domingo, 30 de diciembre de 2018

The Globo Collective - La Fábrica de Hielo

The Globo Collective
La Fábrica de Hielo - Valencia


The Globo Collective es una familia musical internacional formada en Valencia en 2011 que viaja por todas partes conociendo y encontrando nuev@s artistas con los que colaborar, así reza la información de su red social y así es como yo los vi.

En esta ocasión iba a La Fábrica de Hielo porque mi hermana quería ver a esta banda y me dijo: “Vente que te van a gustar, hacen música de fusión Reggae, Rumba, Afrobeat o como ellos lo llaman, “Fusión Buenrollera Psicodélica” y cuando mi hermana mayor dice esto, es mejor no llevarle la contraria.

Estos artistas, se evaden de la existencia penosa y oscura por la abertura afable de su arte y como en su obra, viven todo ese mundo recóndito que anhelan vivir y no tienen cabida en la prosaica existencia de su entorno, por eso, Elio guitarra y voz, Fran a los teclados y Joao a la percusión se sumergen en la música para humanizarla y dulcificarla.



Son las 13h y poco, es la hora de una birra tostada así que me voy a la barra y pido dos, una para mi hermana Maribel y otra para mí, en ese momento suena Los Tres del Salón, primera de las canciones del repertorio armónico callejero que vamos a escuchar este medio día; con una guitarra pequeña convertida en un tres cubano y tocada con slide, una descarga entusiasta hace que mis oídos se activen y enardezcan para la segunda canción, una versión de Santana, Jingo.

Attic Night, es una historia que debe suceder en el Attic bar de Bristol, ciudad al sudoeste de Inglaterra donde vive actualmente Elio, un Reggae-Rumba de fuerza tonificadora. Y es que residiendo Elio donde reside no me extraña que le haya puesto a la siguiente canción, Al Solet.


La veneración a la existencia de todas las personas, animales, vegetales o cosas, da como resultado Como me gusta, un servidor cierra los ojos y se va de juerga. La versión de Lágrimas Negras, una canción de los cubanos “Trio Matamoros” compuesta por Miguel de apellido igual que el nombre del terceto antes nombrado, es un recorrido legendario para que el tema lo hagan como más les guste.

Decía Goethe, “es preciso actuar”, con Para Beber mi corazón está en esa parte del mundo donde el agua es una necesidad básica e importante, aquí no sabemos lo que es la carencia de ella.

Uh lala! esse amor não vai morrer” Deixa, es una versión de Da Lata, banda brasileña afincada en Londres. The Globo Collective la convierte en un Reggae, esta colectividad de músicos hace un cuadro alegre a la concordia, nos contagian sentimientos, sensaciones, pasiones y ternura en cada una de las canciones que están haciendo, sus ritmos multicolores se materializan en armónica realidad.


Después de una fiesta de maravillosa magnificencia etílica, viene el dolor de cabeza, las náuseas, los mareos, los temblores, la fatiga y los calambres musculares, esto se llama Ressaca Brutal, última de las canciones que vamos a escuchar hoy. Simetría maravillosa la de estos tres músicos, me lo pasé genial. Por cierto, tienen un CD que se llama Compilation 2011-2015 por si queréis buscarlo.

Me tocan por detrás y es Jose Celda, cantante de Radio Kaos y una persona extraordinaria, con él y su amiga hemos estado disfrutando de este pedazo de concierto, ya lo decía Jim Morrison, “me interesa cualquier cosa que tenga que ver con las revueltas, el desorden y el Kaos.  

Texto y fotografías: Iziar Kuriaki.



sábado, 29 de diciembre de 2018

Los de Marras - Sala Salamandra

Los de Marras
Sala Salamandra - L´Hospitalet de Llob.


La adversidad comienza desde el momento que, una vez nacidos, golpean nuestras nalgas para dejar de ser pez y convertirnos en humanos. Esa inicial aspiración que abre los pulmones es el primer revés que da la vida, la iniciática llamada de atención en la cual es posible entrever que, esto, vivir, no va a ser especialmente fácil. Una dificultad acrecentada para más del noventa y cinco por ciento de la población que, afortunadamente, echa mano del desenfado y, hasta cierto punto, frivoliza con la realidad. A veces con una sonrisa pintada en la cara y unas grandes zapatones, otras narrando en clave de sátira la cotidianidad y, algunas, convirtiendo en poesía la crudeza al son de ritmos que enaltecen el ser, necesitado de instantes de ficticia rebelión. Revueltas y muestras de realidad repletas de denuncia en las que son expertos los trovadores procedentes de la siempre ciudad Edetana, que recalaron el pasado día veintinueve de diciembre en la Sala Salamandra, situada en aquellas tierras junto a la ciudad Layetana cuya población creció alrededor de una Torre Blanca, “Los de Marras”.



