento. 



Desde luego, Toni Espelta ‘Spelt Seed Tony’ (‘Madamme La Rouge’, ‘Swamp Preachers’), a parte de su eterno sombrero cowboy, reconocido en la letanía, el increíble arte sobre las cuerdas sean seis, doce o una sola, refleja ese sentimiento casi grabado en su barbuda expresión de quien se siente realizado en cada nota que extrae y en cada movimiento que hace. No sólo por encontrarse llevando a cabo un trabajo en el que ha tenido mucho que ver, como la mayor parte de la banda, sino, al margen de su desbordante calidad, por ese júbilo incontinente que se escapa a cada instante y que llega hasta un público mucho más que agradecido. Y, la vocal, como es habitual última en ser presentada, Jodie Papaceit “Jodie Cash” (‘The Old Weekend Band’, ‘The Randies’, ‘The Sparkies’ ‘The Shakin Gambler’s’), un derroche de fuerza increíblemente emanado de su pequeña figura. Un torrente de voz, alegría y crédito, capaz de poner un proyecto como ‘Jodie Cash Fingers’ y llevarlo, en poco más de dos años, hasta el punto donde se encuentra, con gira europea y este primer larga duración “Rollin' Swingin”. 



Aunando su incuestionable calidad oral con su más que evidente deseo de creatividad y arrastrando, no sólo a esa banda presentada e implicada por completo en el proyecto, sino, a sus propios padres, los incuestionables “Bombarderos” ‘Chele’ y ‘Estrella’, presentes ese día y en todo momento. Y a los invitados de esa noche, figuras como “Olaf Pla”, de ‘Olaf y los Bidones’ o ”Ricky Araiza” y “Richard Da Silva”, de los “Damned Hellbillies Reloated” que, tras el tema “Jolene”, con “Rocky top”, “Jackson” y “I’m waitin” convirtieron el escenario en un entablado similar al que es posible encontrar en algún recóndito y lúgubre garito donde se brinda casi exclusivamente con bourbon mezclado con Budweisser. 



Continuaron, ya de nuevo “Jodie Cash Fingers”, con “John Marston”, el descomunal “Rollin’ Swingin’” y el tema compuesto por Estrella Cabrera, madre de Jodie, “La ranchera de mi madre”. Con el que finalizaron antes de lanzarse a los obligados bises, iniciados con la intimista versión de Bob Seger, “Against the wind”, con la desgarradora voz de Jodie acompañada por Toni a la guitarra. Para continuar con “Little by Little” y acabar con su no menos increíble versión de “Rocker” de ‘AC/DC”, llevando finalmente al público hasta donde realmente anhelaban posicionarlos, exhaustos y con necesidad de más “Jodie Cash Fingers”. Reacios a abandonar esa colmada “Sala Razzmatazz 3” la cual, resignados, no dejaron hasta felicitar a cada uno de los componentes e invitados, fotografiarse con ellos, además de llevarse quien aún no lo tuviera el larga duración firmado por Jodie, Toni, John o Moi, o por los cuatro. Una noche de bluegrass, rancheras, blues, surf rock, rhythm and blues, hillbilly, soul, es decir, puro Rock and Roll de ese particular folclore casi imposible de disfrutar lejos de inconfesables antros sureños de esas tierras que componen la base de un norte perteneciente al continente que, hace más de quinientos años, dio nombre un comerciante y cosmógrafo florentino. Una noche de bluegrass, rancheras, blues, surf rock, rhythm and blues, hillbilly, soul, es decir, puro Rock and Roll que se repetirá en diciembre en Madrid, Santander, Zaragoza y Valladolid y continuará en el 2017. Con ese particular folklore casi imposible de disfrutar lejos de inconfesables antros sureños de esas tierras que componen la base de un norte perteneciente al continente que, hace más de quinientos años, dio nombre un comerciante y cosmógrafo florentino. Una fiesta por todo lo alto de la gira de presentación del primer larga duración, “Rollin’ Swingin’”, en la layetana “Sala Razzmatazz 3” de “Jodie Cash Fingers”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez

sábado, 19 de noviembre de 2016

Cat Club - 16 Toneladas

Cat Club
Sala 16 Toneladas, Valencia
19.11.2016

El sábado 19 de noviembre, en la sala 16 Toneladas de Valencia, pudimos asistir al estreno del CD "Mundo de Locos", el quinto de la formación valenciana, concretamente de Ruzafa, CAT CLUB. Y en este caso se cumplió aquel dicho del argot taurino "no hay quinto malo".

