viernes, 15 de septiembre de 2017

Pierrot - Sala Room One

Pierrot
Sala Room One - Alzira

 Empezaba Goethe en su novela Fausto diciendo: “Deseo tanto más agradar a la multitud cuando que no hay más que ella para vivir y hacer vivir”. No éramos una multitud, pero sí los bastantes para vivir la agradable y desenfrenada actuación de Pierrot en la sala Room One de Alzira, sala que hacía su inauguración ese día y que está llevada de una forma extraordinaria por Iván.

Pierrot son: Borja guitarra y voz, Raúl batería y Adrián bajo y voz. Influenciados por Nirvana,  Queens of Store o Alice in Chains, tienen un directo brutal y contundente a lo que nos tienen acostumbrados afortunadamente las bandas de Grunge. Acaban de grabar un ep con cinco temas que dentro de poco subirán a las plataformas digitales y que estamos esperando con frenesí.   



Se hacen fuertes en los tiempos medios, y radicales con la guitarra y bajo. La batería rotunda da a este Power Trio el poderío de hacer que la peña nos movamos indescriptiblemente, endemoniados, en una bacanal de delirio musical.
Después de una intro, yuxtaponen los acordes de "Frankestein", primera de las canciones de las ocho que tocarán. Brillantes de imaginación, "Déjame" será la segunda, “Déjame, déjame vivo, déjame muerto, déjame siendo yo”, frase apoteósica que hace mella en mi cerebro, y es que ¿cómo se puede decir tanto en ocho palabras?



Después de una intro, yuxtaponen los acordes de "Frankestein", primera de las canciones de las ocho que tocarán. "Brillantes de imaginación", "Déjame" será la segunda, “Déjame, déjame vivo, déjame muerto déjame siendo yo”, frase apoteósica que hace mella en mi cerebro, y es que ¿cómo se puede decir tanto en ocho palabras?

"Solitaria" y "La ruta del odio" seguirán contagiándonos de Grunge, con esta última me recuerdan a una banda californiana de Stoner Rock que se llama Fu Manchu, Borja se arrodilla y su pelo toca suelo para dar un exhaustivo y solemne momento de riffs tocados, estoy seguro, con el espíritu de Cobain tronando en su corazón.
A poco que me descuide, el sonido enérgico del bajo va hacer que llegue hasta mí, literalmente, pues Adrián se ha bajado del escenario y lo tengo prácticamente al lado; está sonando "Prozack" y me anti deprimo escuchándola, dado que mi estado de exaltación obra la acción de un maníaco masacrando y gastando decibelios, una cerveza no me vendría mal, pues eso.



"Hueco" y "45º" son las dos últimas canciones en las que Raúl plasma a modo de golpes el intenso y agradable tormento que están sufriendo los parches de mylar, volumen que la caja y los toms soportan y pagan el precio de la estructura armónica con la que nos deleita.
Nos venimos de Alzira mi compañera de viaje y yo hablando de la vida, curiosamente después de un buen concierto, hablar de la vida da una dulce calma de espíritu y destellos de alegría en una noche que estaba llamada a destacar por la música Grunge y el Pop Punk, en fin, mi vida.

Texto y fotografías, Iziar Kuriaki.

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