La Polla Records + El Drogas
Palau Sant Jordi
25/26.10.2019
Fin de semana de lujo en Barcelona para los amantes del rock ibérico con el doblete histórico de las dos consagradas bandas que, después de 40 años a pico y pala plasmados en la tenacidad de sus cabezas más inquietas y visibles, llenaron dos noches consecutivas el Palau Sant Jordi. Un merecido baño de masas a modo de justo homenaje a dos figuras clave para entender el devenir de la música rock y punk de los últimos 25 años en el Estado español. Un reconocimiento a unas canciones imperecederas que, por desgracia, cobran más vigencia que nunca en estos últimos tiempos. Un agradecimiento sincero a una filosofía de vida que abrió la mente a numerosas generaciones y explicó, de un modo de vista muy particular, desde un prisma diferente, lo que en la escuela y en casa nos escondían, mientras los poderes fácticos desde su escondrijo dictaban a los medios de comunicación el camino a seguir. Y a juzgar por lo visto en ambas actuaciones, esas letras continúan siendo un bálsamo de aire fresco para los jóvenes que empujan desde abajo inflamando la moral de las mentes políticamente correctas.
La Polla Records ha logrado algo que ni ellos mismos habían pretendido nunca, que decenas de miles de personas hayan peregrinado por toda la península en 8 conciertos en grandes aforos para escuchar su Santa Misa. ¡Salve Evaristo… Mater misericordiae! Y para la ocasión, para esta gira tan profana donde no ha habido ni descanso ni paz, el monaguillo invitado por su similar planteamiento vital y su cercanía ideológica ha sido El Drogas, que puso toda la leña en el container, perdón, en la hoguera, para que LPR lo incendiara y el público propagara el fuego con sus cánticos y su apoyo místico-religioso.
A sabiendas de que la información sobre los conciertos realizados, así como las entrevistas previas a los artistas y las crónicas de los shows han invadido los medios y las redes durante estos últimos diez días, me centraré en contaros mis sensaciones desde la subjetividad de un seguidor entregado, mezclando los conciertos de viernes y sábado como si fuera uno, aunque viví los dos de manera diferente : el primer día, ante la expectativa de la sorpresa, me dejé llevar por el corazón y entregué mi cuerpo entero al ritual mágico del ruido. Mientras que el sábado, con el guión estudiado, preferí analizar con mi cerebro lo que estaba sucediendo y entregué mi cabeza a la captura de todos los detalles para guardarlos en un lugar preferente de mi memoria.
Salió El Drogas a ganar con “Okupación”, sabía dónde se metía y eligió un repertorio con una mayoría de temas de su etapa con Barricada, para que el público se metiera de lleno en el espectáculo. “En la silla eléctrica” pone el pabellón patas arriba y viene a mi retina el primer concierto que vi de ellos, la grabación del directo del 89, con el grupo en su máximo esplendor. ¡Treinta años no son nada! “Sofokao” y “En punto muerto” esculpen la roca con acierto y van dando forma a lo que sería la tónica habitual a partir de ahora.
Canciones de todas las épocas, sin olvidarse de los grandes éxitos de Txarrena “Empujo pa´kí”, “Frío” y “Azulejo frío” e intercalando algún medio tiempo para darse un respiro. Así fue como “La hora del carnaval”, “Animal caliente”, “Cordones de mimbre” y “Víctima” fueron cantadas por el público en su práctica totalidad. Aunque los puntos álgidos del concierto, donde el público se implicó más y no sólo con su garganta, fueron las interpretaciones de “Bahía de Pasaia”, “Barrio conflictivo” y la explosiva “Aprieta el gatillo” de Cicatriz respetando su versión original.
Lógicamente el final quedó reservado para los grandes clásicos “No hay tregua”, “Balas blancas” y el cierre habitual con “En blanco y negro”, intercalando como novedad entre ellas la gutural “Peineta y mantilla” y la siempre bien recibida “Todos mirando”. Coraje, fuerza, empatía e inteligencia para un Drogas al que no pesan los años que no sólo cumplió con su cometido, si no que hasta fue el ganador del combate para no pocos asistentes.
Canciones de todas las épocas, sin olvidarse de los grandes éxitos de Txarrena “Empujo pa´kí”, “Frío” y “Azulejo frío” e intercalando algún medio tiempo para darse un respiro. Así fue como “La hora del carnaval”, “Animal caliente”, “Cordones de mimbre” y “Víctima” fueron cantadas por el público en su práctica totalidad. Aunque los puntos álgidos del concierto, donde el público se implicó más y no sólo con su garganta, fueron las interpretaciones de “Bahía de Pasaia”, “Barrio conflictivo” y la explosiva “Aprieta el gatillo” de Cicatriz respetando su versión original.