Con aproximadamente una hora de retraso y como lo bueno, dicen, se hace esperar, los músicos toman posiciones en el escenario; Lucky Martínez en la batería, dos cajas, dos platos, un bombo y como el rockabilly manda, de pie. Archie Booguie al contrabajo y por ultimo, y con su inconfundible tupe cano, Miguel Angel Escorcia portando su Gretsch naranja.

Cuatro toques de baqueta y suenan los primeros acordes de "Rockabillyland", tema que daba nombre a su anterior CD. Durante dos horas y al mas puro estilo Stray Cats, van dando forma al repertorio a los aproximadamente 300 rockers que se dieron cita, ávidos de Rock and Roll, cantando y coreando todas y cada uno de los temas.

Nos dieron la bienvenida es este "Mundo de Locos", tema que da nombre al CD y en el que han contado con excelentes colaboraciones como Carlos Segarra en el tema "Ven Mañana", Ovidi Tormo de los Zigarros en en el tema "Por ti he Sufrido", Gisela Novais en "Esto se va a quedar así", y Ariel Rot en "Amor Desordenado".

Otra colaboración es la de Candy Caramelo al piano y guitarra acústica y además es el productor del disco.


Otros temas del repertorio fueron "Rie Payaso", "Rey por un Dia", "Esclava de tu amor", "No llores por mi", "Lady Blue", "Colgada de ti misma", una espectacular versión de "Granada" y hasta se atreven con versionar al Rockabilly el éxito de los 80 de Madonna "True Blue".

No es la primera vez que versionan éxitos de otros estilos, ya le toco el turno anteriormente a Roberto Carlos e incluso a Los Panchos, consiguiendo enormes resultados.
Y como no podía ser de otra manera, terminaron la noche de Rockabilly con "Rock This Town" y "Jeanie, Jeanie, Jeanie", temas de Stray Cats de quienes han recibido la inspiración.
Un grandísimo concierto, la palabra que mejor lo define sin duda.
El publico se marcha, algunos con CD´s, otros con camisetas del grupo, esperando la próxima fecha para poder disfrutar de los temas de CAT CLUB.

Texto y fotografías: Manuel Samaniego




viernes, 18 de noviembre de 2016

La Hora del Té - Sala Matisse

La Hora del Té
Sala Matisse - Valencia

Mientras esperaba para ver a Docto Divago en la Sala Wah-Wah pasé a la Sala Matisse a curiosear, estaban empezando La Hora del Té, banda valenciana que no conocía pero a la que acabé no solo conociendo, sino encantado de oírla por primera vez, acto seguido me felicité por mi manía de curiosear.

La Hora del Té son cinco jóvenes sobradamente preparados para hacer música y hacerla muy bien; Adrián es voz, armónica y guitarra acústica, este último instrumento es la base de todas las canciones que se oyeron esa noche, base para el Folk Rock tan exquisito que hacen.


Alejandro es el bajista, Pau el baterista, Pablo el saxofonista y por último pero no menos importante Juan, guitarra que me dejó atónito por su distinción al tocarla y su aptitud en el escenario, ¿A que guitarrista se le caen dos veces las gafas por el éxtasis del momento? No sin antes apartarlas con el pie para no pisarlas, claro está.

Sweet Holland fue el comienzo, seguida de Close to you y Tea Time, aquí ya me tenían atrapado, atrapado en este maravilloso mundo de melodías, ritmos y armonías. 

