sábado, 28 de octubre de 2017

Rehenes + Autos Detroit - Sala Monasterio

Rehenes + Autos Detroit
Sala Monasterio - Bcn


En la mitología griega, Reso (griego antiguo Ῥῆσος, Rhêsos) fue rey de Tracia, hijo de la musa Calíope o de la musa Euterpe y de Eyoneo, Ares o Estrimón. Participó en la Guerra de Troya y resultó muerto mientras dormía en su campamento, junto con 12 de sus acompañantes, en una incursión nocturna efectuada por Odiseo y Diómedes. Es decir, dentro de ese tan elaborado imaginario heleno, ese soberano de inconclusa ascendencia prestó su nombre, aleatoria y casi tan confusamente como el de su alcurnia, a un primate común en Afganistán, norte de la India y China meridional, concretamente el Macaco Mulatta o Macaco Rhesus, con el que se identificó por primera vez lo que hoy en día conocemos como factor RH en la sangre. Ese elemento fundamental que fluye por nuestro cuerpo y que, al margen de los cuatro tipos y ese factor negativo o positivo, es el torrente que fluye cargado, más alegórica que aleatoriamente, de estulticia, emprendimiento o arte. Éste último, casi en la misma cantidad de tipos que la sangre, es desde luego imperceptible en un análisis sanguíneo, aunque nadie duda que aquello que se reproduce en el cerebro de un artista está intrínsecamente ligado a esa corriente carmesí y, desde luego, aún de forma ligeramente arbitraria, para nada aleatoria o confusa. Quizá, ese RH, causal o casualmente muy ligado a ese mito de las Musas, por ejemplo, a modo de notas corra por las venas de cualquier músico, un hecho en sí mismo indemostrable científicamente, como la paternidad y maternidad de aquel monarca traciano o el porqué de elegir su nombre para reconocer al macaco, pero tan plausible como el reconocimiento de sí mismo de este primate en el espejo, la tragedia atribuida a Eurípides titulada Reso o los repertorios de dos bandas, “Rehenes” y “Autos Detroit”, que el pasado día veintiocho de octubre descargaron su adrenalina en la no menos mítica, que no mitológica, Sala Monasterio en el Port Olímpic de la siempre Layetana ciudad. 
Y los primeros en mostrar el sinfín de notas que corren por sus venas fueron “Autos Detroit”,



 Pedro Pasamontes y Lluís Molina, voz y guitarra; Jordi Delgado, bajo y voces; César Hernández, batería y voces; presentando su último trabajo, “Second Best”, ascendieron al escenario hipertensos por el sinfín de pentagramas que corrían por sus arterias y que intentarían repartir en dieciocho temas y tres bises. Una hemorragia iniciada con “Welcome” donde el power pop que les identifica comenzó a dejar su huella con las voces y guitarras de Pedro y Lluís, en todo momento batallando a viva voz, rasgados y punteos en busca de ese encandilado enfrentamiento donde el único vencedor es un público receptivo y entregado capaz de discernir la gravedad de las cuatro cuerdas cadenciosas de Jordi y el rimero de baquetazos de César.



 “I can’t deny”, “New distractions”, “Big Star”, “All I Know” o “She’s the number one” alentaron a ese respetable insaciable ávido, cual vampiros nocturnos, de ese torrente apoplético cargado con los bises “Quasi”, “Beleave me” y finalizando con “Lonesome”, el colofón de esa inicial bacanal de flujo musical alentador de mentes que “Autos Detroit” esparció como entremés de otros del caprichoso comportamiento arterial, “Rehenes”.