Agustín Crespo, voz; Iñaki Alonso, guitarra; Daniel Añó, bajo; Nelo Vidal y Daniel Guerrero (Warrior), guitarras y voces; y Pau Doménech, batería; iniciaron el repertorio de veinticinco temas con, quizá, el que mejor les representa a ellos, su carácter y ese Guarrock que les ha llevado a estar más de veinte años sobre los escenarios, “Poeta”. Esa oda al rapsoda perseguido por ese cinco por ciento incapaz de entender y, aún menos, permitir ese mensaje deliberado, fue la que inició la chispa de un público, en su mayoría, víctimas y protagonistas de lo que narran sus letras. Como la siguiente “De qué se ríe”, con la que, aún estudiantes y obreros poniendo los puntos sobre las íes, denuncian la risa sardónica del Ministro que, a buen seguro, está puesto de “Hierbagüena” aunque apoye campañas con el lema “qué mala es la droga” cuando, y ahí son conscientes, hasta ese maldito cinco por ciento, ha debido gritar un agónico “Escápate”.



 Porque, tanto público, rendido a Los de Marras, como ellos, condenan la execrable sangre que nutre infames recuerdos, evocaciones, bien distintas a las de “Cuesta abajo”, donde la crudeza de cualquier enfermedad, concretando en la detestable del cáncer, impensablemente aún resistente a la medicina, hace aparecer el auténtico ser entrañable y sacrificado que, casi todos, llevamos dentro. Para pasar a otra lucha, a ese otro ente que exhala la necesidad y que nos puede convertir en “Diosa de la noche” e intentar esquivar esa “Medolía” que convierte a los hijos en carne de cañón, porque los pilares se tambalean y hay que hacer “Malabares” para no ahogarse en los bares porque, igualmente que ese público que corea y canta cada una de las letras, están “Rotos”, sus sueños son juguetes rotos que empujan a preguntarse “Ser o no ser” y si realmente son el “Futuro”.



 Cuando el “Vivir es +” que respirar, es notar que un sueño aprieta y esperar que no nos lleve a ese “Ahora” donde hay un reloj que va al revés y en los ojos hay un túnel sin final que te deja malherido en un “Cada día”, que en ocasiones, es positivo y te deja “Revolviendo” y empezando de nuevo, volviendo a creer en el “Compadre”, recorriendo juntos el desierto con una cerveza y dos canutos. Pensando que es posible dejar de ser “Superinferiores” cuando los pueblos que luchan en guerra se maten a besos, pero su corazón “Arde” a fuego lento en cada canción porque no se pueden acostumbrar a andar al lado fácil de vida. Realistas aunque idealistas creyendo que llegará tarde o temprano el “Despertar” de los sin voz, muchos de ellos entre su público, detectables porque jalean casi roncos lo “Perdido”, lo extraviado y no precisamente mi verso o mi musa, sino mi voz.





 Y, como el resto, no cejar ni por un segundo de mostrar su fascinación a Los de Marras gritando sin vocalizar, “Pasión por ti” cual enamorado que desea de su enamorada ser virus en su sangre y estar siempre “A tu vera”. Al son de ese ritmo único que crea el público de Los de Marras, que a muchos puede parecer “Ruido” pero que ellos celebran cual orgasmo brindado a esa gente que les mira, cual “Sexo” en la calle o en cualquier jardín porque siempre es “Hoy”, esa noche, cualquier noche o día con Los de Marras, siempre te levantas de puta madre. Flipando con el cielo y sus colores, consiguen con su música a la que, esa noche, pusieron fin con ese tema, que te sientas aún mejor echando unas birritas y poniéndote a divagar que, a pesar de tanta mierda, aún estamos vivos “pa’gritar” que una vez más el concierto estuvo de puta madre, flipando como siempre con Los de Marras.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alferez