It´s the end of the war!, Full of love, Old hippie o Son of a gun calentaron a la gente, que al igual que a mí, ya nos tenían asegurados para todo la vida.

Turning into reality y Listen Darling fueron las dos últimas y emocionantes canciones.


Hay noches que la casualidad hace que se unan la suerte y el azar para que uno no de por perdido nada en lo que a la música valenciana concierne, doy fe de que quedan muchas bandas como La Hora del Té por descubrir y si estamos list@s y atent@s, la naturaleza hará su trabajo y nosotr@s el nuestro.

Esa noche también tocaba Shinova pero de ellos ya hablaremos en otro momento.

Texto y fotografías: Iziar Kuriaki. 


Julia + Carolina Otero + Sara Ledesma - Valencia

Julia + Carolina Otero + Sara Ledesma
Espai Octubre Concerts - Valencia

Alquimia Sonora es una revista online que además monta conciertos por el simple hecho de la música; sí, es tan simple como esto ¡MÚSICA!; cuando me refiero a “simple hecho de la música” quiero decir, amor, cariño, dignidad y pasión.

Esta vez fueron tres de las mejores y más prodigiosas voces femeninas valencianas, aunque solas en esta aventura, las tres tienen su banda y son multinstrumentistas, vamos que tienen todo lo que se pueda pedir en música, calidad, presencia, profesionalidad, originalidad, clase, carácter y aptitud, con mucho, pero mucho menos, incluso con nada, algunos hombres son idolatrados en este mundo.


Comenzó esta epopeya, Julia, con su Fender Stratocaster y su voz aglutinó en estos dos actos la maravilla de la música, Alpinismo, Indica o Seahorse llenaron la sala de esencia entrañable. I wanna be your girl fue una versión con la grandeza de hacerla desde el corazón.

Julia forma parte de la banda Disolución Doméstica tocando el bajo y es que una música lo es tocando todos la palillos, que decía mi madre.


Continuó este affaire Carolina Otero, a la que ya conocía por fotografiarla con su banda The Someone Elses. Ella y yo fuimos los protagonistas de una controvertida fotografía, pero esto ya es pasado. El presente nos sitúa en el momento que con su inseparable Fender Telecaster verde (que curioso la Strato de julia también era verde) suenan los acordes de Daphne Calling, Rock and Roll en estado puro; este comienzo me hizo recordar los anteriores concierto en los que me lo pasé tan bien y no iba éste a ser menos.



Con Dani acompañándola a la batería, el aroma entrañable del Rock se convirtió en la única forma de entender lo que allí estaba pasando, Dead, Out Loud, The Dream of You, me hacían cada vez más fan y con The Call  la energía que durante todo el concierto estuvo en el ambiente se convirtió en la fuerza de la vida. En fin, muy fan de Carolina.

Para redondear esta relación músico-amorosa (es lo que me pasas a mí cuando voy a un concierto) Sara Ledesma, ya la había fotografiado en la sala Wah-Wah, creo recordar que también tocaban Luna y panorama de los insectos- pedazo de banda-,  ya me sorprendió su espectacular voz.

Sara es componente de Loplop banda castellonense con la que comparte voz y composiciones.

El ukelele es su primer arma para regalarnos No Flowers y Control, con estas dos canciones nos mete de lleno en el ambiente intimista que ella desea.



Su segundo arma es la guitarra acústica, Travel in the night y We demuestran que la calidez de su voz conjuntamente con su instrumento se sueldan para dar forma al indie pop acústico con que el ella esta muy cómoda y nosotr@s también, mucho también.

¿Y cómo despedirse de un público entregado? Sin grandes excentricidades faraónicas, simplemente Goodbye, última de las canciones de Sara con que disfruté de esta tarde.

Julia, Carolina y Sara son tres mujeres que hacen música con las que me deleite la tarde del viernes, aunque cortas las tres actuaciones, fueron profundas y apasionantes. Muchas gracias a las tres.

Texto y fotos: Iziar Kuriaki. 

