Canvirock 2016
Esplugues
La cultura, ya antes de aquellas pinturas de Altamira, va muy ligada a las necesidades de la sociedad, como reflejo de los requerimientos de ésta. Esa interdependencia ha llevado al ser humano de aquel iniciático palo con el que romper una cáscara para comer la semilla, al de la comunicación instantánea sin necesidad de proferir alaridos. A expresarse y, con ello, crear cultura desde aquel garabatear en techos de piedra o a hacerlo con un lápiz electrónico, de aquellos Tam-Tam, a la guitarra electrónica, la batería o el saxofón. Y, en casi cualquiera de esas etapas, a marginar una parte de esa cultura, sojuzgándola, ya no sólo por su apariencia, sino por su aparente alejamiento de la sociedad. En la mayoría de los casos por miedo a ese innegable e imparable empuje de transformación temido por el inmovilismo de la falsa estabilidad. Porque el mundo es movimiento y, éste, no hay duda, lleva consigo el vértigo de la inconsistencia y, precisamente, en esos momentos de inestabilidad es cuando cae la mascarada y esa excluida cultura, siempre presente, se hace aún más flagrante. Compartiendo evidenciar razones y culpables, con la asistencia y apoyo a las arbitrarias consecuencias de las nefastas acciones de aquellos que apoyan la acumulación, no ya de razón, sino del desdeño a una gran parte de la sociedad. Y, un ejemplo de esa razón de la cultura, apoyando la petición de alimentos del “Banc d’Aliments d’Esplugues”, ocurrió por octavo año consecutivo con el Festival Solidario “Canvi-Rock”.
Donde se dieron cita cuatro grandes bandas de esa rama cultural de la música, ascendiendo gratuitamente al escenario para aportar con su arte, un espacio de ocio y diversión, cuyo valor no era otro que el de la recogida de alimentos. Organizado, una vez más, por Javier G. Ponce, el cartel de lujo estaba encabezado por “Fernando Lavado (Gatos Locos) y Malpaso”, “Malos Tragos”, “Katarsick” posteriormente sustiuidos por "Güibols" y “Warm Up”. Y quienes comenzaron a calentar el ambiente, sonriendo ante los alimentos que iban dejando los asistentes, fueron “Warm Up”.
Marc Antoli, voz; Joan Hernández, guitarra; Rubén Alcázar, bajo; y Ángel Fernández, batería; dejaron escapar su metal a lo largo de diez temas, incluido un tema versionado con mucho personalidad, con la dificultad que conlleva un escenario tan abierto y, en esas primeras horas del festival con tanta luz, poco concurrido. Aun así, la década sobre los escenarios, claro síntoma de la calidad del grupo, quedó plasmada en los rasgados y solos de Joan, en esos estiramientos de las cuerdas del bajo de Rubén, o el rápido golpeo, si es necesario, de las baquetas de Ángel. Mientras Marc, interactúa con el público sin olvidar, en ningún momento el motivo por el que se encuentran en ese escenario, a la par que no deja de cantar con esa metalera voz, “Jet A1”, “Ser perverso”, “The voice of the crow”, entre otras hasta pasar el testigo a unas más que grandes bestias del punk rock y hardcore local y de más allá de tierra maña, “Malos Tragos”.
Sergio, guitarra y voz; Rubén, bajo y voz; y Delf, batería y voz; con su último trabajo bajo el brazo, “Welcome to Hipsterland” y sin olvidar, como sus precedentes, la razón por la que se encontraban sobre ese escenario, engrosar el “Banc d’Aliments d’Esplugues”, comenzaron con “Ignición”, el primero de los catorce temas, aseverando lo antedicho, aquellos que engrosan la cultura y son marginados por unos poderes facticos incapaces de ir más allá con un “somos los malos, somos el bien y el mal, decídelo tú mismo”. Y, desde luego, el público, que ya había ido aumentando de volumen, decidió, aún más con el siguiente tema, “Decepción”, que, lejos de decepcionar, aún menos después de los comentarios de Rubén sobre el presidente accidental de la tierra que se extiende más allá de la frontera maña, enalteció a todos.
