Robe
Sant Jordi Club - Bcn
Hay quien asevera que una buena canción consta de tres partes indisolubles, han de tener, una buena melodía, un buen estribillo y algo que nadie sabe bien lo que es pero que es lo único que importa. Robe en ese campo es todo un referente ya que es el autor de un buen puñado de esas canciones. Su forma de escribir, su fraseo y esas guitarras contundentes lo han llevado a ser un referente musical de 3 generaciones (y ahora va a por la cuarta).
Con un disco tan lirico como es "Destrozares", se ha paseado a lo largo y ancho de la piel de toro y sus fans han respondido con una afluencia masiva a sus shows. El Sant Jordi Club no iba a ser menos y esa noche presentó un aforo casi repleto para rendir pleitesía a uno de los músicos más iconoclastas de este país.
Su propuesta actual dista mucho de ser una simple continuación de su banda madre. Aquí no hay guitarras machaconas, frenéticos pogos en la platea o canciones que son entonadas por la concurrencia con visceralidad. Aquí lo que nos encontramos son canciones que son tan bellas como crudas. Las dos vertientes del extremeño, la poética y la reivindicativa confluyen con toda naturalidad. Palabras y notas son introducidas en una coctelera y una vez agitadas saca de ella puro arte que es capaz de sacar a relucir los sentimientos más recónditos del ser humano, siendo de esta forma el azote de esa polvorienta beatería a la que nos lleva la ceguera de la que hace gala la sociedad actual.
La instrumentación es tan importante como las palabras para este hombre y aunque en este proyecto las guitarras pierden protagonismo, son perfectamente suplidas por Saxo, acordeón, violines y teclados siendo todos estos escudados por una sólida base rítmica en la que el bajo va cambiando de manos en función de las necesidades musicales del tema en cuestión.
Así Carlos Pérez se erige como el complemento perfecto para Robe en escena y su violín colmó de matices canciones como “Por encima del bien y del mal” o “Cartas desde Gaia”. David Lerman se erigió como un musico muy completo de una clase extraordinaria. Con el resto de componentes conformaron una banda eficaz y convincente.
El repertorio se basó en sus dos discos en solitario. Canciones como “Hoy Al Mundo Renuncio”, “Querré Lo prohibido” y “Puta Humanidad” se ven fortalecidas con la magia del directo.
“Si Te Vas” fue la única incursión en el planeta Extremoduro y espoleó a los fans más ansiosos de corear alguna de esas tonadillas provocando una gran algarabía en la sala.
Robe se despidió tras casi tres horas de concierto, eso sí, con un descanso de 30 minutos a la hora de estar en escena, bronca a un sector del público por la excesiva utilización del móvil (en eso tiene toda mi comprensión) y después de haber ofrecido un concierto tan intenso como delicado en el que nuestro poeta dejo claro que hace lo que se sale del arco del triunfo. Y mientras eso sea así el arte saldrá beneficiado.
Texto: General Lee
Fotos: Maria José
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