viernes, 7 de diciembre de 2018

Vandoleras - La Chimenéa

Vandoleras
La Chimenea - Valencia
07.12.2018


“Soy una humilde serrana,
Que por estos montes ando,
Donde las fieras cazando,
Busco la más inhumana.
En esta sierra presente,
Tengo una pequeña choza,
Y allí mi vida se goza,
Apartada de la gente.”
 Las Dos Bandoleras de Lope de Vega.

En este caso son tres Vandoleras con V, Cate, teclado y voz, Mireia, cajón y saxo y Virginia, guitarra, violín y voz, ellas son una credencial que descubre las puertas del corazón de las personas, además de un caudal de conocimientos musicales y visuales. No son un espectáculo musical al uso no, porque en esta ceremonia también bailan, actúan, ejecutan y elaboran en el escenario un punto de reunión donde cada persona del público ve las cosas bajo el mismo prisma. Es sabido que la música no tiene una descripción razonada de porque senda se va más directo a las entrañas que se desean enamorar, pero si todo esto lo juntamos, ellas estampan en cada instante todo el universo enigmático que excita los recónditos cielos de nuestra identidad.


Después de una intro, Tó de mí es una adaptación de “All of me”, acaban de empezar y ya estoy enamorado. Qualsevol nit, Soy Rebelde (si esa, la de Jeanette) Mi hombre, con estas tres ya tengo ansiedad espiritual, Bossa es una de las canciones de su propia cosecha que cantarán a lo largo de la noche y recarga mis pasiones.

Unchained y un Mix Clásico, sí, ya he dicho antes que no es un concierto al uso –jajaja- y tanto que no, después de esto un “Takoneo” con Virginia y Cate, mis ojos deslumbrados por un entusiasmo apasionado seguían con deleite los tacones de decisivo temperamento.


Mediterráneo de Serrat, es una reacción apasionada en mí, para que Ons, otra canción que les pertenece por derecho propio y porque la han compuesto, haga el momento intenso y trepidante. En un sublime arranque de rebeldía, empiezan esta estrofa: “Historia de tres amigos de la luz y de libertad, si se hicieron anarquistas, no fue por casualidad, Buenaventura Durruti, Ascaso y Garcia Oliver, llamados los solidarios que desprecian el poder...”, Romancero de Durruti de Chicho Sanchez Ferlosio, un relámpago de rebelión cubrió la sala y nuestras almas indecisas entre el bien y el mal supieron en ese momento que Louis Michel tenía razón cuando dijo aquello de: “La vida misma se vuelve tan preciosa como vastos son nuestros sueños”.


A Virginia la conozco desde 2012, ese año la fotografié por primera vez con Floristería Mateo Morral, ella lo poetiza todo con su voz y su violín. A Cate la conocí el mes pasado, es una de las tres voces de Maldats, aquí además de cantar se fusiona con su teclado y hace de las dos un deseo de posesión radiante. A Mireia era la primera vez que la escuchaba y fotografiaba, es una músico audaz e impetuosa, su saxo es una flecha de armonía con sensibilidad y equilibrio, además toca el cajón con infatigable abnegación. Sí hay mujeres en la música valenciana y en la música en general, sí hay mujeres que cantan, sí hay mujeres que cantan y tocan un instrumento, sí hay mujeres en la música sea de donde sea que cantan y tocan varios instrumentos y sí, hay mujeres haciendo música que son muy buenas en lo que hacen, no hay más que salir un viernes por la noche al sitio adecuado.


Con mi segunda cerveza, a la que me invitaron Sergio e Iosune, me di cuenta que el concierto casi tocaba a su fin y me entró “¡Ay, pena, penita, pena, penaaaaaa, pena de mi corazón”, con Afrikanana canción de sello personal y I’m Feeling good se despidieron bailando como locas jodidas negras!!! estas tres Vandoleras con V. Yo que soy de corazón sensible, suspiré de tristeza por acabar y de satisfacción por haber visto otro concierto que no se me va a olvidar jamás.

Por cierto, sería interesante que los hombres leyeseis “Las Dos Bandoleras” de Lope de Vega, a más de uno se le iba a cortar la digestión.

Texto y fotografías de Iziar Kuriaki






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