La Banda Trapera del Rio + El Legado + Dilemia - Salamandra

La Banda Trapera del Rio + El Legado + Dilemia
Sala Salamandra - L´Hospitalet (Bcn)


El avieso culpable de la procaz autarquía que subyuga hoy día casi por completo la península, el Séptimo Monte, la Blanca, las islas de los Honderos y las de los Guanches, llevaba poco más de un año criando malvas cuando, un puñado de ribereños del torrente lóbrego, elevaron sus voces para emitir un análisis aparentemente burdo e incluso soez. Al son de una música, entonces aún sin categorizar, que, no sólo describía la mísera sociedad del lugar, sino del resto del desvalijado territorio. Aquel grupo de desarrapados, en nombre de su propia juventud, el deseo de diversión y, desde luego, la visión de una empobrecida sociedad pacata y sometida, decidió describir su entorno al mundo entero. Cuatro guerreros al más puro estilo de aquellos que compartieron cuna con el que dio nombre a su ciudad y que pertenecía a la “gens Cornelia” o “Clan del Hombre de cuerno”; soldados y mandatarios sugestionados por una supuesta invulnerabilidad a las flechas; se autoconvencieron de tener una piel especialmente dura y rugosa y se manifestaron de la única forma que vieron posible, ascendiendo a los escenarios. Entablados, si es que se les podía llamar de esa manera, en los que organizaban su lucha fratricida que, en la mayoría de las ocasiones, acababa en auténticas batallas campales. En guerras que, pasadas cuatro décadas, se han convertido en lema, principios y erudición de una sabiduría extraída de la realidad, de aquellas cloacas donde, únicamente, las ratas podían, no sólo sobrevivir, sino, además, como ellos, dar lecciones de vida. Y analizar con un vocabulario, a priori, tosco y escaso, no sólo la situación de aquellos años, sino la del día a día que les ha llevado a celebrar su cuarenta aniversario.


 Entonces hablaban de falsas comodidades repartidas entre el barro, hoy, en realidad, hablan de las mismas falacias revertidas de asfalto, tecnología y una edulcorada apática sociedad del bienestar. Con el mismo talante de entonces y con la evidencia del dolor causado por puntas huecas más dañinas que las flechas, las últimas ratas, ya con pelaje cano pero aún con recios incisivos, han decidido volver a roer la siempre recia corteza de la realidad. Y, el pasado dieciocho de noviembre, en la veinteañera Sala Salamandra, en la paisana ciudad de aguas lóbregas compartidas, “La Banda Trapera del Río” inició la mini-gira de su cuarenta aniversario. Acompañada por, “Dilemia”, otra banda coterránea tomada por la simplicidad del guerrero, ese día a día entre barro y cervezas. Y por los ceretanos “El Legado”, con una década menos de existencia, pero con la misma ferocidad y necesidad de sublevación de hace treinta años. Una insurrección que, “Dilemia”, los primeros en ascender al escenario dando inicio a la fiesta conmemorativa, inauguraron con su rock palurdo, como ellos mismos autodenominan a su estilo. 





Alberto, voz y guitarra rítmica; Fernando, guitarra solista; Jimi, bajo; y Pablo, batería, prorrumpieron con “Devil”, el primero de los once temas de su repertorio ante una sala poco menos que medio llena. “Contrabando”, “Litros de bares”, “Anónimo” o “Cambio climático” mostraron el talante del grupo, capaz de narrar las desdichas de una sociedad que da un valor al individuo menor que el de un número, esos seres que moran en las ciudades y a los que, casi, se les recrimina tener sentimientos y, lo que es peor, mostrarlos. “¿Dónde vas?”, “Noche extraña”, “Tragos primitivos”, “Quatreros”, “Keep on rockin” y “Metralleta” secundaron esa herencia ‘Trapera’ que, ellos mismos, se enorgullecen en desvelar. No sólo por las anécdotas contadas por Alberto, en sus muchas interacciones con el público, sino por su misma apostura y, en cierto modo, su propio estilo. El de “Dilemia”, agasajados, por un respetable que ya sobrepasaba la media entrada y por el hecho de principiar el memorable retorno y, quizá, consecución de una banda, “La Banda Trapera del Río”, que ha hecho mucho más que historia, casi la ha roturado con su carácter denostado. Y, para vilipendiar, los siguientes, con su particular Metal-Punk, “El Legado”.





