Donuts Hole + Overdry + MorphiuM
Sala Boveda - Bcn
El oído es un órgano y un sentido en el que se apoya nuestro equilibrio, para algunos, esa estabilidad se pierde dependiendo del tipo de sonido que les llegue. No así las plantas, éstas, desde luego, no pueden perder el equilibrio, sin embargo pueden asimilar los sonidos como un estimulante de crecimiento o fertilización. Según algunos estudios científicos la música es uno de esos sonidos capaces de incrementar el nacimiento de hojas e incluso el incremento acelerado, el rock & roll y el reggaetón provocaban ese rápido desarrollo. Sin embargo, la música clásica, el heavy metal y el death metal, inducen un aprovechamiento mayor de la energía llevando a la planta a una frondosidad en la que apoyar su crecimiento natural. Esto es, aquel sonido que a algunos hace perder el equilibrio, en realidad, no es más que una negligencia musical cargada de prejuicios y, sobre todo, incomprensión. Especialmente con el género death metal y brutal death metal, reservado a un reducido grupo, cada día mayor, de incomprendidos melómanos que, en gran medida, el pasado once de noviembre, se dieron cita en la inmiscuida Sala Bóveda de la siempre layetana ciudad, en colaboración con “PlyGrind Studio”, “HCXHC” organización metal-hardcore sin ánimo de lucro que recauda fondos para la lucha contra el cáncer y “Tatoo Freaks Castelldefels”. Donde pudieron disfrutar de tres bandas capaces de hacer crecer hasta la planta más seca con su tralla, fuerza y carácter musical, “Donuts Hole”, “Overdry” y “Morphium”. Y, qué mejor ejemplo de la fecundidad provocada por ese género musical que, precisamente, la presentación por parte de los tres grupos de un último y recién estrenado trabajo que, no hay duda, provocara a sus seguidores un incremento de su energía. Ánimo y brío que dio comienzo con la noche de manos de “MorphiuM”
Alex Bace, voz; David García, guitarra de ocho cuerdas; Eugeni Qod, bajo; James Lamb, guitarra; y Mori Codax, batería; los de “entre el Undarios” (río Oñar) comenzaron su brutal metal extremo y melódico con “Away from myself”, primero de ocho temas de los doce que conforman su último trabajo “The Blackout” llamado a codearse entre los mejores de su género. Comenzaron a derrumbar y llenar de ímpetu la sala con los fulminantes golpeos de los parches de Mori, marcando una aceleradísima cadencia seguida y enriquecida a la perfección por el bajo de Eugen, sin dejar de saltar y moverse por sobre el entablado, como si se encontrara batallando con espectros venidos del más allá. De un más lejos que ha encarnado a David, un ente capaz de rasgar ocho cuerdas enriqueciendo con sus punteos un sonido al que se ha adaptado a la perfección, James, completamente poseído por esa pátina negra tan propia del grupo que le hace arrancar el sonido perfecto a su guitarra.
En impecable armonía, él y todos, con los roncos y ágiles movimientos de Álex, expresando guturalmente la desproporcionada potencia de cada uno d sus temas, “Victim of your shame”, “Point of no return” , “You’d rather be blind”, “Made of scars”, “All you are” y “What lies behind words” con el que terminaron de abrir los ojos de un público, alguno sorprendido por lo inesperado, la mayoría, absolutamente cargados de energía aún descargada por la constante interactuación e invitación a participar de la brutalidad por parte de Álex. Yendo incluso a caminar por sobre la barra, sorteando vasos y botellas, mientras el resto del grupo se mantiene apisonando el escenario. Hasta llegar al último tema, “The Blakcout Outro”, el apagón con el que terminaron de arrasar la sala con un directo que, además de insuflar energía en el hálito de los presentes cual si fuesen plantas, únicamente pueden ponerlo en práctica, “MorphiuM”. Un sueño atormentador que, lejos de constituir una pesadilla es una dosis inhumada contra el dolor y un mefistofélico reconstituyente contra la apatía. Estado que, desde luego, no sólo el respetable estaba lejos de sufrir, aún con sus cuerpos y mentes tomados por la fuerza de “MorphiuM”, sino, tampoco, los descomunales “Overdry”, siguientes en repartir tralla vivificadora de groove metal y nu metal.