Lógicamente el final quedó reservado para los grandes clásicos “No hay tregua”, “Balas blancas” y el cierre habitual con “En blanco y negro”, intercalando como novedad entre ellas la gutural “Peineta y mantilla” y la siempre bien recibida “Todos mirando”. Coraje, fuerza, empatía e inteligencia para un Drogas al que no pesan los años que no sólo cumplió con su cometido, si no que hasta fue el ganador del combate para no pocos asistentes.
La Justicia. Sin orden ni ley. En todo caso, la que dictó sobre el escenario La Polla Records desde que se intuyó su entrada en el escenario, mientras ardían dos cruces en las gigantescas pantallas y un coro de voces gregorianas anunciaba que la tormenta estaba punto de estallar. “Salve” suena atronadora, el montaje es espectacular y Evaristo ya sabe cómo manejar grandes audiencias, se ha curtido durante años en los grandes festivales y no paró ni un momento de teatralizar cada una de las composiciones con sus gestos y movimientos marca de la casa. Tocaron 44 temas dando un extenso repaso a toda su discografía y, como es de suponer, todos hubiéramos hecho cambios en el set-list, pero no creo que esta vez importara a nadie.
El público disfrutó de cada segundo, de cada nota, y todas las canciones fueron coreadas de principio a fin al unísono por todo el respetable, uniendo las gargantas a la vez que las almas, y ahí radica bajo mi punto de vista el éxito del grupo : han logrado que la gente haga suyas sus canciones y las cante desde sus adentros. Mi “yo cerebral” me susurraba que él hubiera aprovechado esta gira para incluir algún tema de la maketa “Y ahora qué?” e incluso del Maxi “Barman” y, aunque el repertorio en su mayoría fue bastante previsible con todas las esperadas “Nuestra alegre juventud”, “Chica Ye Yé”, “Los 7 enanitos”, “Cara al culo”, “Come mierda” o “El avestruz”, también hubo lugar a la sorpresa, con temas como “Memoria de muerte”, “El suicida” (brutal), “Maigenerasión” o “Eutanasia” (rotunda).
Su nuevo tema “Ni descanso ni paz” no desentonó en absoluto y sirvió de puente para llegar a “Balada inculta”, mi tema preferido del grupo, pura artillería. Fue una alegría encontrarme de nuevo con él, así como con “Europa”, “Los monos”, “Radio Krimen”, “Iván” y “Ciervos, corzos y gacelas”, los mejores momentos de ambas noches, a juzgar por la coincidencia de mis dos “yos”.
Del último disco nos brindaron 3 temas “Hoy vamos a explicar la palabra feo”, “A tu lado” y “Punkyfer”, sentido homenaje a Fernandito y no faltó el bloque de canciones que se ha enquistado en Gatillazo desde hace años : “Lucky man for you”, “Porno en acción”, “Txus”, “Johnny” y la que cerró el concierto “Odio a los partidos”. Sin desmerecer su importancia, yo no las hubiera tocado todas. Como anécdota, os confesaré que sus temas insignia “Ellos dicen mierda” y “No somos nada” los viví el viernes de cara al escenario y el sábado decidí hacerlo de cara al público, mirando, observando las expresiones de la gente, sus rostros desechos de satisfacción, desde la ternura y el sentimiento de la primera de ellas hasta la rabia y la furia que provocó la segunda en la muchedumbre.
Gente que grita, que se abraza, que golpea sus codos, hasta hay quien prefirió vivir esos momentos en la soledad de su mundo por la importancia de esas canciones en su vida. Lo que vi en esos dos temas de espaldas al escenario es el reflejo de dos conciertos memorables que siempre llevaremos en nuestro recuerdo.
Sí, se ha hecho justicia. Por fin La Polla Records ha podido recoger el jugoso fruto de lo que durante tantos años sembró.
Impresionante crónica, yo lo disfrute el sabado y lo has bordao, sensacional concierto .
ResponderEliminarEl ultimo trabajo de El Drogas es una obra maestra, con esa mezcla de acústico y electrico, en cuanto a Evaristo y los suyos siempre me han levantado de la silla como un muelle, dos referentes que no veremos en las televisiones públicas por razones obvias
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