 Julen, voz; Quique, guitarra; Ricard, bajo; “K the King”, batería; y Dani, guitarra; siempre bajo la sombra de unos presentes dólmenes arrancaron su eterna sublevación con el tema “Tu verdad”. Provocando de ipso facto la ubicación del respetable, que ya casi llenaba la sala, con su inconfundible rock combativo, “Asco y pena”, “Zippo y gasolina”, “Tan cerca, tan lejos”, “Pisa fuerte” y “Chasis rígido y por comarcales”, mostraban esa lucha interior que lleva a cada persona, en ocasiones, a convertirse en su único enemigo, confundido y, a veces, vencido por unas incomprensibles razones y formas sociales. “Bandera negra”, “Les venciste”, “Con ánimo de ofender”, “Sucia canción de amor” y “Burning for you” parecían que iban a dejar exhaustos a “El Legado”, sin embargo, aunque ya sólo quedaban tres temas de su repertorio, habrían podido tocar toda la noche porque, treinta años no son nada. Como demostrarían, no sólo en “Calabozo 7359”, sino en la desmedida velocidad del “Sonic Reducer” de los ‘Dead Boys’ y en el último “PUB”, con el que pusieron punto final a su aportación a una noche tan especial. La de la vuelta de “La Banda Trapera del Río”, la de la conmemoración de un lejano concierto en aquel año de mil novecientos setenta y seis cuando, si quiera ellos, eran capaces de asimilar lo que estaba ocurriendo. Como, esa misma noche, frente a una sala repleta y que, hoy en día sorprendentemente, relegó las molestas grabaciones de móviles, salvo algún que otro muy ocasional, y disfrutó de la leyenda y, quien sabe, si del futuro de “La Trapera”.



 Miguel Ángel Sánchez ‘Morfi Grei’; Jordi Pujades ‘El subidas’, bajo; dos guitarras adiestradas por el siempre presente Modesto Agriarte “Tío Modes” o “El Metralleta”, Betty Love y Raúl Pulido, hijo del no menos concurrente Raf Pulido; cuyo lugar ha ocupado un “Subterranean Kids” Carlos Buira ‘Bolo’ y el incombustible Fosy Rock, también a la guitarra. La ovación, una vez ascendieron al entablado y comenzaron a sonar las notas del primero de los dieciocho temas del ‘setlist’, “La Regla”, estuvo a punto de hacer caer la sala, sostenida por el frenesí y la emoción de unos seguidores, con una amplia franja de edad, y, desde luego, por ese inicio inmortal de su directo a los cojones. Volvieron a pegar fuego al sistema tocando de forma indecente, “Joven, viejo joven”, “Confusión”, “No dais la cara”, “Juventud tatuada” y “Venid a las cloacas”, dejando claro que “La Trapera” está muy viva con ese apoyo volador de las seis cuerdas de Fosy, la sostenibilidad de Betty con su colorida guitarra, el ya no sorprendente pero sí increíble manejo de la Gibson del “Tío Modes” de Raúl. La cadencia del incuestionable “Bolo” en la que se apoya una de las dos ratas eternas, “El Subidas” con sus cuatro cuerdas y el berreante, que no cantante, “Morfi Grei”.