Alberto Díaz, vocal; Markos “Sr. Bio-K”, guitarra; Pablo Primoy, bajo; Kike Henry “Gypsy”, guitarra; y Fran Santamaría, batería; procedentes de aquella Xera árida que en un tiempo fue divisoria, con su último trabajo “El oscuro reino del verso”, ascendieron al escenario para inyectar diez vacunas de pura adrenalina, ocho completamente nuevas. La primera, cien mililitros de “Quimera” con riffs y machaque de bombos a destajo que insuflaron mucho más que una descarga llevada a menos, inicialmente, con el segundo tema, elegido para dar nombre a su nuevo álbum, “El oscuro reino del verso”. De ahí en adelante, “Extinción”, “Algo más que mentiras”, “Solo”, “La misión” y “Me Confieso”, frente a un público que, primero de forma taimada y esporádica, finalmente se dejó llevar en su mayoría y comenzó a bailar mosh como si quisieran echar a bajo el suelo y arribar a las entrañas de la tierra.
Contagiados por el empuje, la rabia y la fuerza del enorme Alberto lanzando sus desgarrados y crudos growls al son de los retos guitarrísticos de Markos y Kike, acompasados por las cuatro cuerdas de Pablo como unión al machaque infernal de los parches de Fran. “Hoy como ayer”, “Ciudad de barro” y, finalmente, un cover de “Biohazard”, “Punishment”, con el azote característico de ésta banda. Cuya furia, no sólo, afortunadamente, parece no tener fin, sino que aumenta con cada uno de sus nuevos trabajos y, para muestra, un público que, una vez más, acabó exhausto pero necesitado de muchas más dosis de ese directo atronador de “Overdry”. Distinto, pero igualmente cañero, el de los siguientes en tomar el entablado, “Donuts Hole”, anfitriones y organizadores del concierto.
Ariel Placenti, voz; Gun Sato, guitarra; Marco Alejandro Papiz, guitarra; Sergio Morales, bajo; Sebastián AG González, batería. También portan bajo el brazo su último trabajo, “En cada hogar”, con el mismo estilo de metal alternativo con toques de trash, groove y death con el que han conseguido llenar las salas. Tras la “Intro”, comenzaron con uno de los seis nuevos temas, “Lejos del Alba”, iniciado con la voz growl de Axel, ‘Despiértame’ a la que le siguen guitarras, batería y bajo rompiendo la montanea expectativa quietud de un público que comienza a mover la cabeza antes de romper la cintura doblándola al ritmo del tema. “Mi lado dominante de mí”, otro de los nuevos temas, “Días en la orilla”, “Enséñame”, “Bajo la piel” y “La verdad”, con éste último y su inicial riff el público ya estaba perdido, completamente poseído por la realidad energética del vacío del círculo.
Esa inexistencia palpable creada por unas guitarras, las de Marco y Gun, rasgando las cuerdas con la profusión de la destreza y la incoherencia del sentido ávido y vívido, parapetados por los cuatro alambres de Sergio, aún más impalpablemente presente como indispensable puente con la distorsionada cadencia del muro atronador de la batería de Sebastián, por encima de los cuales se eleva la grave voz de un Axel que, interactuando sin cesar con el público y tras el sorteo del tatuaje de regalo de uno de los colaboradores, “Tatoo Freaks Castelldefels”, presentó otro de los nuevos temas, “Lo que nació en nosotros”. Antes de invitar a compartir escenario y cantar otro de los nuevos temas, “Todxs somos parte”, al vocal del grupo de metalcore-hardcore, ‘Far from Oniria’, “Andy N Sanity”. Iniciado con algo de descontrol ante un público, como el grupo, más atento a la ocasional incorporación, unos segundos rotos por Axel que dio comienzo con el duelo de voces, suplidas por los duelos de las guitarras, hasta acabar en el amasijo final de voces y notas revitalizando aún más al público que, agradecido, aplaudió y vitoreo al invitado antes de descender del entablado.
“Nos sobra el tiempo” “Quiero ser” y, como punto final, “Dos menos en el frente”, llevaron a la layetana banda y su público hasta ese final apoteósico donde, una vez más, ni músicos ni público, deseaban silenciar los instrumentos, aun cuando Gun, se vio privado de ese final, disfrutado frente al escenario, por un fallo de su amplificador. “Donut Hole” dio ese último aporte energético, mostrando una vez más, cuán desconocido es el mundo de la música para una ingente mayoría cargada de prejuicios y terquedad. Afortunadamente la ciencia siempre está ahí para constatar hechos indiscutibles, como incontestable son, no sólo una sala, “Sala Bóveda”, bregada en la exposición de descubrimientos y evidencias, sino, además, unas bandas incombustibles, cargadas de rabia, fuerza y mala hostia convertida en sonidos que estimulan el crecimiento, la fertilización y, desde luego, una descarga de adrenalina que lleva a una fiesta inenarrable, “Donuts Hole”, “Overdry” y “MorphiuM”
Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez
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