Bombarderos 30 aniversario + Jodie Cash Fingers
Razzmatazz 2 - Bcn
La ficción de la caída de la represión invadió a todos en aquella década de los ochenta, cual años cincuenta americanos, los jóvenes y no tan jóvenes querían seguir los aires de libertad y romper con la coacción y prohibición a que habían sido sometidos. Anhelaban disfrutar de un sentimiento y un estado completamente alieno a ellos, el libre albedrio y el derecho a la queja, beneficiado y llevado a cabo de muy distintas maneras. Una de ellas, quizá de las más llamativas, que no pomposas, fue dejarse arrastrar por la cultura del Rock & Roll y, con ella, por el deseo de unos cuantos excombatientes, muchos de ellos pilotos de aviones de combate y bombarderos, de continuar disfrutando de una adrenalina que, únicamente, podían sentir a lomos de sus motocicletas. Aquella cultura de esquema militar y deseosa de libertad individual se asentó en la siempre layetana ciudad, de la mano de un grupo de rockers que se hicieron llamar “Centuriones”.
Guerreros del asfalto que giraban los aceleradores de sus monturas y mostraban sus tupés, largas cabelleras y barbas mecidas por la velocidad a ritmo del rock sureño, el primer club motero reconocido en esa tierra delimitada por los Pirineos. Algunos de aquellos fundadores, fueron incluso más lejos, no sólo volcaron sus vidas a la ley del octanaje sino, además, a crear un grupo de música desarrollando un estilo de southern rock, único en aquel entonces, siendo los primeros en adoptar el idioma de allende el atlántico en sus canciones. Treinta años después, aún a lomos de metálicas monturas de inconfundible sonido, no sólo han decidido, tras unos años en el hangar, volver a sobrevolar los escenarios, sino celebrar por todo lo alto su trigésimo aniversario en la celebérrima “Sala Razzmatazz 2”, con la “Fiesta 30 aniversario Bombarderos”.
Y, haciendo honor a ese innegable ambiente familiar de los moto clubs, la noche de tan señalada onomástica de “Bombarderos”, no sólo tuvo a un público entregado, sus “Bombas”, sino, mucho más que eso, hermanos de asfalto y rock and roll volcados desde el primer momento. Ese que comenzó con nada menos, de nuevo la base parental, que la hija y el yerno de Chele, vocal de “Bombarderos”, con su banda de rock & roll, blues y country “Jodie Cash Fingers” presentando, además, su último trabajo “Rolling Swinging”.
Jodie Papaceit, vocal; Spelt Speed Tony, guitarra y coros; Tuand Bass, contrabajo; Little John Revel, armónica y coros; y Moisés Sorolla, batería, ascendieron a ese escenario adornado con estandartes y guirnaldas de la bandera confederada americana comenzando con el primero de los quince temas que tenían en el repertorio, “Evil surf”. En un inicio de celebración que, evidentemente, fue acorde con esos aires sureños de los homenajeados, con esa increíble voz de Jodie, capaz de cantar un tema rockabilly, una ranchera o un blues, sin dejar de interactuar con el público, o hace sonar la pandereta al son del rasgado de Tony, amo de esas seis cuerdas a las que extrae una oración con claro acento sureño. Similar a Little John con su armónica transportando a algún ahumado local de piso entablado surcado por labradas botas de caña alta, incapaces de extraer con sus tacones una base rítmica como la de Moi, perfecta.
Marcando esa cadencia apoyada por el contrabajo de Tuand, que, de igual manera que Moi, consigue que un golpeo sin aparente sentido, se convierta en un ritmo magistral. Como la velada, donde únicamente parecía faltar la lejana silueta de algún parque de atracciones y el olor a comida, para convertirse en una fiesta completamente americana. En una celebración doméstica al estilo de cualquier moto club, donde, un padre está libre de exigencias protocolarias. Y, así, Chele, consciente de las exigencias de tiempo de la sala, acució a Jodie, que por causas técnicas había empezado más tarde, y, ésta, sin más, dio por finalizado el concierto interrumpiendo el tema para aflicción y desenfado de los presentes. Que casi no pudieron ni comentar divertidos la situación ni ausentarse un instante para inhalar bocanadas de humo, porque, “Bombarderos” ya se encontraba en el escenario a punto de continuar la conmemoración a la música y a sus treinta años en ella.