Crim - Razzmatazz

CRIM
Razzmatazz 2 - Bcn

Coche, carretera y radio, la música en pendrive. ¿Te acuerdas cuando poníamos cassetes? Debo tener una caja llena de cintas grabadas con un trozo de celo en la pestaña. ¿Por qué? Si nunca más podré escucharlas. Cosas de abuelos… Hoy tocan los Crim en el Zeleste. Voy con ganas de vaciar la rabia acumulada de años de no luchar por nada. De un tiempo a esta parte, todo vuelve a arder. Parece que la gente empieza a despertar de la droga llamada bienestar. Siempre me han dado miedo las drogas, vi demasiados héroes sepultados por el caballo en su día… Cosas de abuelos. ¿Será verdad que la gente que viene detrás ha despertado? ¿Crecerá una juventud con ganas de cambiarlo todo y sin miedo como en los ochenta? ¿Serán tan imbéciles de creerse superiores a las drogas, como fuimos nosotros, o ya habrán aprendido a no caer en las trampas del estado? Muchas preguntas para pocas neuronas, me estoy dando mucho asco, subo la música, suenan los Cica: “Vivo muy deprisa, no lo puedo evitar… nunca encontraré la tranquilidad. Muero muy despacio, yo no quiero vivir, muero muy despacio, no lo puedo evitar…” Paso la canción, ¡hoy tocan los Crim! “I avui fa bon dia, canten els ocells, cançons de mentida, fan volar la ment.” Aparco, pero me llevo el último tema rebotando en el hueco de mi cabeza “em fa mal el pit tatuat, amb verí caducat. Em fa por que ja no hi siguis, em fa por despertar!” Al fin llego… joder, ¿ahora lo llaman Razzmatazz?



Gente, mucha gente en los alrededores, sangre nueva, les brilla la mirada, no lo puedo evitar, soy incapaz de borrar mi sonrisa estúpida. Pinta bien la cosa. Un tio grita “Compro entradas” justo al entrar en el callejón. Han llenado, de puta madre. Subo las escaleras, todo está igual que hace casi treinta años. Hoy no me miraré al espejo, hoy tengo veinte años.
Tocan los teloneros, casi toda la gente espera fuera. Es el momento de hidratarse, después va  a ser más difícil. Una birra, dos y ya casi no se cabe. ¡Cagüentodo! Hoy hubiéramos petado el Sant Jordi.



Cuatro sombras se intuyen detrás de la niebla y por fin arranca todo. Suena como un trueno, las luces una puta mierda, pero suena como a mí me gusta. La voz bien fuerte. “Se que ens trobarem i no cal dissimular, triarem camins que sempre es creuen”. Apuro el último trago, aún estoy a tiempo de arramblar con otra. Tengo suerte, me separo un poco de la barra, esto ya no va a parar. “Gràcies per tot, per fer-me tan especial. Un cop de puny, cop al present. No hi ha futur… junts caminem contracorrent.”



 Esto ya resuena, se empiezan a ver los primeros pogos, al paso de los focos. Llega el primer gran momento “Benvingut enemic, benvingut al fracàs. Un gust per mi sentir un monstre plorar!!!”. Todos gritan la letra, les va la vida en ello. Una chica desbocada, sin mirar, le da un manotazo a mi cerveza y sale volando… ¡A tomar por culo! Me mira, parece asustada, en ese momento acaba la canción. Me acerco y le digo al oído – Tranqui, no tengas miedo, no soy muy malo, solo soy feo. Y sin esperar respuesta me voy colando hacia adelante. ¡Hoy tengo veinte años!. “Se que la vida pot ser intensa, quan esquives els problemas, enganyant-te a tu mateix” ¡¡¡Venga ya estoy dentro del pogo!!! “Els que obliden és condemnen, els que aplaudeien es lamenten. No me’n pensó oblidar, les llàgrimes d’Octubre al terra”.



 Todo va muy rápido, muy, muy rápido “Si jo sóc daltònic, vosaltres sou sords” Esto no para de subir, ¡¡¡Gaaaaaasssss!!! “I és tard, és tard, la seva llei un càncer terminal. Foscor, a l’ombra dels que és posen cara al sol” ¡¡¡Sigue creciendo!!! “Atentament: te’n pots anar a la merda! Mediocres sense vida riu avall” ¡¡¡La Hostia!!! “A la merda, molts arreveures que nomes volen jutjar un somiador a la banqueta.” ¡¡¡Llegamos a la cima!!! “Va com va, el jutjat t’ha pres la clau. I a la nit al fred li importes una merda.” “Salfumant a una ferida mortal, clase mitja triant llenties entre pedres” “¡Tens dret a morir sol al carrer!” Bancos de mierda, Corleones con corbata. De verdad (“De debò!”) Consigo moverme hacia un lateral, darme un poquito de tregua ¡cabrones! me vais a matar… 