La banda de rock en el desierto, como gustan autodenominarse, presentando su último trabajo, “Arañazos bajo la piel”, compuesta por Antonio Guillen Pedra, voz y guitarra; Miquel Juarez, bajo y voces; Eduardo Castillo, guitarra y voces; Xavier Monge, teclados; Txabi Ábrego Txopeitia, guitarra; y Josep Mª Llobet "Txer", batería; remataron la saturnal iniciando con el apropiado tema “Después del incendio”, demostrando que es sobre las brasas cuando se demuestra el talante y el talento que irriga sus arterias. Conductos henchidos de notas exteriorizadas en rasgados y punteos de Eduardo y Txabi, en golpes a las cuatro cuerdas de Miguel, en presiones al teclado de Xavi y en frenéticos baquetazos de Txer conjuntados en la grave y profunda voz de Antonio, declamando cual ariete a la estulticia y rasgando las seis cuerdas cual puntal de su asedio.. Todos ellos aclamados y coreados por un respetable que conjugaba la nostalgia de los viejos temas con el regocijo de los nuevos, imbuidos por esa pátina de plasma Rehén.





Prisioneros de esos ritmos rocanrolescos de unos ilerdenses defensores a ultranza de esa tierra, otrora bañada en todo tipo de sangre, que les vió nacer y que evocó epinicios, preces, himnos y romances como “Mi oscuridad”, “Piezas de ajedrez”, “Arañazos bajo la piel”, “Sé que voy a encontrarte”, “En el Desierto”, “Miénteme” y su homenaje a grupos con los que compartieron época o les precedieron, “El último tren”. Éstos dos últimos temas, después de los trece que tenían preparados, a petición vociferante de un público incansable y empapado de ese RH balagariense que nada tiene de aleatorio y mucho menos de confuso, que sumergió la siempre escogida Sala Monasterio en un caldo de imparable rock & roll con denominación de origen, “Rehenes”. Una noche de consanguineidad radicada en la universalidad del tipo de sangre, en ningún momento casual o indeterminada como la de aquel rey de Tracia o la elección del nombre a una raza primate. Con un Rh común repleto de notas, arpegios y pentagramas portados indefectiblemente en las arterias de los componentes de las dos bandas que, esa noche, demostraron científicamente que el arte corre por sus venas, “Rehenes” y “Autos Detroit”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alferez

Rosendo . Sala Repvblicca

Rosendo
Sala Repvblicca - Valencia

“Así es el viejo oficio del poeta, que comienza en la idea, en el soplo sobre el polvo infinito de la memoria, sobre la experiencia vivida, la historia, los deseos, las pasiones del hombre.”
"El oficio del poeta" de José Agustín Goytisolo es un relato poético exacto sobre uno de los músicos que van a pasar a la historia del Rock de nuestro país, por ser maestro de la seducción, argumentos nobles, respeto y tolerancia. Filosofo ecléctico, se encuentra lejos del convencionalismo vulgar que está sometiendo a esta sociedad. Por eso, la Sala República se llenó completamente para asistir a uno de los conciertos que mi compañera y yo estábamos deseando ver y escuchar. Ella, fan de toda la vida, cree que la pureza de la honra de este hombre está fuera de toda duda, si ella lo cree yo también. Me ha enseñado a exteriorizar mis sensaciones, lo cual para una persona como yo supone un gran esfuerzo, gracias.



En Carabanchel vivió Francisco de Goya, Manuel Machado y vive Rosendo. Es un barrio con cultura árabe y romana, por eso él está orgulloso de su barrio que tiene un futuro pletórico de sorpresas…Y de Carabanchel a República. Después escuchar a Exceso, banda invitada que dejó el ambiente caldeado para "El Maestro", el frenesí de las masas se oía hasta en Letonia ¡Rosendo! ¡Rosendo! ¡Rosendo! Se hizo la luz, Rosendo salía a escena, con Mariano Montero a la batería y Rafa Vegas al bajo. El power trio nos envolvió de sentimiento, y nos cubrió de una sencilla aureola neurasténica espiritual, se limitaron a ser el centro emisor de esas emociones que se llaman canciones.



Sesenta y tres años, diecinueve discos y más de treinta y ocho años en el mundo de la música, le han hecho componer un sinfín de letras con su respectiva armonía, melodías que son el eco de generaciones pasadas y que a través del misterio llegan solemne a los oídos de las generaciones presentes, como bien pude ver con la gente que colmaba la sala.

