Ramoncín
Luz de Gas - Bcn
23.02.2018
Si he de hablar con franqueza he de confesar que yo con Ramón no puedo ser objetivo.
Cuando de lo estrictamente musical hablamos Ramón me ha acompañado durante más de 30 años. Seguí en tiempo real todos sus pasos desde la edición del Ramoncinco y su influencia en mi persona fue muy notoria.
Lo perseguía allí donde tocara, dos días para la grabación de su directo en la extinta Zeleste, Tarragona, Girona, Lleida, La Farga etc... Allí donde pisara un escenario yo peregrinaba.
Este país ingrato y olvidadizo ya casi nadie recuerda a aquel rockero que durante todos los ochenta y a principios de los noventa llenaba plazas de toros, metía a 50.000 personas en el Sot del Migdia o ponía la recta del Estadi al borde del colapso. Todo en él era fascinante, un tipo que hacia rock and roll y además mostraba una cultura inédita hasta ese momento en la profesión. Nunca olvidare el día en el que en una entrevista televisiva después de utilizar una palabra desconocida para mí (chovinista) recomendó un libro de Antonio Muñoz Molina (El Invierno En Lisboa), libro que por supuesto me leí y que fue el pistoletazo de salida a mi voraz afición a la literatura.
Así que una vez confeso he de decir que cada una de las visitas de Ramón a mi comunidad Autónoma es para mí una cita obligada.
Ramón está en un estado de forma envidiable, tiene un directo acojonante y el calibre de la banda que ha armado es formidable. La diferencia entre unos músicos de acompañamiento y una banda es que estos últimos se divierten en el escenario y los primeros generalmente van a cumplir y poco más. Los Electricos Del Diablo se divierten encima de las tablas y de qué manera. Una dupla guitarrera que se complementa perfectamente, Manuel Silva más punk y contundente y Oscar Castello más sobrio y elegante. Sección rítmica precisa y concluyente comandada por las baquetas de David Castello. La Magia de las teclas se hicieron notar de la mano de Jesús Varas y la aportación de Carlos Gonzalvo al violín es cada vez más notoria.
Absolutamente nadie en este país tiene un inicio de concierto tan demoledor como Ramón. “Putney Bridge” noquea al personal en el primer asalto.
Del setlist solo puedo decir que no me sobro ninguna, que el concierto fue vertiginoso y sin tregua, que los descansos previos a los bises fueron inexistentes (el horario de una sala como Luz de gas en viernes apremia y Ramón no quería dejar temas en el tintero), y que Ramón sigue siendo el Rock Star más grande que ha dado este país.
Por supuesto que me faltaron canciones, sobre todo de sus últimas obras, entiendo que el público pida temas de su etapa más urbana pero en sus últimas criaturas están los temas más reposados y concluyentes, en ellos describe situaciones y personajes tan ricos que cuando acabas de escuchar esas canciones crees que podrás encontrarlos en la vida real.
Podría haber confeccionado otro setlist sin repetir ninguna y le hubiese quedado un concierto igual de potente, “Bajando”, “Fe Ciega”, “Fabrica de Hombres”, Sueños y Sombras” o “Rosa” son algunas de las joyas que quedaron fuera.
Explicito, conmovedor y melancólico, nos regaló una nueva versión de “Felisin el Vacilón” que una vez concluida lo dejo con los ojos aguanosos y embargado por la emoción.
En “Cuerpos Calientes” se hizo acompañar del gran Gabriel Abril que con mandolina en mano pigmentó la sonoridad del tema llevándolo a esferas desconocidas hasta el momento. Gabriel engalano con guitarra acústica esa composición perfecta y sobrada de lirismo que es “Como Un Susurro”
Ya en la recta final nos sorprendió con una eléctrica “Tormenta en La Carretera”. Tema recuperado para su acústico En Los Huesos pero que hasta ese momento estaba perdido en el túnel del tiempo.
Final de concierto con la obligada “Hormigón, Mujeres y Alcohol”
Dos horas y media de concierto en la que sufrí una especie de abstracción de todo para acabar concluyendo que Ramón sigue siendo una garantía de honestidad
Texto: General Lee
Fotografías: Maria Jose