sábado, 9 de enero de 2016

Discipulos de Otilia

Discipulos de Otilia
Music Hall - BCN


La noche es más que cerrada en el centro de Barcelona y entre los miles de neones sobresale el de la Sala Music Hall, ubicada en el número dos de Rambla Catalunya, donde se encontraba el “Teatro Barcelona”. Mantiene aquel clásico estilo de bombillas y cortinajes aterciopelados de principios del siglo pasado, adaptado a la contemporaneidad de la época, representada especialmente por los coetáneos que abarrotan la sala esa noche del nueve de enero. A la espera, una vez se enciendan los focos, de la banda de Ska más gamberra, posiblemente, de los últimos años y de la historia.



Martí Ballus, técnico de sonido, pulgar arriba da el disparo de salida para que, primero Marc Benaiges, a la batería; Rubén Bes, al teclado; Miki Santamaría, al bajo; Marc Benaiges, a la guitarra; Pep Arimont, a la trompeta y Pau Savall; saxo tenor prácticamente asalten el escenario. Antes de que también lo hagan Jofre Maruny, en pantalón corto y completamente vestido de blanco y Xavi Canovas, con sombrero e igualmente con pantalón corto pero completamente vestido de negro. Discípulos de Otilia se encuentra casi al completo en el escenario, más tarde aparecerá Bernat García, al saxo barítono, y el público no puede más que jalearlos para que comience la fiesta de la denuncia desenfadada. La cita anual, adelantada, de aquellos con los que es imposible la quietud frente a su directo, agitado y dinámico aun cuando, entre canción y canción, se excusan con el ineludible efecto del paso del tiempo y las recientes o próximas paternidades.



Después de más de veinte años, Discípulos de Otilia siguen siendo un torbellino de alegría y descaro que no pierden la ironía de la crítica y la responsabilidad social. Provocando a sus fieles seguidores y aquellos que los descubren que abarroten el local para acompañar los veintiséis temas que conforman el concierto, incluido el “Miki’s Show”, donde los dedos de Miki recorren las cuatro cuerdas demostrando la razón por la cual se encuentra en el escenario o el reconocimiento a Rubén, apostado tras el teclado sin dejar a un lado, como muchos de los asistentes, la grabación con el teléfono móvil. Un “Perfect Day” de “Wateke” cuyo resultado de la  “Ecuación” es un “Jackpot” exento de “Pinoccio” con un grito unánime “I wish you were here” para quien no ha podido asistir. Alargado casi hasta “Midnight hour” entre “Beer Friends”, “Tekila me kills”, aires de “África” y “Aniquilando” cualquier “Monstre Bú” en un “Pantone” de colores Ska Zone. 

Texto Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez

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