"Flojos de pantalón", "Maneras de vivir", "Agradecido", "Vergüenza torera", "Date por disimulao", "Masculino singular", "Un capullo dentro de un jarrón", "¡Que bufonada!", "Maldita flojera"… canciones que sus almas son un océano sin límites, canciones que ya no pertenecen al autor sino a la gente que, con tremendo estremecimiento de gozo, las gritan, y bailan los entrañables compases de ritmo entre estertores agónicos y sensaciones psíquicas que se dirigen directamente al corazón.



Rosendo Mercado no es precisamente un modelo idóneo para fotografiar - ni falta que le hace - él siendo consciente de su falta de fotogenia, se deja seducir. Hice las fotos y las gocé sin manifestarlo, las hice como un cronista que revela la acción autentica para contar una historia.

El denso ambiente fue acorralando las conciencias de los que allí estábamos y nuestras almas se aferraban a que no terminase el concierto, aún quedaban muchas canciones que no habían sonado. Al finalizar sentimos una sublime estela de agradecimiento. Mi pareja y yo nos fuimos agradecidos por la ilusión alcanzada.

Crónica y fotografías: Iziar Kuriaki

Robe - Sant Jordi Club Bcn

Robe
Sant Jordi Club - Bcn


Hay quien asevera que una buena canción consta de tres partes indisolubles, han de tener, una buena melodía, un buen estribillo y algo que nadie sabe bien lo que es pero que es lo único que importa. Robe en ese campo es todo un referente ya que es el autor de un buen puñado de esas canciones. Su forma de escribir, su fraseo y esas guitarras contundentes lo han llevado a ser un referente musical de 3 generaciones (y ahora va a por la cuarta).
Con un disco tan lirico como es "Destrozares", se ha paseado a lo largo y ancho de la piel de toro y sus fans han respondido con una afluencia masiva a sus shows. El Sant Jordi Club no iba a ser menos y esa noche presentó un aforo casi repleto para rendir pleitesía a uno de los músicos más iconoclastas de este país.



Su propuesta actual dista mucho de ser una simple continuación de su banda madre. Aquí no hay guitarras machaconas, frenéticos pogos en la platea o canciones que son entonadas por la concurrencia con visceralidad. Aquí lo que nos encontramos son canciones que son tan bellas como crudas. Las dos vertientes del extremeño, la poética y la reivindicativa confluyen con toda naturalidad. Palabras y notas son introducidas en una coctelera y una vez agitadas saca de ella puro arte que es capaz de sacar a relucir los sentimientos más recónditos del ser humano, siendo de esta forma el azote de esa polvorienta beatería a la que nos lleva la ceguera de la que hace gala la sociedad actual. 



La instrumentación es tan importante como las palabras para este hombre y aunque en este proyecto las guitarras pierden protagonismo, son perfectamente suplidas por Saxo, acordeón, violines y teclados siendo todos estos escudados por una sólida base rítmica en la que el bajo va cambiando de manos en función de las necesidades musicales del tema en cuestión. 



Así Carlos Pérez se erige como el complemento perfecto para Robe en escena y su violín colmó de matices canciones como “Por encima del bien y del mal” o “Cartas desde Gaia”. David Lerman se erigió como un musico muy completo de una clase extraordinaria. Con el resto de componentes conformaron una banda eficaz y convincente.
El repertorio se basó en sus dos discos en solitario. Canciones como “Hoy Al Mundo Renuncio”, “Querré Lo prohibido” y “Puta Humanidad” se ven fortalecidas con la magia del directo.



“Si Te Vas” fue la única incursión en el planeta Extremoduro y espoleó a los fans más ansiosos de corear alguna de esas tonadillas provocando una gran algarabía en la sala. 
Robe se despidió tras casi tres horas de concierto, eso sí, con un descanso de 30 minutos a la hora de estar en escena, bronca a un sector del público por la excesiva utilización del móvil (en eso tiene toda mi comprensión) y después de haber ofrecido un concierto tan intenso como delicado en el que nuestro poeta dejo claro que hace lo que se sale del arco del triunfo. Y mientras eso sea así el arte saldrá beneficiado. 

