Big Mouthers
Luz de Gas - Bcn
14.12.2018
El triunfo de la voluntad. Así podríamos definir a la carrera de Big Mouthers si los analizamos muy superficialmente. Si profundizamos nos encontramos con tres tipos con un talento fuera de lo común, inteligentes, apuestos, caóticos y sobre todo trabajadores. Lo más curioso es que no se les puede odiar como se merecen porque además son unos tipos sensibles, simpáticos y excepcionales.
Con estas características es muy difícil que algo salga mal y la presentación de su magnífico álbum de debut fue todo un acontecimiento. Consiguieron generar una expectación que es más propia de una banda consagrada y reconocida que de una banda novel. Estos chicos comienzan a recoger la cosecha que han ido cuidando con mucho mimo desde sus inicios.
A estos tipos no se les han regalado nada. En un negocio tan trinchado como el musical, han sido capaces de hacerse un nombre y un hueco llegando a realizar más de 150 conciertos anuales. Unos auténticos currantes del rock a los que no se les han caído los anillos a la hora de bajar al ruedo a pelear por su sueño.
Pero ahora toca centrarse en lo que sucedió esa noche. Un auténtico atracón de Hard Rock festivo y lúdico a la altura de las grandes bandas americanas. Con un Nacho pletórico y entregado, un J.B. preciso y enérgico y ese rock star que es Ivan dando un recital de eficacia y poderío. Un show que salvando las distancias me recordó por momentos a la espectacularidad de las exhibiciones que montan divas como Lady Gaga.
No les faltó ni un detalle. Presentación de lujo, cuenta atrás que duro dos minutos y medio. Guitarrista de acompañamiento que hizo un trabajo excepcional, saxo sibilino y vigoroso, batería marcando el tiempo preciso e impecable. Chicos luciendo pectorales y ondeando banderolas al ritmo de “Stupid War”, un par de bailarines que adornaron un precioso medio tiempo y dos auténticos cañonazos como son Merche Ferrer y Chiqui Martin que se encargaron de subir la temperatura de la sala a ritmo de “I Don’t Want to Live Forever”.
Pero ante todo nos encontramos con una banda que se dejó la piel encima de las tablas. Esa noche su “Whises” era el protagonista pero ellos inteligentes y sabedores de que el concierto hubiese quedado muy corto se permitieron el lujo de versionar uno de los mejores temas que se han publicado en 2018. “Square Hammer” de Ghost sonó como un auténtico cañonazo. La otra versión de la noche fue una personal visión del “Never Surrender” del siempre reivindicable Bruce Springsteen.
Pero lo mejor de todo es que sus temas no desentonaron entre estas dos joyas. Canciones tan bien traídas como “Fantasy of Love”, “Keep the Faith” o “Wishes” fueron coreadas por un público que venía con la lección bien aprendida. Sus shows siempre son soberbios y para esta ocasión utilizaron toda la parafernalia precisa para un buen concierto de rock, vapor ligero que temblaba, que convertía el escenario en una neblina densa, en ocasiones hasta un punto fantasmagórico.
Moderan su conducta y sosiegan su propio estilo musical dando la sensación de flotar, de vivir sensaciones. Sus conciertos hacen que nos olvidemos de esa vida etérea, vaga, envuelta en tules y suspiros, lo cual pone en valor su originalidad y aportación a la configuración de un modelo a seguir. Saben que los conciertos son para divertirse y tiene claro que camino han de seguir. Estos tipos son muy grandes.
Texto: General Lee
Fotos: Maria Jose
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