 Como siempre cual si estuviera tras un megáfono encabezando una manifestación lanzando indiscutibles lemas, “Misógino”, “Aluminosis corporal”, “Comix y cigarrillos”, “Eunucos Mentales” y “Yonky Palace”, llevaron hasta una pequeña pausa donde, uno de los tantos asistentes reconocidos dentro del mundo de la música, Miguel Alférez, batería original de “Decibelios”, agradeció emocionado el trabajo de “La Trapera” e, incluso, desveló que mucha de la culpa de su dedicación a la batería y la música había sido debido a ellos. A esas alturas, tanto la sala, el mismo público, en su mayoría ataviado como en aquellos años ochenta y, desde luego, “La Trapera”, habían traspasado las barreras del tiempo trasladándose hasta aquella década donde “Nacido del polvo de un borracho”, no pudo ser censurado. 



El respetable, ya sin respetabilidad, totalmente tomado por el espíritu de “La Trapera”, que acojonaría a decrépitos y viejos oligofrénicos, coreaba con libertad un “Padre nuestro” que hoy en día, únicamente, pueden espetar ellos. O un “Nos gusta cagarnos en la sociedad” y, desde luego, al margen de esa libertad, llegados a “Curriqui de barrio” y “Ciutat podrida”, asaltaron con libertad el escenario como, algunos, rememorando pasados conciertos donde el mucho más que el porro nuestro de cada día creaba auténticas fiestas de música y denuncia social. Julen, de “El Legado”, después de haber cantado un tema y besado finalmente a su gran amigo “Morfi Grei”, observaba desde la sombra como llegaban a los dos últimos temas, “Monopatín” y “Dosis”, la que evidenciaba el espejismo de una piel resistente a las flechas pero no a las puntas huecas. Y a un público que, aun completamente empapado en sudor e incapaz de detener sus cuerdas vocales y sus extremidades, no podía asimilar que había trascurrido el tiempo y el concierto había llegado a su fin. 



“La Banda Trapera del Río” había acabado su inaugural concierto de la mini-gira conmemorativa de cuarenta años de escenarios y, como siempre, con un lleno total que iba a ser difícil de desalojar y no porque, como en algún pasado, hubiese habido hostias dadas y recibidas. Sino porque, un vez más, ese grupo de desarrapados, en nombre de los jóvenes que fueron y los que lo son hoy en día, del imperecedero deseo de diversión y, desde luego, de la visión de una pasada y actual empobrecida sociedad pacata y sometida, revolucionó por completo sus voluntades. Un ánimo rendido al conciertazo que acababan de vivir en la Sala Salamandra con “Dilemia”, “El Legado” y, desde luego, con esas ratas de cloacas cuya música finalmente fue categorizada por “Morfi Grei”, - ¡Ni punk, ni pollas, “La Banda Trapera del Río”!

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Lucas Korneyá y Manuel Alférez


viernes, 11 de noviembre de 2016

Donuts Hole + Overdry + MorphiuM - Boveda

Donuts Hole + Overdry + MorphiuM
Sala Boveda - Bcn


El oído es un órgano y un sentido en el que se apoya nuestro equilibrio, para algunos, esa estabilidad se pierde dependiendo del tipo de sonido que les llegue. No así las plantas, éstas, desde luego, no pueden perder el equilibrio, sin embargo pueden asimilar los sonidos como un estimulante de crecimiento o fertilización. Según algunos estudios científicos la música es uno de esos sonidos capaces de incrementar el nacimiento de hojas e incluso el incremento acelerado, el rock & roll y el reggaetón provocaban ese rápido desarrollo. Sin embargo, la música clásica, el heavy metal y el death metal, inducen un aprovechamiento mayor de la energía llevando a la planta a una frondosidad en la que apoyar su crecimiento natural. Esto es, aquel sonido que a algunos hace perder el equilibrio, en realidad, no es más que una negligencia musical cargada de prejuicios y, sobre todo, incomprensión. Especialmente con el género death metal y brutal death metal, reservado a un reducido grupo, cada día mayor, de incomprendidos melómanos que, en gran medida, el pasado once de noviembre, se dieron cita en la inmiscuida Sala Bóveda de la siempre layetana ciudad, en colaboración con “PlyGrind Studio”, “HCXHC” organización metal-hardcore sin ánimo de lucro que recauda fondos para la lucha contra el cáncer y “Tatoo Freaks Castelldefels”. Donde pudieron disfrutar de tres bandas capaces de hacer crecer hasta la planta más seca con su tralla, fuerza y carácter musical, “Donuts Hole”, “Overdry” y “Morphium”. Y, qué mejor ejemplo de la fecundidad provocada por ese género musical que, precisamente, la presentación por parte de los tres grupos de un último y recién estrenado trabajo que, no hay duda, provocara a sus seguidores un incremento de su energía. Ánimo y brío que dio comienzo con la noche de manos de “MorphiuM”





