Star Mafia Boy + Canal 69
Rocksound - Bcn
Ilusión, sin esperanza, sino con tesón e, indudablemente, excelsa calidad es lo que permite a muchos trabajar, crear, seguir luchando contra formas inadmisibles, arriesgando todo para que, desafortunadamente, sólo unos pocos puedan disfrutar de su labor. Y, son unos pocos, porque se interesan, esos pocos, en la búsqueda de una naturaleza con jaez y talla, al menos, dentro de esas ficticias fronteras que encierran a unas gentes de mil sangres que pretenden englobar en un único linaje ligado, no cabe duda, a la estupidez y la misantropía. Afortunadamente, como ocurrió el pasado día veintiséis de mayo en la ya decana sala de la ilusión y la utopía, Rocksound, se juntaron dos grandes del rock & roll respetados y valorados en su justa medida más allá de esos límites terrenales donde desde hace demasiado tiempo no existe la libertad, “Canal 69” y “Star Mafia Boy” o, lo que es igual, “Star Mafia Boy” y “Canal 69”.
Música de raza y alma apreciada, no sólo por esa pequeña y casi elitista masa de melómanos que llena las salas de música en directo sino, además, por auténticos entendidos en la materia cuya opinión, no guía, sino que constata la realidad. La sala, cual caverna selectiva del entendido, fue llenándose poco a poco a sabiendas de que, lo bueno, casi siempre se hace esperar y, la espera, rociada con buenos caldos, buena compañía y la posibilidad de estrechar manos e incluso, antes de charlar, sinceros abrazos a aquellos que iban a ascender al escenario, no se convierte en eterna e inapetente, bien al contrario. Si bien, cuando, procedente de ese siempre emblemático barrio Lavapiés, de la baqueteada capital por la estulticia de unos pocos, Francisco José Rodríguez Pinto, “Star Mafia Boy”, asciende al escenario esgrimiendo su guitarra, siempre bien parapetado, en ésta ocasión por Juli Martín al bajo y los coros, y Tito a la batería.
El local e incluso las calles, quedan arrasadas por su rock & roll de autoría e inequívoca personalidad. Casi recién llegado de aquellas tierras donde un Arturo sentó las claves de la caballería, con su exclusivo último trabajo, “Live in London”, desparramó su inagotable fuerza como si, de nuevo, se encontrará en aquellas tierras donde, aún teniendo un único tema en su idioma, “Take it Easy”, rinden pleitesía a quien entienden y reconocen como lo que es, un grande del rock & roll. Un monstruo, como la música, sin fronteras capaz de derribar con sus notas la necedad humana comenzando por el primero de los catorce temas que consolidaban el repertorio de esa noche, “Ven conmigo al Ring”.
Y a hostias de su garganta y sus seis alambres, comenzó esa noche tan especial, con un claro “Tengo algo guardado para ti”, que el respetable supo apreciar con su evidente talante, “Corriendo Salvaje”, como él, sin moverse del lugar pero recorriendo “Mil años de amor en el infierno” e, de igual manera que el trío, lo último que podía hacer el público era “Take it Easy”. Bien al contrario, como Star Mafia Boy, o Charlie Noventa de “Chaqueteros” que ascendió al escenario para cantar un tema con él, todos estaban “Más allá de sus sueños”. Porque esa era una más, para los afortunados que han podido vivirlas, de “La noche de los vampiros” y él, “La Heroína de mis venas”.
Un “Ángel caído” capaz de extraer armonía arrasadora “Entre cristales rotos” en esa “Oscura obsesión” compartida donde el público, con su apostura, sus gritos y su acompañamiento, gritaba en silencio un “No puedo parar de amarte”, convirtiéndolo en aquel “20th Century Boy” de “T.Rex” capaz de crear su propia escena “Cyber Punk” en una distopía donde la sala, devastada por su energía y su inigualable calidad, creó un ambiente devastado donde, no hay duda, “Canal 69” se iba a sentir como en su casa. Mientras ellos preparaban el escenario, el mesetero y sus secuaces, cogían aliento entre abrazos, flashes, entrechocar de manos y, ya en el exterior, cigarro en mano, Star Mafia, quizá, recordaba un instante antes cuando en esa arteria que hace honor a la lucha y a los luchadores, la de Els Almogàvers, y en cierto modo a él mismo, había deleitado a los viandantes con el sonido de su guitarra sobre el negro del asfalto y bajo la escasa luz de las farolas. Rápidamente rodeado por amigos, colegas, seguidores y de esa noche de la siempre layetana ciudad capaz de apreciar la nobleza y la calidad de una bestia como él que, desde luego, rápidamente cerveza en mano, no quiso perderse ni una nota de la actuación de sus compañeros y amigos, “Canal 69”.
José Masegosa, voz; Oscar García Bragado, guitarra; Edu Martínez, bajo; Andy Padel, teclado; Karlos de la Paz, guitarra; y Tony Larrosa, batería, cual cuerdas de guitarra bien afinadas, ascendieron al ardiente entablado para acabar de arrasarlo y demolerlo con los quince temas que tenían preparados. Y, cual “Gallo de pelea”, comenzaron su desparrame, como una conocida y reconocida fotógrafa, Mª José, ha encabezado una de sus fotos, “Honestidad, carácter y sinceridad”. A la luz del “Flash” pero sin esconder “Vicios yVirtudes”, siempre, como músicos que son, “Haciendo equilibrios” y no por “Little Wing”, bien al contrario, cual “Geishas en Madrid” al son de ese estentóreo y a la vez sordo grito “Espabila” y siempre “Juntos a la par”, con un público rendido y, como ellos, volcados en la “Insurrección” convirtiéndose en la eterna “Musa” de Canal 69.
Haciendo llegar “La sangre al río” para gritar con esa definición de Mª José, honesta, con carácter y sinceramente “Quiero estar contigo”, con ese respetable “Beautiful” de sus “Sueños” al que lo último que desea es “No volverte a ver”. Porque la entrega de José, siempre interactuando con el público, la mesurada presencia de Andy, apabullante con los teclados, la impronta cadenciosa de Edu y Tony, manteniendo y marcando una armonía marcada y repleta de autoría, los rasgados de Karlos, mostrando la afabilidad de sus compañeros que, gracias desde luego a su indiscutible calidad, han conseguido que parezca que lleva toda la vida tocando con ellos.
Y, desde luego, Oscar, incombustible y, como José, incapaz de no brindar ese espectáculo que tanto agradece el respetable, consiguieron, como en el último tema en que José llevó a Oscar sobre sus hombros recorriendo toda la sala sin dejar de tocar la guitarra, no a aguantar, sino llevar en volandas el local entero hasta ese final que nadie deseaba y que se convirtió, como toda la noche, en una fiesta al rock & roll, a la ilusión indestructible, aún cuando el entorno, no el de esa noche, desde luego, sino el del día a día, en manos de unos necios incapaces de ver más allá de sus cuentas corrientes, afortunadamente, no consigue socavar el ímpetu y la necesidad de esos seres necesitados de rock & roll, de vida.
Únicos y escasos capacitados para entregar dosis de hálito como esa noche repartieron a base de rasgados, golpes y clamor en la ya decana Sala Rocksound de la siempre Layetana ciudad, “Canal 69” y “Star Mafia Boy”.
Texto: Yon Raga Kender
Fotos: Manuel Alferez
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