En nada ya estamos otra vez. O tocáis alguna que no sepa o llamáis una ambulancia. ¡Tengo veinte años! “Vols dir que no t’han mentit, entre llums i decorats? Van cremar vius els interrogants. On està el manament que permet abusar d’infants?”. Empiezo a sentir el gusto de la sangre en mi garganta. Todo sigue creciendo. ¿¡Pero no habíamos llegado ya a la cima?! Da igual entra la siguiente y ya hecho a volar. “Unes putes cadenes eternes, les que forja el benestar que de merda en fa ideals.” Un tio pasa volando por encima de mi cabeza, aupado por la peña… ¿Ande vas? ¡¡¡Desustanciao!!! Giro la cabeza y tropiezo con otro loco como yo, nos miramos y a grito pelado nos soltamos “Les guillotines fa molt que están rovellades… Potser és temps de cridar: Flames contra el cel!”.



Hoy hay que aprovechar para dejar limpia la Zarzuela de parásitos. ¡Joder! Empieza la recta final. “Vull agrair-te aquell moment, un instant brillant i cruel, que em partia en dos el cel.” “Frases d’autoajuda a la paret on abans hi havia miralls. T’ajups quan la mà passa a prop teu.” No puedo evitar gritar como los Vómito: “Mamá, le ha cortado la cabeza a papá, estaba borracho, no volvió a despertar…” Puta lacra. Y entonces suena la canción. Esta hoy la tendrían que haber prohibido, “Per que collons m’he de fer gran? Recordo aquells castells engolits per les ones del mar.” Cabrones, ¿No habíamos quedado que yo hoy tenia veinte años? Y la última igual “M’és igual el que penses d’aquest grup… ets un vell amargat!!!” Vamos a llevarnos bien o  aquí van a haber ondanadas de hostias ¡Eh! Me la suda ¡hoy tengo veinte años!



Se acaba, hora y cuarenta y cinco de energía… ya tengo ganas del siguiente.
Camino al coche voy recuperando mis cuarenta y siete tacos. Noto la espalda un poco pillada, ¿quién me ha robado los veinte años? Me pongo la capucha, ha refrescado. El coche aparcado parece que está más lejos. No tengo prisa. Me apalanco dentro, cierro los ojos, cojo aire… lo he pasado muy bien. ¡Quiero otro ya!
Los faros ya enfocan las rondas “el camino de regreso suele ser más duro…” Quiero romper el silencio, aún me pitan los oídos. Tengo una radio con Pendrive ¿Que puede fallar? Música fuerte “Ens n’hem sortit, tot s’ha acabat, tot té sentit… som al carrer i tot comença a trontollar” me quedo mudo… No habéis cantado la mejor de todas ¡¡¡Cabrones!!! Joder, lo tenéis que haber hecho muy bien, por menos han colgado gente de la torre Agbar. De hecho nadie ha protestado… pero no lo volváis a hacer. “El poble crida amb força per una oportunitat, ells porten escuts i Porres i merda dins del casc.”. 

Texto y fotografías: Boigdelamuntanya

domingo, 23 de diciembre de 2018

Disaster Jacks + Paüra + Katie M - Rocksound Bcn

Disaster Jacks + Paüra + Katie M
Rocksound Bcn


El mundo cambia muy poco a poco, lamentablemente aún se arrastran viejas formas y maneras no solo, por ejemplo, el incomprensible y mal llamado espectáculo de torturar a un animal con la ovación de miles, no de personas, sino de homicidas frustrados. O de asesinar de un tiro impunemente a un perro en mitad de la calle, o esa necesidad de subrayar el lugar en la sociedad de la mujer cuando, ya hace mucho tiempo, no debería ser necesario, si quiera, como ocurre con el hombre, acentuar nada más allá de sus logros. Lastres que, cual globo aerostático, paulatinamente se van lanzando gracias a la lucha y la defensa, aquí sí, de miles de personas que, en su mayoría, está legando esas formas en las nuevas generaciones. Esas que ya crecieron con un ordenador casi como un juguete, no como-¡Una máquina del diablo, que dicen que es el futuro!- Con raudos pulgares capacitados para teclear a velocidades increíbles y, a veces, ininteligibles textos en teclados táctiles que no mecánicos. Que hablan de éste o aquella personificándolos por su nombre y no por su etnia o su nacionalidad, que construyen metáforas con elementos del manga o de personajes de Marvel sin por ello desconocer a Edgard Allan Poe, a Cervantes, Nietzsche o a Mazinger Z. Mujeres y hombres, hombres y mujeres que ya influyen en el mundo plasmando, con convicción y mucho más que deseo, esas nuevas formas sociales, que ya deberían ser ancestrales, para que se posicionen sobre arcaicas e insultantes maneras. Algunos de éstos se agolparon el pasado día veintitrés de diciembre en la Sala Rocksound, de la siempre Layetana ciudad, para disfrutar y dejarse arrastrar por el harcore punk y punk rock en la presentación del nuevo LP de “Disaster Jacks”, de nombre homónimo, junto a “Paüra” y “Katie M.”.