 Alex Bace, voz; David García, guitarra de ocho cuerdas; Eugeni Qod, bajo; James Lamb, guitarra; y Mori Codax, batería; los de “entre el Undarios” (río Oñar) comenzaron su brutal metal extremo y melódico con “Away from myself”, primero de ocho temas de los doce que conforman su último trabajo “The Blackout” llamado a codearse entre los mejores de su género. Comenzaron a derrumbar y llenar de ímpetu la sala con los fulminantes golpeos de los parches de Mori, marcando una aceleradísima cadencia seguida y enriquecida a la perfección por el bajo de Eugen, sin dejar de saltar y moverse por sobre el entablado, como si se encontrara batallando con espectros venidos del más allá. De un más lejos que ha encarnado a David, un ente capaz de rasgar ocho cuerdas enriqueciendo con sus punteos un sonido al que se ha adaptado a la perfección, James, completamente poseído por esa pátina negra tan propia del grupo que le hace arrancar el sonido perfecto a su guitarra.



 En impecable armonía, él y todos, con los roncos y ágiles movimientos de Álex, expresando guturalmente la desproporcionada potencia de cada uno d sus temas, “Victim of your shame”, “Point of no return” , “You’d rather be blind”, “Made of scars”, “All you are” y “What lies behind words” con el que terminaron de abrir los ojos de un público, alguno sorprendido por lo inesperado, la mayoría, absolutamente cargados de energía aún descargada por la constante interactuación e invitación a participar de la brutalidad por parte de Álex. Yendo incluso a caminar por sobre la barra, sorteando vasos y botellas, mientras el resto del grupo se mantiene apisonando el escenario. Hasta llegar al último tema, “The Blakcout Outro”, el apagón con el que terminaron de arrasar la sala con un directo que, además de insuflar energía en el hálito de los presentes cual si fuesen plantas, únicamente pueden ponerlo en práctica, “MorphiuM”. Un sueño atormentador que, lejos de constituir una pesadilla es una dosis inhumada contra el dolor y un mefistofélico reconstituyente contra la apatía. Estado que, desde luego, no sólo el respetable estaba lejos de sufrir, aún con sus cuerpos y mentes tomados por la fuerza de “MorphiuM”, sino, tampoco, los descomunales “Overdry”, siguientes en repartir tralla vivificadora de groove metal y nu metal.



 Alberto Díaz, vocal; Markos “Sr. Bio-K”, guitarra; Pablo Primoy, bajo; Kike Henry “Gypsy”, guitarra; y Fran Santamaría, batería; procedentes de aquella Xera árida que en un tiempo fue divisoria, con su último trabajo “El oscuro reino del verso”, ascendieron al escenario para inyectar diez vacunas de pura adrenalina, ocho completamente nuevas. La primera, cien mililitros de “Quimera” con riffs y machaque de bombos a destajo que insuflaron mucho más que una descarga llevada a menos, inicialmente, con el segundo tema, elegido para dar nombre a su nuevo álbum, “El oscuro reino del verso”. De ahí en adelante, “Extinción”, “Algo más que mentiras”, “Solo”, “La misión” y “Me Confieso”, frente a un público que, primero de forma taimada y esporádica, finalmente se dejó llevar en su mayoría y comenzó a bailar mosh como si quisieran echar a bajo el suelo y arribar a las entrañas de la tierra. 