Texto: General Lee
Fotos: Maria José

miércoles, 25 de octubre de 2017

Haram + Una Bèstia Incontrolable + Nueva Fuerza

Haram + Una Bèstia Incontrolable + Nueva Fuerza
Sala Monasterio - Bcn


Hace cincuenta y tres años vio la luz un tema de Bob Dylan que, éste, un año más tarde resumió con "No puedo decir que los adultos no entienden a los jóvenes como se puede decir que los peces grandes no entienden a los peces pequeños. ‘The Times They are a Changin’ no es una declaración... Es un sentimiento" Y, no hay duda lamentablemente, esa conmiseración sigue en vigor hoy en día, con unos jóvenes incapaces de entender la estulticia de unos adultos que han olvidado la comprensión de su juventud. Que han convertido la simpleza de la aprehensión lozana, de aquel dos más dos cuyo resultado era un indiscutible cuatro, en complejas interpretaciones aritméticas que, lejos de llevarles a la evidencia de un discernimiento lógico, les transporta a complicadas cábalas que nada tienen que ver con la realidad. No sólo es ese más de medio siglo escuchando el eterno tema de Dylan, inexplicablemente, casi desde que el hombre recuerda, ese tema existe como banda sonora de unos tiempos que siempre están cambiando pero nunca lo hacen. “They times are a Changin” es el inservible reflejo del inaceptado carácter humano, de esa piedra en la que tropieza generación tras generación la inexplicable falta de aquiescencia de una especie que habla de superación pero, cada vez más, se reboza en el reflujo de su propia involución. Y, cada nueva promoción, se ve obligada, casi con el talante de aquel inflexible Coronel Jessup interpretado por Jack Nicholson frente a Tom Cruise, a espetar con vehemencia de una u otra forma, “You can’t handle the truth!" (¡Tú no puedes encajar la verdad!). Una veracidad que se halla presente en sus letras y en su apostura, bien diferenciadas, en las tres bandas que, el pasado día veinticinco de octubre, se reunieron en la no menos declarativa Sala Monasterio en el Port Olímpic de la siempre Layetana ciudad, “Haram”, “Una Bèstia Incontrolable” y “Nueva Fuerza”.
Los primeros en ascender al entablado con el estandarte de generación conminativa  exigiendo la devolución de su dignidad fueron “Nueva Fuerza”.



 David, vocal; Marc, guitarra; Carlos, bajo; y Xabi, batería; como si su vida acabase de empezar arrollaron prácticamente al público con su hardcore punk moderno. Nuevos aires que ni por un momento denuestan sus orígenes, sino que lo llevan a un nivel contemporáneo y espídico a base de agua mineral y una fuerza arrasadora iniciada esa noche con “Mundo Material”, apercibiendo contra el zumbido de las palabras de corazones muertos insuflados por mentes valoradas en dinero. A las que enfrentar con “La Nueva Fuerza” que romperá un mundo degenerado como sus tres siguientes temas, pertenecientes a su nuevo trabajo aún inédito y sin nombre, ideados y espetados con el augurio de un nuevo cambio, limpio de suciedad y repleto de la misma rabia con que David agarra el micro.



 Esculpiendo cada palabra a golpe del cincel de su ímpetu, contrastado con la figurada calma de Marc, rasgando las seis cuerdas a un ritmo frenético apoyado por Carlos, cuyas cuatro cuerdas expulsan la gravedad con la misma vehemencia, sin perder la cadencia, de la arrebatada sacudida de los veloces palos de Xabi. Asemejando que esa rabiosa energía novel jamás pueda detenerse y tomar aliento pero, esa noche, no por hálito, sino por tiempos, se detuvieron, arrancando una exultante ovación de un respetable que, parte de él aun descubriéndolos esa noche, no olvidara a éstos insólitos insurrectos, “Nueva Fuerza”. Un flamante brío cargado de auge fogueado con el que, sin necesitarlo, aunaron y engrosaron los siguientes en ascender al escenario, “Una Bèstia Incontrolable”.