Los primeros en ascender al escenario fueron “Katie M.”.



Chabel Cherrycoke, voz y guitarra; Carlos Pérez Cabo, bajo y coro; y Marina Berlanga, batería; con cuatro temas preparados para esa noche de “canciones románticas con un toque de homicidio made in Katie M.”, como a ellos les gusta denominar a su punk rock cuya Demo están acabadando de grabar con Adriá Marva de “Gyoza”. Comenzaron con el primero de sus temas “Teaser/tráiler” mostrando ya el talante del trio, un desenfado con garra que les permite ser conscientes de su entorno y, a la vez, aparentar un alejamiento incluso infantil. Pero, nada más lejos de la realidad, su música, en crecimiento constante a través de las consistentes y rápidas baquetas de Marina y de los convencidos golpes a las cuatro cuerdas de Carlos, se apoya en la timidez aparente de Chabel, que no Katie, con una voz surgida de las mismas entrañas igual que sus rasgados a la guitarra, creando una unidad atronadora basada en la expresividad palpable de cada uno de ellos.


 Ironizando y buscando el desparpajo y la espontaneidad como cuando permiten a quien escucha por primera vez el nombre de la banda, presuponer que Katie es Chabel, cuando en realidad, Katie M., no es más que el resultado del juego fonético de la anglicanización de las siglas del que fue el nombre original. “Everything sucks (No more dramas)”, “I want you” y “Got over it” fueron los temas restantes que les llevaron hasta el final de su participación, en la que no dejaron de agradecer a los otros dos grupos la invitación a compartir escenario con ellos. Sin olvidar, desde luego, al público no sólo por la aceptación y el respeto que les mostró, sino la manifestación a modo de aplausos y ovaciones, incluso por los pocos de entre el respetable que los vieron por primera vez, “Katie M.” una prometedora banda con un toque homicida de punk rock que dejó paso a los siguientes en ascender al escenario, “Paúra”.



Dani-san, guitarra y voz; Jona Shuri, bajo y coros; Hector Ternura, guitarra y voz; y Dani Petit, batería y coros; ascendieron al entablado como quien llega al salón de su casa y tras agradecer a “Disaster Jacks” la invitación a su presentación, dedicaron el concierto a Dani Petit, a la batería, porque era su último concierto con ellos, éste, que como el resto, inició y ha llevado a la banda hasta el momento actual, aún con una sonrisa, no podía disimular el dolor ante esa realidad de la vida que le obliga a dejar una ilusión.


 Sin embargo, él y el resto, como evidentes amantes del punk rock y de la música, no se dejaron llevar ni por un momento por la pesadumbre y se lanzaron con la misma rabia y fuerza que caracteriza su música y sus letras. Así que arrancaron con un “Aneu a la merda”, el primero de los diez temas que tenían preparados, con el que ya sentaron las bases generacionales de quienes son mucho más que cuatro chavales destrozando sus instrumentos.


 El cuarteto, a dos voces, las de Dani-san y Héctor, bien distintas pero bien avenidas, más que escupir sesgaban el pesado ambiente con sus voces cual espadas acusadoras, como en “Destartal·lat i rovellat”, “Monstre errant”, “48”, “Endavant” y “Homenitat”, antes de lanzarse por el explícito, “Som Aixi” y un claro conocimiento del punk, haciendo una particular versión de un tema de “NOFX”.
 Conocimiento que, como ellos mismos recuerdan, “un iluminado nos dijo que si éramos de España y cantábamos en catalán no estábamos haciendo punk, que nos teníamos que revisar la historia del punk”, bien, todos los que estuvieron en la sala, desde luego, escucharon punk, y del bueno de eso no hay duda.



