viernes, 4 de noviembre de 2016

Chaqueteros + Las Pésimas - Monasterio

Chaqueteros + Las Pésimas
Sala Monasterio - Bcn


El arte resume la compleja visión y necesidad de expresión del ser humano, indiscriminadamente de género, raza o condición social. Una exteriorización entendida, en algunos casos, como una amenaza manifiesta para los poderes establecidos y, por ende, proscrita y vetada con deliberada discriminación. Un ejemplo abyecto e infundado compartido por la mayoría de las civilizaciones, ha sido la exclusión y privación de esa necesidad de exteriorización al género femenino, si bien, afortunadamente, éste, no ha dejado en ningún momento de expresarse. El enfoque y la exigencia femenina jamás ha querido o necesitado adoptar el tamiz masculino, bien al contrario, el carácter y la autoría de la mujer ha mostrado una perspectiva paralela, no por ello más sobresaliente o anodina que la del hombre, sino, es evidente, con la igualdad de una escala de innata en la especie de calidades. No obstante, a diferencia del varón, hasta hace bien poco no sólo se vió forzada al uso de testaferros masculinos sino que, además, únicamente quedó plasmada la expresión excelsa que, no hay duda, como en el género contrario, es escasa y, a veces, incluso inidentificable y, lo que es peor, en muchos casos jamás vista. Aún hoy en día, la feminidad se ve obligada a una lucha encarnizada, no ya hacia el respeto de su expresividad, sino, lamentablemente, por el libre ejercicio de la misma en muchos casos debido a una raíz cultural acongojada por la equidistante visión femenina y, en el resto, debido a la injustificada necesidad de aplastar competencias. Una competitividad que, al género femenino, en su mayoría ha provocado poco más que desdeño, rechazo y sátira aposentándose en las distintas especialidades artísticas con el cuño matriz de su naturalidad. Una maravillosa espontaneidad a la que, el pasado cuatro de noviembre, se rindió tributo en una de las categorías artísticas más contrastadas, el rock&roll, en la marinera y siempre incandescente Sala Monasterio, en el número treinta del Moll de Mestral del Port Olimpic de la siempre layetana ciudad. La brisa, inequívocamente femenina, recorrió el puerto con la suavidad y tenacidad de la belleza amazona aun cuando los tributantes, casi en su mayoría, pertenecían al género masculino. Si bien, esa noche, la fiesta que son siempre las actuaciones de “Chaqueteros”, el único grupo del mundo que cambia cada mes de repertorio, sin perder su masculinidad se dejaron envolver por el hálito dulce y firme de las reinas del rock&roll. Después de ser arrobados y espoleados por la banda punk-rock invitada a tal evento, “Las Pésimas”.



 Mohnny Cash, bajo; Anabel Ly, batería; Lola Calamidad, voz y guitarra. Ascendieron al entablado de incuestionable raigambre cual iniciales brisas para convertirse en tres tempestades cuyos vendavales dieron comienzo con “Somos pésimas” a modo de presentación y manifestación de su innegable gracilidad y trasgresión. Continuaron con “Im a fool”, “I don’t know why”, “Sweet 69”, “Fight” y “I only wanna dance” ya sin las gorras de plato y completamente poseídas por su música y sus instrumentos. Anabel golpeando bombos y platos con la cadencia perfecta sin dejar de ensalzar y, desde luego, cautivar al público con su feminidad, mientras Mohnny golpea las cuatro cuerdas extrayendo un grave sonido embellecido aún más por su inevitable voluptuosidad. Como Lola, cuyo atractivo queda en segundo plano gracias al rasgado de su guitarra a la vez que modula en distintos tonos la voz, con firmeza y osadía, mirando a los ojos de un público arrobado por su calidad. La de las tres, aún no al cien por cien, pero evidentemente latente y, afortunada e incuestionablemente, femenina. Cual “Cherry bomb” continuaron su repertorio, “It’s not too late”, “Bruise violet”, “White magic power” y, finalmente, “Me gusta ser una zorra” de las míticas “Vulpess”. 



Cerrando su explícito posicionamiento musical, social y, desde luego de género como una forma natural de expresión y visión de un entorno, una sociedad, que debería, hace tiempo, haber olvidado la necesaria reivindicación a la que se ve obligada toda mujer. “Las Pésimas”, cuya paradoja en su nombre provocó vítores y aplausos en un público completamente caldeado y rendido ante el trío de reinas, cuyo descenso del escenario dejó muy alto el listón para los anfitriones de la noche, “Chaqueteros”. 





Si bien, Charly Noventa, voz; Toni Nerviorroto, bajo; Jan Gura y Antonio Blanco Hermosín “Camarero Oscuro”, guitarras; y Joan Hammer, batería; versados en ascender aún más esa franja, comenzaron con “I wanna be where the boys are” de ‘The Runaways’ reivindicando con total claridad esa autoría femenina. Compartida, no sólo por los siguientes quince temas, “It’s my life”, “Precious”, Please don’t touch”, “Can the can”, “I love rock and roll” o “Walk like an egiptian” de ‘The Bangles’. Sino por invitadas de lujo como Mercè Herrero al bajo, o Ruth Aguirre y Claudia Haze con sus guitarras, la representación femenina de una noche que finalizó con un tema de la inmortal ‘Patti Smith’, “Rock and roll nigger”. Quizá en una crítica paralela entre racismo americano y la discriminación de la mujer en el mundo, en cualquier caso, una vez más, “Chaqueteros”, uno de los pocos grupos capacitados para elegir temas ajenos y convertirlos en propios sin que por ello pierdan calidad, bien al contrario, Llevaron a su público, el fiel y el que los descubre cada mes, a ese terreno donde sólo importa sentirse parte de un espectáculo que desborda alegría, desenfado y jarana, en una fiesta a la buena música y el desenfreno. 





A veces al son de esa ya clásica botella de Jack Daniel’s, siendo vertida por Charly en las bocas abiertas del aquel o aquella que se colocasen bajo el dosificador del americano líquido. Una noche de homenaje límpido a las Reinas del Rock & Roll y, por ende, a todas las mujeres que jamás han querido o necesitado adoptar el tamiz masculino. Que han hecho derroche de su carácter y autoría para vivir y algunas mostrar esa necesidad de expresión con su particular perspectiva paralela, en un lugar más que propicio para ello, la Sala Monasterio, con unas bestias del rock and roll como “Chaqueteros” y unas felinas y apabullantes fieras “Las Pésimas”:

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez

No hay comentarios:

Publicar un comentario