 El Muro, guitarra; Incontrolable, voz; El Muerte, bajo; y Letxon, batería; iniciaron con “Nosaltres som la carn”, como primer tema de los diez que tenían preparados para esa noche, éste y tres más, pertenecientes a su último trabajo, “Metamorfosi”, con el que se encuentran en plena gira de presentación y recién llegados de tierras del norteño Nuevo Mundo donde han estado esparciendo su inconformismo. Su denuncia cargada con el carácter de Josep Plá y la rabia y la lengua de “Els Almogàvers” se afianzan aun mostrando un toque “Vulnerable” bajo el “Abric de Plom” que les protege un cuerpo lleno de heridas, huesos rotos y piel quemada en una aparente conclusión, “No hi ha esperança”.



 Enzarzada en ese sonido oscuro y pesado donde la guitarra de “El Muro” crea una empalizada de sonido saturado apoyado en la profunda gravedad de las cuatro cuerdas de “El Muerte” escapándose por momentos de la contundente cadencia de Letxon, exhausto haciendo volar las baquetas y refrescándose sin resuello entre tema y tema al son de las eternas reverberaciones de la poderosa voz de “Incontrolable”, recitando cada palabra como si echase tuero tras tuero en “La Primera Foguera”. En una “Metamorfosi” que, lejos de dejar al grupo “Tot sol”, provoca que el público acompañe sus letras y se mueva con ese hardcore punk y psicodelia punk transpotador a un “Nou Mon”, donde expulsar, entre otras, dos cosas, “Runes, decadencias” donde huir de “A les seves mans”, de las piedras y herramientas afiladas, de las lanzas preparadas y, esa noche, convertir en víctimas, no del miedo, sino de su contundente directo, a un respetable que, una vez más, quedó aprehendido en sus manos en esas desproporcionadas zarpas de “La Bèstia Incontrolable”. Cuya garra impregnó aún más la sala de ensalzamiento y delación social llevada al límite por los siguientes y últimos querelladores y detractores de ese comportamiento baladí de las sociedades adultas, “Haram”.



 Nader Habibi, voz; Mike Gallant, guitarra; James Stuart, batería; y Martin O'Sullivan, el bajo, con la pátina de aquel pueblo al que pertenece el vocal, heredero de la siempre comercial Fenicia y el carácter de la ciudad más poblada del septentrional Nuevo Mundo comenzaron con el primero de los dos temas de su último trabajo, “When you have won, you have lost”, incluidos en los doce del repertorio de esa noche, “American Police”, con el que ya pusieron al respetable, que atestaba la sala, en posición de guerra. Armados con sus propios cuerpos siguiendo las contundentes maniobras del “pogo”, se dejaron arrastrar por la descomunal apisonadora de éste hardcore punk con influencia gótica y del hardcore ochentero japonés cargado de reminiscencias árabes. Doce dosis de pura adrenalina anti-extremista reveladora de una confusión doctrinal y social que, lejos de quedar remitida a su originaria ciudad, se halla latente en el mundo entero, expresadas con rabia y firmeza por Nader, vociferando al micro como si éste representase el objetivo de sus dardos cuya estela está cargada de la gravedad más que cadenciosa de las cuatro cuerdas de Martin. Alzando el mástil de su bajo cual si éste se tratase de un arma en primera fila de batalla respaldada por los insurgentes y despiadados cañonazos de las baquetas de James, no sólo marcando el ritmo, amparados por las seis cuerdas de Mike, capaz de crear un escudo que, lejos de proteger, arrasa con la agudeza de sus rasgados. 