Dejándose llevar por “Chulería”, “Arde el mundo”, “Reacción” ó “La prostitución española” llevando a los presentes a la movilidad de ese sonido grave del bajo de Rubén, a cuyas cuatro cuerdas arranca esa base acorde al vuelo de las baquetas de Delf, ora menos rápido ora a una velocidad incalculable de la que, en ocasiones, se escapan los rasgados de Sergio a su guitarra, cuando no se escapa en algún que otro solo. Sin dejar de declamar en ningún momento como Rubén. Con el desparpajo de esas letras llenas de denuncia y evidencia como “Welcome to Hipsterland”, tema que da nombre a su último trabajo, donde exponen el lamentable estado de autoritarismo escondido entre otras cosas, bajo costosas barbas y gafas de pasta. Para pasar al completo desenfado, riéndose de sí mismos, adaptando a su estilo “Take on me” de “A-H” y “Brown eyed girl” de Van Morrison, aparentemente queriendo mostrar una forma de destrozar canciones pero, ineludiblemente, mostrando la dificultad de extraer un gran sonido con ese “destrozo”. “Malos Tragos”, un trío que no dejó títere con cabeza ni espectador inmóvil, finalizó su participación para salir veloces hacia otro bolo, no sin antes agradecer a la organización su participación y a todos su presencia y aportación de alimentos.
El testigo debería haber sido entregado “Katarsick”, sin embargo, en último momento, por problemas ajenos no pudieron asistir y fueron sustituidos por un grupo de músicos aficionados, "Güibols", que entretuvieron a los espectadores hasta el momento del plato fuerte. Especialmente para esa agrupación internacional de moteros amantes del rock&roll, “The Dukes – Spain Rock & Roll Club” del que es miembro Fernando Lavado de Gatos Locos. Pero, antes, la banda que le acompaña en éste acontecimiento, “Mal Paso”, David Campos Beltran, voz y guitarra; Salva “Jocker”, batería; y Paco Halonen, bajo; ofrecieron su rock and roll sin etiquetas, como dice David, con cuatro temas propios.
“Corriendo con el diablo”, “Divino Blues”, “Sin amor” y “Rockabilly solitario”, mientras ascendía bártulos y trípode el pintor local Pere Pahissa, para terminar de pintar el retrato de Fernando, lienzo que le sería entregado más tarde. Y, con una gran ovación, apareció Fernando Lavado esencia y creador de “Gatos locos”. Aún enfermo, genio y figura, se plantó frente al micrófono y, tupé y cuello levantado, también, como el resto, agradeciendo a los presentes su aportación al “Banc d’Aliments d’Esplugues”, comenzó con “20 Flight Rock” de Eddie Cochran, el primero de los once temas propios y clásicos como “Rip it Up”, “Donna” o “Mystery train”.
Con esa voz perfecta de rocker que, increíblemente, chupitos y cerveza, no parecen alterar absolutamente, plantado frente al micro, moviéndose al ritmo de esa música con la que creció o que creó, bien respaldado por la increíble banda “Malpaso”, David, con su guitarra atento a cada nota y hacer los coros, Paco golpeando las cuatro cuerdas al son de las baquetas de “Jocker”, mientras el maestro Fernando interactúa con el público, arroba con su voz , agradece el retrato de Pere Pahissa, hace de anfitrión en el sorteo de una guitarra española y, desde luego, saluda a sus seguidores y compañeros de Club “The dukes”. En una fiesta de rock & roll al más puro estilo americano como únicamente Fernando puede ofrecer, haciendo que hasta el último, del ya más que numeroso público, no pueda hacer otra cosa que bailar, bien en pareja bien en solitario, arrastrados por esos ritmos y temas de puro rock & roll.
Esa música procedente de uno de las zonas más pobres del extenso territorio allende el Atlántico, donde, es posible, habrá festivales culturales de esa excluida rama de la cultura, siempre presente, que olvida pero no perdona, las nefastas acciones de aquellos que apoyan la acumulación, no ya de razón, sino del desdeño a una gran parte de la sociedad. Y que no apoyan cualquier acto de solidaridad como el que si apoyaron y correspondieron a la petición de alimentos del “Banc d’Aliments d’Esplugues”, a través del octavo Festival Solidario “Canvi-Rock”, “Fernando Lavado (Gatos Locos) y Malpaso”, “Malos Tragos”, y “Warm Up”.
Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez
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