Pur.Pendicular
Sala Monasterio - Bcn
25.05.2017
En el barrio en el que me crie había dos bandos enfrentados e irreconciliables. Por una parte, andaban los fans de Zeppelin y por la otra estaban los fans de Purple. Aunque con el tiempo aprendí a amar a Zeppelin con la misma pasión que a Purple yo siempre milite en el bando de estos últimos.
En aquella época sin denostar al resto de formaciones, a los Purple que rendíamos pleitesía era a los del Mark II. Aquellos Purple imbatibles que a base de discos imprescindibles cimentaron uno de los pilares en los que se basó el Had rock.
Quien no ha flipado con aquel mítico Made in Japan en el que la voz de Gillan llego a su punto más alto, Lord reinaba a las teclas o en el que un Blackmore en estado de gracia se convertía en el mejor guitarra del rock.
La banda encargada de llenar de música esa noche la sala Monasterio se puede resumir en eso, un homenaje honesto, sentido y sobre todo muy respetuoso a esos Purple. Una banda de músicos que manejan sus instrumentos con una destreza eminente y que interpretan aquellos temas que a principio de los 70 influenciaron a millones de hard rockeros.
Su vocalista y fundador Robby Thomas Walsh posee un timbre de voz muy especial y que recuerda al del mejor Ian Gillan y para demostrarlo comenzaron con un “Highway Star” en la que su garganta sonó atronadora.
La banda ejecuta los temas con total precisión y no exenta de pasión imprime un halo de alma a canciones como “Woman From Tokyo”, “Black Night” “Speed King” o “Hush”, esta última, única concesión al Mark I.
Es cierto que con ese repertorio la aprobación del público que asiste a estos conciertos está garantizado previamente pero también es cierto que llevar a tus espaldas el cartel de la mejor banda tributo a Deep Purple hace que la responsabilidad pese. Esta banda es la única que tiene el beneplácito de alguno de los componentes originales de la banda madre. Tanto Ian Paice, Roger Glover, Joe Lynn Turner o el difunto John Lord han tocado con ellos y gozan de su aquiescencia.
Como en todos los conciertos de esa etapa del rock no faltaron los solos de guitarra, batería, órgano y bajo. Momentos en los que los músicos tuvieron la oportunidad de lucir el dominio de sus instrumentos y no perdieron la oportunidad.
El tramo final fue explosivo, “Space Truckin'” y el riff inmortal de “Smoke on the Water” fueron las elegidas para poner punto y final al show. Aunque la insistencia de un público totalmente entregado los hizo recapacitar y volver al ataque con “Perfect Strangers” para acabar poniendo el broche de oro con “Child In Time” en la cual Robby se dejó las cuerdas vocales.
Una de esas veladas en las que rendir homenaje a una de las bandas más grandes del rock es algo más que rescatar de las tinieblas del tiempo un puñado de canciones que marcaron a toda una generación.
Texto: General Lee
Fotografías: Christian Espinel
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