Contagiados por el empuje, la rabia y la fuerza del enorme Alberto lanzando sus desgarrados y crudos growls al son de los retos guitarrísticos de Markos y Kike, acompasados por las cuatro cuerdas de Pablo como unión al machaque infernal de los parches de Fran. “Hoy como ayer”, “Ciudad de barro” y, finalmente, un cover de “Biohazard”, “Punishment”, con el azote característico de ésta banda. Cuya furia, no sólo, afortunadamente, parece no tener fin, sino que aumenta con cada uno de sus nuevos trabajos y, para muestra, un público que, una vez más, acabó exhausto pero necesitado de muchas más dosis de ese directo atronador de “Overdry”. Distinto, pero igualmente cañero, el de los siguientes en tomar el entablado, “Donuts Hole”, anfitriones y organizadores del concierto.



 Ariel Placenti, voz; Gun Sato, guitarra; Marco Alejandro Papiz, guitarra; Sergio Morales, bajo; Sebastián AG González, batería. También portan bajo el brazo su último trabajo, “En cada hogar”, con el mismo estilo de metal alternativo con toques de trash, groove y death con el que han conseguido llenar las salas. Tras la “Intro”, comenzaron con uno de los seis nuevos temas, “Lejos del Alba”, iniciado con la voz growl de Axel, ‘Despiértame’ a la que le siguen guitarras, batería y bajo rompiendo la montanea expectativa quietud de un público que comienza a mover la cabeza antes de romper la cintura doblándola al ritmo del tema. “Mi lado dominante de mí”, otro de los nuevos temas, “Días en la orilla”, “Enséñame”, “Bajo la piel” y “La verdad”, con éste último y su inicial riff el público ya estaba perdido, completamente poseído por la realidad energética del vacío del círculo.



 Esa inexistencia palpable creada por unas guitarras, las de Marco y Gun, rasgando las cuerdas con la profusión de la destreza y la incoherencia del sentido ávido y vívido, parapetados por los cuatro alambres de Sergio, aún más impalpablemente presente como indispensable puente con la distorsionada cadencia del muro atronador de la batería de Sebastián, por encima de los cuales se eleva la grave voz de un Axel que, interactuando sin cesar con el público y tras el sorteo del tatuaje de regalo de  uno de los colaboradores, “Tatoo Freaks Castelldefels”, presentó otro de los nuevos temas, “Lo que nació en nosotros”. Antes de invitar a compartir escenario y cantar otro de los nuevos temas, “Todxs somos parte”, al vocal del grupo de metalcore-hardcore, ‘Far from Oniria’, “Andy N Sanity”. Iniciado con algo de descontrol ante un público, como el grupo, más atento a la ocasional incorporación, unos segundos rotos por Axel que dio comienzo con el duelo de voces, suplidas por los duelos de las guitarras, hasta acabar en el amasijo final de voces y notas revitalizando aún más al público que, agradecido, aplaudió y vitoreo al invitado antes de descender del entablado. 



“Nos sobra el tiempo” “Quiero ser” y, como punto final, “Dos menos en el frente”, llevaron a la layetana banda y su público hasta ese final apoteósico donde, una vez más, ni músicos ni público, deseaban silenciar los instrumentos, aun cuando Gun, se vio privado de ese final, disfrutado frente al escenario, por un fallo de su amplificador. “Donut Hole” dio ese último aporte energético, mostrando una vez más, cuán desconocido es el mundo de la música para una ingente mayoría cargada de prejuicios y terquedad. Afortunadamente la ciencia siempre está ahí para constatar hechos indiscutibles, como incontestable son, no sólo una sala, “Sala Bóveda”, bregada en la exposición de descubrimientos y evidencias, sino, además, unas bandas incombustibles, cargadas de rabia, fuerza y mala hostia convertida en sonidos que estimulan el crecimiento, la fertilización y, desde luego, una descarga de adrenalina que lleva a una fiesta inenarrable, “Donuts Hole”, “Overdry” y “MorphiuM”

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez