The Plastic Factory
Tributo a Lou Reed and Velvet Underground
16 Toneladas - Valencia
En 1975 Carlos Company, un amigo del colegio, llevó a una acampada el casete “Rock’n’Roll Animal” de Lou Reed, ese día cambió mi vida. A partir del citado año hasta hoy, tengo toda la discografía de Lou Reed y de Velvet Underground, así como varios discos piratas, discos individuales, versiones de discos (portadas distintas, ediciones francesa, americana y española…) alguna edición rara, libros ingleses, americanos y españoles, pósteres y recortes de prensa. Lo vi en directo cuatro veces y lo fotografié en tres ocasiones. La primera el 20 de junio de 1980 en el estadio Román Valero de Madrid sí, ese famoso concierto, allí estuve yo, lo fotografié y algún día diré porque no hay fotos. La segunda vez en el Palacio de los Deportes de Barcelona en 1984, lo fotografié e hice mi primera crónica de un concierto para la cartelera “Qué y Dónde”. La tercera, también Barcelona, en el Velodrom D’Horta en 1989, después de haber hablado con el promotor, cuando llegué no tenía acreditación, así que dejé la cámara en consigna y me deleité con el concierto. La cuarta y última vez fue aquí, en Viveros en 2003, quiero dar miles de gracias a Salva Sinisterra, promotor del concierto que me acreditó por France Press para que lo pudiese fotografiar, gracias miles Salva, estoy en deuda contigo.
El 26 de julio de 2008 con tres entradas en la mano, una para Iosune, otra para Nieves y la mía, se suspende el concierto de Benidorm (iba a tocar todo el disco Berlin treinta y cinco años después de su edición) por enfermedad de Lou, me hubiese gustado tanto que los tres lo hubiésemos podido ver, hubiese sido un efluvio magnifico de pasión y amor.
Gracias a The Plastic Factory, porque su cordialidad para conmigo, ha hecho posible que explicase un poco mi vida con Lou Reed en esta crónica, y ahora sí, esto es lo que pasó el viernes en 16 Toneladas.
Salí de casa y mi ardiente cabeza al fresco del anochecer solo pensaba que la iba a pasar la noche con Lou Reed. Quebrantaba mi corazón el culto sacratísimo de la memoria santa de Lou que iba a ver. Iban a ser sus grandes canciones del alma, esas canciones que van ligadas a lo infinito y a la eterno. Una vez en la sala, un fresco resplandor recorrió mi mente al oír los acordes de I’m waiting for mi man, canción de 1967 que forma parte del primer disco de Velvet Underground & Nico. The Plastic Factory son la unión plástica no exenta de idealismo amoroso y espiritualizador con que las flores líricas de la pasión, dan a luz las canciones de Lou Reed. The Plastic Factory son la música como acción colectiva y se han puesto al servicio de la historia musical para hacer de catalizador al nacimiento en masa de la conciencia general, son el fermento que hacen germinar el recuerdo de Lou Reed & Velvet Undergronud.
Quique voz y guitarra, Carmina guitarra, Jose batería, Luismi bajo, Juan guitarra solista, Willy saxo y Gilberto y Francis teclados, son la pasión y la razón, el instinto y la reflexión, el fuego y el amor de la memoria de Lou Reed, son The Plastic Factory.
Se suceden las canciones What goes on, Venus in furs “La niña del látigo en la oscuridad viene con un cascabel, tu esclavo, no le abandones, golpéale mi ama y cura su corazón”, White light White heat, Sweet Jane, I can´t stand it, canción del primer álbum de Lou en 1972, Vicious de Transformer. Pero con la canción Berlin, la noche se convertía en quietud, descanso y liberación. Gliberto al piano y Quique a la voz emularon el encanto y el alma que glorifican la creación calcada.
Siguen con Lady Day, cada edad tiene sus alegrías y sus divertimentos, la niñez los juguetes, la juventud los amores y la experiencia como decía San Agustín: “Si la cosa creída es increíble, también es increíble que lo increíble pueda ser creído”, con esa experiencia que la vida me da, soy hijo de la madre naturaleza y soy libre, I’m so free.
Satellite of love, Kill your sons de Sally Cant Dance, Crazzy feeling, Perfect day, Baby fase y Rock and Roll de Loaded, son una erupción volcánica en un público entregado, con los ojos deslumbrados por la admirable y desbordante pasión de l@s músicos.
Cuando mi hija Iosune estaba aprendiendo guitarra, no hacía más que pedirnos una guitarra eléctrica, yo le decía que primero aprendiese bien la clásica, después hablaríamos de la otra. Un día en casa de nuestr@s amig@s Lupe y Jorge cogió una guitarra eléctrica y tocó los primeros acordes de Dirty Boulevard, lógicamente a la semana siguiente tenía su primera Stratocaster. Cada vez que escucho esta canción, una de mis preferidas, me acuerdo de esto, de la ambiciosa magnitud del proyecto de Iosune y mi alma queda en paz, al igual que quedó cuando la escuché esa noche. Leave me alone fue la única que tocaron de Street Hassel.
Suenan las armónicas notas de una de las canciones de Lou que más se han versionado y justo a mi lado está Reme, majestuosa y elegante como siempre, está quebrando su cintura, arqueando las caderas y dando elasticidad a sus talles felinos, ella y Juanjo fueron dueños de La Marxa (bar célebre) y me recuerda que siempre cerraban con Walk on the wild side, es un ramo solemne de flores balsámicas en cuyos cálices se bebe la vida, un himno poderoso bajo el polvo de oro del pecado por el que yo sigo andando.
Para finalizar Rock and Roll heart canción que da título al disco del mismo nombre, disco de 1976 y uno de mis preferidos. Cuidado con el mundo detrás de ti porque es Sunday morning, bis que dibuja las pasiones en nuestras caras vibrantes de impaciencia, pero es la última y mi faz aún no está desgarrada por el alcohol y los deleites obscenos, así que voy a darme prisa que la noche es corta.
Esta banda ha puesto en las canciones toda la fuerza de sus nervios, toda la habilidad de sus manos expertas y toda la armonía de sus voces, para que tuviésemos una noche con Lou Reed.
Texto y fotografías: Iziar Kuriaki.
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