 Con esa contundente base rítmica tan punk, donde Dani Petit, como siempre aún por última vez, hacía volar los palos y casi el pedal con su ritmo frenético acompañado a la perfección por el que ya no es tan nuevo fichaje, Jona al bajo, golpeando las cuatro cuerdas y coreando, como Dani Petit, con ímpetu y autoría. Igual que las dos guitarras, alocadas y cuerdas, completamente punks como sólo ese sonido puede dar sentido a “Soterrem Barcelona”, “Cançó 7” y, finalmente, “No és fàcil”, ésta última, con la que finalizaron su participación y en la que, sólo con ese punk indiscutible con marca de la terra, se puede entrever el dolor que refleja. “Paüra”, unas bestias desgarradoras sin pavor y con muchísima fuerza de nuevo agradecieron la invitación a la fiesta de presentación, alabaron sin coba la actuación de “Katie M.” y dejaron el escenario a los organizadores y protagonistas de la noche presentando su último LP, de homónimo nombre, “Disaster Jacks”.



Angi, guitarra y voz; Dave, bajo y voz; y Marie, batería; tras agradecer haber aceptado su invitación a “Paüra” y “Katie M.”, una vez su característica “Intro” acabó, comenzaron de su, no menos particular, forma salvaje de su hardcore punk, con el primero de los trecee temas que protagonizarían y finalizarían la noche de presentación, “Current Disorder”. Un leñazo en la frente de la hostil actualidad, de una puñetera realidad que desbanca a unos y a otros contado por esa voz capaz de convertir la acusación en un grito a la aberración de Angi, con el micro bien alto en el soporte para que, precisamente, su tono y su apostura se convierta en delatora y honesta hostia en el rostro de quien hace oídos sordos. Sin dejar de rasgar con diligencia y premura las seis cuerdas de su guitarra, una extensión de sus cuerdas vocales, apoyada por las no menos extensivas cuerdas vocales de Dave, adlátere el uno del otro, ambos con la hidalguía de quien tiene mucho que decir a sabiendas que, demasiados, no les quieren oír. Como Marie, un vendaval en los cueros creando la base rítmica que, no da eco, sino que provoca el sismo que inicia y finaliza el terremoto musical y contestatario que es “Disaster jacks”.



Continuaron con “Prost!, su particular y maldita experiencia en carretera tras la cual vuelven a la sinécdoque vital en forma de tienda de licores, “Am at the liquor store” que, también es lógico, les lleva a una de esas resacas de las que arrepentirse, “Full relapse”. El público, no puede hacer otra cosa que dejarse llevar por las aceleradas melodías cargadas de esas convicciones y deseos, no heredados sino meditados, reflexionados y proyectados, en pos de que esas nuevas formas sociales, que ya deberían ser ancestrales, se posicionen sobre arcaicas e insultantes maneras.

 Como, no gritan, sino expresan con ese tono impositivo y delativo en el siguiente tema, “Workers Paradise” o reivindicativo en “Palmero’s boy”. Para continuar con “Pills” o “Timmy the cat” un clarísimo posicionamiento sobre la irresistible capacidad punk y, casi seguro, no sólo punk y pasar al primero de los tres temas de su anterior trabajo, “Acid Drop”, con “Surf alone” otra declaración de intenciones made in “Disaster Jacks”, “In Your Head” y “Youth Rage” ese Skate punk inherente a ellos.



Para acabar con dos temas más de su LP de presentación, “Disaster Jacks”, con “Old Rats” y “Everlast” con los que acabaron de hacer caer las paredes de ese fortín musical que es Rocksound, y a un público completamente ido con la brutalidad de una música, la de “Disaster Jacks”, que plasma con contundencia una deseada forma de entender y vivir la vida. Ese espacio de tiempo que, a veces, como ese pasado día veintitrés de diciembre en la Sala Rocksound, se convierte en una explosión de música y divertimento como el que ofrecieron en la presentación de último LP, de homónimo nombre, “Disaster Jacks” junto a sus invitados “Paüra” y “Katie M.”. 