Hasta llegar al apoteósico final con “Blood” y “What is this Hell?”, destrozando por completo la Sala Monasterio, cual onda expansiva donde únicamente, el respetable, insaciable y cargado con la contundencia y cólera de la incomprensión hacia ese grotesco comportamiento adulto de “Haram”, cayó, momentáneamente en el vacío. En el repentino silencio tras acabar ese postrero interrogante sobre el averno, cuando el eco de la última nota fue apagado por la vuelta en sí del público que, como con los dos grupos anteriores, pudieron acercarse a éstos ciclópeos músicos de allende el océano. Y, no descubrir, sino aseverar la familiaridad y la camaradería de unos jóvenes, las tres bandas, capaces de reivindicar con furia una sentencia, ‘The Times They are a Changin’, que lamentablemente sigue sin hacerse realidad pero que ellos, con el mismo talante del compositor del tema, se niegan a aceptar, “Haram”, “Una Bèstia Incontrolable” y “Nueva Fuerza”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alferez

domingo, 22 de octubre de 2017

Ale Powerpuff + Cathy Claret + Carmen Garcia

Ale Powerpuff + Cathy Claret + Carmen Garcia
Bar Margarita Blue - Bcn


El simbolismo ligado a las plantas se extiende casi tanto como vegetales hay en la naturaleza, una de ellas es el laurel, vinculado al triunfo en cualquiera de los terrenos. Una alegoría procedente de la mitología griega adoptada por Apolo del nombre de una ninfa de los árboles que, paradójicamente, eligió convertirse en el arbusto que representaba su nombre antes que caer en las “amorosas” artes del apolíneo mito. Desde entonces, Dafne, que así se llamaba la ninfa, está presente en cada triunfo conseguido y, sin embargo, aún con esa significativa posición parece haber sido relegada al olvido, no al ostracismo, pues siempre está presente. A la par que, sorprendentemente, se haya convertido en representación del triunfo el fracaso denostado del mitológico playboy por antonomasia. Es decir, quizá, también simbólicamente, ese ejemplo se ha convertido en la representación del papel de la mujer en la sociedad, siempre presente y, desde luego, base férrea de la misma relegada, en su mayoría, al contradictorio lugar de un segundo plano. Si bien, como aquella Dafne y de una forma muy creciente, hay un gran número de mujeres que, no sólo han dejado de ser una sombra tras la mudable y farisaica figura masculina sino que, sin necesidad de opacidad a su espalda y mucho menos laureles, han mostrado autodeterminación y carácter como la griega ninfa de los bosques. Y, tres de ellas, el pasado día veintidós de octubre, en la no menos soberana y veinteañera coctelería, restaurante y bar con actuaciones, “Margarita Blue”, de la siempre Layetana ciudad, se reunieron para dar una pequeña muestra en acústico de la exquisitez de su trabajo y su indiscutible talento, “Cathy Claret”, “Carmen García” y “Ale Powerpuff”.



La primera en ascender al entablado acompañada a la guitarra acústica por Xavi Mur y al violín por Ihosvanni Conyedo, fue Carmen García con “Sid”, su último trabajo, sexto y primero en solitario. Arropada por su eterna y pelirroja melena, tras agradecer al público su asistencia, arrancó con el primero de sus seis temas, “Lejos de todo”, con el que comenzó a regalar su indiscutible capacidad como cantante y compositora. Derrochando aquel talante de Dafne, cual ninfa de la música, Carmen, casi mecida por el embelesador sonido del violín de Ihosvanni y la maestría de Xavi, esparció una melancolía cargada de un entusiasmo repleto de energía jovial. Vivaz, continuó con “Habitación de hotel”, “Los días” y “Adiós mi Dios”, mostrando un alma rota capaz de recomponerse y lanzarse hacia “Estúpida canción” interactuando con un respetable completamente arrobado por su voz y la música que la acompañaba. Que rompió en una gran ovación cuando, tras finalizar su último tema, “Como en el cielo” se despidió y agradeció junto a sus músicos una glorificación exenta de laureles pero henchida de reconocimiento. Como el que mostraron, tras la presentación exultante de Carmen, hacia la siguiente en ascender al entablado, acompañada a la guitarra acústica por Esteban García, Cathy Claret.