Y aquellos austeros motoristas hoy con menos pelo y muchas canas, comenzaron con “Roadhouse blues”, en una clara constatación de cómo iba a continuar la fiesta. Y, así fue, Ricardo Papaceit “Chele”, voz y guitarra; Jordi Soto “Chamuco”, guitarra solista; Lucky “Luciano”, bajo y teclados; Francesc Bertrán “Pelut”, guitarra solista; y Jaume Catà, batería; “Bombarderos”, aceleraron a tope lanzando al público, sus “Bombas”, a un ritmo desenfrenado de rock & roll, “Lonesome highway”, “Cool cool woman”, “Rollin’on”, “Get out on the road”, invitando a Francisco Pascual “Larry”, inicial batería de Bombarderos, a subir al escenario y volver a colocarse a las baquetas. O a Spelt Speed Tony, yerno de Chele, a cantar “Wild wild West” e, incluso, a su hija, Jodie, para cantar juntos “Too much boogie”, aunque ella finalmente no subió al escenario.
También ascendió al entablado, Jorge Bumper de “The Bumpers”, viejo conocido del grupo a golpear las cuatro cuerdas del bajo, uniéndose a esa fiesta donde “Chamuco” y “Pelut” se confabulaban en sus rasgados de las seis cuerdas, provocando que el respetable, esas “Bombas” incapaces de mantenerse inmóviles, vibraran con la destreza de ambos. Los cuales, dejaron ese momento de protagonismo para la presentación de las coristas, Laura Pastor, Michelle Claude, Lidia Lill y Estrella Cabrera, mujer de Chele y madre de Jodie, demostrando que el ámbito familiar no resta calidad sino, como en éste caso, la multiplica.
Hubo sorteo de una “Cigar box” fabricada para el evento por el lutier Quicu de "CrowSwamp Guitars". Momentos de emoción, como cuando cantaron “Sweet home Alabama” o cuando, otro invitado de honor, Santiago Campillo de Juan, ex-guitarra de “M Clan”, tocó “Free Bird” en un duelo sin vencedor de las tres guitarras, “Chamuco”, “Pelut” y Santiago, Inenarrable, los tres bajo las luces lanzados en esas oraciones de sus cuerdas completamente separadas y a la par, unidas en ese ritmo que intercalaba un solo aquí, otro allá, mientras el público, las “Bombas”, no podían más que mirar boquiabiertos a punto de estallar ante el increíble espectáculo del que estaban siendo testigos. Sin olvidar ese apoyo, esa base rítmica completamente nueva, Jaume y Luciano, batería y bajo además de teclados, casi invisibles, pero tan presentes como el resto de componentes creando esa burbuja en la que solistas y vocal se mueven a sus anchas. Como la que crearon entre todos en esa celebración, tres décadas de “Bombarderos”, acabada con “Old times rock & roll” en un escenario a punto de reventar.
Como su público, esas “Bombas” reticentes al final de la fiesta que, como bien informó Chele, no acabaría ahí, sino que continuaría en la “Sala Monasterio”, aunque, esa ya es otra historia, lo ocurrido tras esa brutal celebración, en la “Sala Razzmatazz 2” es el producto lógico de la familiar conmemoración del rock & roll. De ese southern rock tan particular que aúna el talante de las dos ruedas con la necesidad de libertad, camaradería y afabilidad. Y que, en esa “Fiesta 30 aniversario Bombarderos”, se pudo vivir y disfrutar con “Jodie Cash Fingers” y, desde luego, con los conmemorativos, “Bombarderos”.
Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez
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