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alferez

sábado, 22 de diciembre de 2018

Rosendo + Rodrigo Mercado - Sant Jordi Club Bcn

Rosendo + Rodrigo Mercado
Sant Jordi Club Bcn
22.12.2018

De señorías nos ha tratado Rosendo hasta el final de su trayectoria, hasta su concierto de despedida. Hasta los últimos acordes de su carrera musical tal y como la hemos conocido hasta ahora, ya que por lo que se desprende de sus palabras durante la gira, algún secreto guarda debajo de su chistera. Algún tesoro bajo cuerda, mejor dicho, bajo seis cuerdas.
Agradecidos a un músico que, generalmente, ha empleado su tiempo en las cosas que le preocupan o le divierten. Así disfrutamos de un acontecimiento que llenó de rockeros de todas las edades el Sant Jordi Club y que repetiría al día siguiente en el mismo escenario. Posamos para él, le hicimos ver que era nuestro artista preferido y, sin lugar a dudas, le hicimos por lo menos sonreír dejándonos la voz y el alma en cada uno de los temas que interpretó.
Abrió la velada su hijo Rodrigo, telonero de lujo para la ocasión que, a pesar de estar muy alejado de los parámetros musicales de la convocatoria, cumplió con la difícil tarea de, al menos, entretener al público, regalando hasta un par de temas de la discografía de Rosendo, de los cuales Rodrigo es el compositor, como son “El alma se colma” y “A remar”.




Espectáculo sobrio, aunque algo monótono, donde interpretó 10 temas acompañado de una banda de excelentes músicos que le permitieron lucir su particular estilo que pretende fusionar reggae, hip hop, pop, rock y una amalgama de sonidos que hacen de él un artista realmente polifacético. Defendió su repertorio con brillantez y fue de menos a más, recibiendo al final de su actuación un caluroso aplauso. Y es que no está al alcance de cualquiera poder presumir de dar el pistoletazo de salida a los últimos bolos de un padre tan querido y respetado en el mundo de la música. Empezó su show con “Astro rey” y alternó temas de sus dos discos como “No pararé” o “El fondo de la chistera”, terminando su función con “Puntualmente demora” en el punto más álgido de su minutaje.




Con verdadera expectación y al compás de “Suspensivos” a modo de introducción, aparece Rosendo Mercado en el mayúsculo escenario, bien acompañado por sus fieles escuderos Rafa Vegas al bajo y Mariano Montero a la batería, encabezando una (quizás demasiado) sencilla escenografía y custodiados por una pantalla gigante que nos regalaría imágenes de cada tema durante todo el concierto. No tenía claro si el bolo tendría el mismo formato y set-list que los de la gira 2018, o quizás los conciertos de despedida tendrían algo especial, bien en forma de repertorio sorpresa o de colaboraciones, ya que se anunciaban en los medios de modo distinto y por separado. No quise saber nada de lo acontecido en los recitales previos, como el de Madrid dos días antes, para mantener la incógnita y la incertidumbre. Pero Rosendo nunca ha sido muy amante de los cambios y ofreció un concierto rotundo, magistralmente ejecutado, emotivo, aunque sin grandes novedades.


Lleva muchos años con la misma estructura en sus actuaciones, dedicando unas dos terceras partes de su interpretación a sus discos más recientes, intercalando sabiamente clásicos de su primera etapa para no mermar la intensidad y conexión con el público y acabando con una recta final repleta de grandes éxitos atemporales que todo el mundo conoce y desea escuchar. Canciones que se han ganado a pulso formar parte de la cultura popular de este país.


Rosendo empezó con toda una declaración de intenciones y “Aguanta el tipo” fue la encargada de dar comienzo a un espectáculo que convenció sin apenas reservas a todos los asistentes. Sonido nítido, guitarra potente, el grupo exprime al máximo las virtudes del formato de trío por el cual Rosendo ha apostado desde que se deshizo de las teclas, aunque sin poder disimular los vacíos que temas como el citado dejan en los punteos. Apuesta personal de la que, a juzgar por la respuesta de la gente en todos estos años, siempre ha salido airoso. 
“Por meter entre mis cosas la nariz” puso la sala patas arriba, una hábil e inteligente manera de conectar con el respetable regalando un tema que seguía situando el epicentro de lo que se estaba cocinando en su etapa más añorada de sus “cuatro primeros discos”. Sonó muy hard rock y su voz se amoldó a los acordes del mismo modo como aparece registrada en su primer disco en “Directo” grabado en la sala Jácara de Madrid.


“Cada día” y “Muela la muela” fueron las siguientes en sonar, grandes temas que la gente apreció, pero que disfrutó más en lo personal que en lo colectivo. Joyas destacadas de su dilatada trayectoria que nunca han hecho sombra, ni lo han pretendido, a sus canciones más conocidas. Desafío particular en un repertorio en el cual, si yo hubiera sido el protagonista de la noche, no hubieran quitado el sitio a otros que hace años están olvidados en un baúl como “Fuera de lugar”, “Corazón” o “Como estatuas de sal”, mucho más significativos bajo mi punto de vista en una noche tan especial.
Pero como los protagonistas absolutos de la velada eran Rosendo, Rafa y Mariano, con maestría nos devolvieron a esos tiempos de Jácara con “Cosita” y “El ganador”, sendas canciones coreadas por un público que, por lo general, incomprensiblemente se guardó lo mejor de sí para la recta final. Quizás la emoción de saber que nunca más (no digas nunca “nunca”) veríamos a Rosendo encima de un gran escenario interpretando un concierto digámosle “completo”, hizo que muchos de los asistentes prefirieran no perder detalle de todo lo que estaba sucediendo y disfrutar de cada segundo y de cada acorde. Suposiciones,  especulaciones y elucubraciones a todas luces fruto de mi perturbada mente.