 Pionera y referencia en la fusión de flamenco, rumba, bossa nova, pop y reggae, agradeció con su inconfundible susurrante voz la ovación recibida y la exquisitez de la música de su amiga Carmen, lanzándose al primero de sus cinco temas, el más que inconfundible “Chocolat” con el que imprimió esa melodías ante la cual es imposible mantener el cuerpo inmóvil. “Todo se va” y “Solita por el mundo”, canciones que en el imperio nipón es posible escuchar en cualquier rincón, llevaron hasta “La Chica del viento”, donde, de nuevo, la guitarra de Esteban servía de excepcional apoyo a esa letra que no hace reflejo de la propia Cathy. Otra ninfa que, antes de lanzarse al último tema nacido de la transparencia en los papelillos de fumar de la marca OCB, donde se puede leer el apellido bretón del fundador que, casualmente, significa laurel y que en un pasado fue rasgado incluso en la siempre inmortal Lucille por los excepcionales dedos de su dueño, B.B. King, volvió, una vez más, a revindicar su autoría, “Bolloré”. Arropada por su hija, Brisa, y otras personas del público que ascendieron al escenario, la guitarra de Esteban dejó escapar los primeros acordes antes de que la nostalgia, sin tomar para nada su voz, se apoderara de Cathy y comenzara con la primera estrofa ‘Ya no puedo olvidarte, ya no puedo olvidarte ya…’. Palmas y acompañamiento llevaron a todos hasta el estribillo “Bolloré te quita las penas, Bolloré pa’toda la vida, Bolloré nos vuelve locos, Bolloré qué papel’. Y aunque papel no había, tampoco penas, si se volvieron todos locos y guardaron, para toda la vida, el recuerdo del pequeño regalo de esa noche de una precursora compositora de la fusión dueña de una voz arrulladora, Cathy Claret. Dando paso a la última de las tres herederas de aquella ninfa griega, Ale Powerpuff (Alejandra Cumin). 



Acompañada de su ukelele sorprendió al respetable cuando, iniciando “What’s Up” de “Four Non Blondes” tomó por completo el local con su poderosa y portentosa voz, un inicio que continuó con “Billie Jean” de “Michel Jackson”, “Creep” de “Radiohead” y finalizó con “Cheap Thrills” de “Sia”, los asistentes no podían menos que intentar cerrar la boca ante la sorpresa del vozarrón de la pequeña santiaguina. Que no pudo resistirse a homenajear a una de las más conocidas figuras del arte, la poesía y el folclore de su país, Violeta Parra, improvisando junto a Oscar S. Gallardo, vocal de “Arkanus”, “La Jardinera”. Un punto final a la noche que resumía el talante y el talento de las tres ninfas de la música que sin necesidad de convertirse en laurel, dejaron latente sin recurrir a un lance banal por qué sus nombres y su trabajo quedaran ligados, no sólo a esa veinteañera “Margarita Blue”, sino a la historia de la música, “Cathy Claret”, “Carmen García” y “Ale Powerpuff”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotos: Christian Garcia Espinel

sábado, 21 de octubre de 2017

Daniel Romano - Rocksound Bcn

Daniel Romano
Sala Rocksound - Bcn


Daniel Romano es uno es esos artistas que una vez lo has saboreado no se le puede volver a perder la pista. Aunque en su evolución musical ha tastado varios estilos lo que lo cataloga como un artista inclasificable.
En esta ocasión se plantó en la sala Rocksound para presentarnos su flamante y Dylaniano ultimo álbum. Modern Pressure es un disco a reivindicar, donde el canadiense se aproxima musicalmente al Dylan más eléctrico, su fraseo lo acerca a aquel Dylan que en los 70 abría compuertas a un talento rebosante y se marcaba discos que hoy ya son referentes culturales del siglo XX.