“No dudaría”, tema de Antonio Flores, apareció por sorpresa para dar paso a “Cuando”, “Cúrame de espantos” y “No son gigantes”,  tres composiciones que nos devolvían al Rosendo más actual, más personal, más intimista, al Rosendo que exige que el oyente saboree sus discos con fruición y calma, con detalle, al músico que experimenta con los recursos que tiene a su alcance, (bien o mal) asesorado por Eugenio Muñoz como “cuarto integrante” del grupo. Al Rosendo que ha hecho lo que ha considerado oportuno en cada momento de su carrera y no lo que (quizás) se esperaba de él. Una de sus muchas virtudes como artista.
El hipnótico blues “Mala vida” tiene ese feeling eterno que favorece el punto de ebullición imperecedero al escuchar de nuevo “Y dale!”, uno de los cuatro temas del primer disco que todo el mundo intuye que van a sonar. Magia quizás sea la palabra que más se aproxima a lo que se siente cuando más de 4.000 personas cantan al unísono el estribillo… definitivamente empieza a subir “la calor”.


Sin tiempo de contar hasta diez, “Soy” y “Amaina tempestad” atacan a la yugular con suerte dispar, siendo la primera vencedora con todo merecimiento, por algo es la joya de su último álbum de estudio (hasta la fecha). Rosendo, como dueño de la pista y cual centro de atención, con el público a sus pies y ahora sí gritando y coreando hasta los solos de su guitarra, arranca con inusitada energía la parte final del show, con la confianza del que sabe que tiene las cartas ganadoras de la partida en juego, aunque sin ningún as en la manga, acaso el del último tema.
“Vergüenza torera” aplasta y convence por su crudeza y su rabia, “El tren” nos recuerda que Leño vive con una sensacional adaptación más dura que nunca, en “Flojos del pantalón” Rosendo ejerce de guitarrista berbiquí y su clásico cruce con Rafa en el clímax instrumental del tema les hace dueños del desparpajo frenesí, público mediante, acompañando cada una de las notas que escupen a todo volumen los altavoces. “Masculino singular” es la piedra angular bajo la que se encadenan a toda velocidad los dos últimos temas “Pan de higo” y “Navegando”, que no por esperados fueron menos efectivos. Un trío que ya quisieran la mayoría de músicos para sí. 


Retirada de la banda, clamor popular, ovación cerrada y merecida y bis con tres de sus canciones que la mayoría de apuestas hubiera acertado : “Agradecido”, “Loco por incordiar” y “Maneras de vivir”. Sin palabras. Sonrisas y muchas lágrimas. Piel de gallina. Miradas de complicidad entre los asistentes, quizás de incredulidad. Abrazos entre desconocidos. Ha llegado el anunciado final, con una mezcla de satisfacción y tristeza. Nunca un concierto tan brillante dejó un final tan amargo. La basca coreando su nombre, rindiendo pleitesía a un mito que nunca quiso serlo. Y como colofón inesperado, una más. Ahora sí, la última. La oportunidad de despedirse de Rosendo con una de sus frases míticas : “El rock and roll es un arte”. Ofrecemos nuestro último aliento, fueron un puñado de (grandes) canciones y nos sentimos mejor, conjugando el verbo en pasado y en presente, sin modificar ni alterar ni un ápice su significado. Nos sentimos mejor porque Rosendo nos ha enseñado a amar y a respetar la música durante 40 años y decenas de discos imprescindibles. A nosotros y a todos sus discípulos que, con orgullo, han seguido sus pasos. Y aunque dejó sin representación en una noche tan especial a discos tan importantes en su carrera como “Para mal o para bien”, el concierto puede calificarse por unanimidad como sobresaliente.
“Descuélgate del estante y si te quieres venir, tengo una plaza vacante… Maneras de vivir!”. 

Texto: David Domingo
Fotografías: Manuel Alferez