Su paso por el Azkena hace un par de años debería haber catapultado su popularidad en nuestro país, pero la parroquia rockera no acaba de darle su bendición y esa noche la sala presentó unos tres cuartos de capacidad.
Si tuviese que definir el concierto en una sola frase diría que Romano me voló literalmente la cabeza. Dio un concierto intenso y activo sin un segundo de descanso. La tercera vez que me enfrentaba a uno de sus conciertos y francamente no me esperaba esta mutación tan favorable. 



Arranco con Modern Pressure, tema que da título a su última obra y con su interpretación demostró que tiene una matriz cultural y que su música bebe de las raíces americanas. Juega con estilos varios, Pop, Country, Psicodelia, Rock y folk impregnan sus canciones con toda naturalidad. 
La banda sorprendió por su contundencia, la maquina estaba perfectamente engrasada e hizo una autentica exhibición, con un batería que se reveló contundente y que podría estar tocando en cualquier banda Punk rocker, marcó un ritmo demoledor.



“Roya”, “When I Learned Your Name” o “Sucking The Old World Dry” destilaron una convicción feroz y fueron recibidas con un impulso colectivo en los que la excitación se contagia. 
En “If I’ve Only One Time Askin’” dedico un guiño al “My Generation” de The Who e incluso hubo tiempo para reivindicar el legado Ramoniano versionando “I Wanna Be Sedate”
Un pletórico Daniel Romano se despedía por esa noche con una irrebatible “I’m Alone Now” con ella la aplastante certeza de haber asistido a un gran concierto caló entre los asistentes.
Daniel es un artista pleno que no milita en estilo alguno, está construyendo una carrera intachable donde la clase y el riesgo son su seña de identidad.  Seguiremos atentos a sus siguientes pasos.  

Texto: General Lee
Fotos: Maria Jose

viernes, 20 de octubre de 2017

Malos Tragos + Maldito Kharma - La Masía

Malos Tragos + Maldito Kharma
La Masia de Sant Boi
20.10.2017

Gran dia este 20 de Octubre, en el cual nos convocaron Malos Tragos, para la presentación en directo de Back to the Past, repaso ácido e irreverente al Pop comercial ochentero. Y nos convocaron en nuestra querida sala La Masía, de St.Boi donde un servidor siempre se siente como si estuviera en casa.
Los invitados en esta ocasión fueron Maldito Karma, que a este cronista, que era la primera vez que los veía en directo, le sorprendieron gratamente.



Solvencia Pop Rock, energía, buen hacer en lo técnico y una voz de lo más peculiar y carismática. Fueron deslizando muy buenas canciones y en algunos momentos me hicieron reflexionar sobre lo injusto que puede ser este negocio, donde un grupo de esta calidad no esté transitando ya en otras divisiones más importantes, algo que sin duda merecen y ojalá logren pronto. Su personal versión de Creep de los Radiohead, fue de muchos muchos quilates. 
Toda la suerte del mundo para ellos, una grata sorpresa.



Acto seguido  entraron en escena , Malos Tragos quienes tras prácticamente un año alejados de los escenarios volvían al ruedo punk rock. Tras haberlos visto hace unas semanas en la Festa Major del Prat  y aquí en La Masía, ya puedo afirmar que han vuelto más punzantes, agresivos y punks que nunca.En plena forma, oigan.



Repasaron el disco, lanzando a toda velocidad pelotazos sonoros como Maniac de Michael Sembello o Missile de Sigue Sigue Sputnik.
De igual modo fueron repasando otros hits de su carrera, como Ignición, Chatarra o Prostitución Española, que quizá sólo sea una apreciación mia pero sonaron más veloces e hirientes que nunca.



Realmente fue una noche muy grande, acompañando a dos grandes bandas, con gran actitud, enorme calidad y que a un servidor se lo hicieron pasar en grande.
A veces, y como por arte de magia, en una pequeña sala, se genera un gran espectáculo musical y emocional...
En eso pensaba precisamente cuando de vuelta a casa, revivía , con emoción, lo que había sido, SIN DUDA, una gran noche entre amigos, como decían Barricada, una noche de rock and roll.

Texto Edu Bestia
Fotos: Judit Fernández