Atentoesquivo
Luz de Gas - Bcn
La elegancia no radica únicamente en una imagen gustosamente labrada, sino en el talante de la persona, en las formas de enfrentarse a ese escaque que es la vida. Cual jugador de ajedrez, capaz de las maniobras más suicidas, como el gambito, cuya finalidad no es solo llevar al trebejo coronado contrario a un callejón sin salida, sino hacer trastabillar metafóricamente al oponente. Siendo respondido por éste con no menos distinción, para evitar la caída de bruces contra el escaque de la entronizada figura, aceptando la maniobra con un contragambito, esto es, alegóricamente, realizar una serie de elegantes saltos para intentar evitar el innoble y lícito ardid. Ambos jugadores, desplegaran toda su gentileza en un alarde de concentración y respeto, incluso escuchando y sobretodo observando con atención, mediante movimientos evasivos para, también figuradamente, sortear golpes y salvar obstáculos. Una elegancia que nada tiene que ver con su sobria imagen y sí con ese implícito donaire hallado más allá del tablero y denominado con personalidad y acierto por aquellos que, no sólo han adoptado como nombre esa designación, sino que ellos mismos y su música están impregnados de esa exquisitez conceptual. Y que el pasado día diez de octubre presentando su segundo trabajo, “Mundo Animal”, desplegaron en la más que elegante Sala Luz de Gas de la siempre Layetana ciudad, “Atentoesquivo”.
José Lama, voz; Jona Gómez, guitarra y coros; Ismael García, bajo; y Matteo Breschi, batería; ofrecieron su versión del día a día con canciones atemporales en un power pop con base de rock repartidas en los trece temas elegidos para esa noche donde, diez pertenecientes a ese último trabajo, “Mundo animal”, presentaron de forma oficial. Una puesta de largo que comenzó con “Celda homicida”, en busca de ese sexo y destrucción que obligan a aferrarse a la vida incluso “Antes de nacer”, estando vivo o puede que ya no en un “Más allá”, lejos de ese “Enemigo”, al que si algo bueno le dieron fue un espejismo. Una ilusión basada en esa autodefinición, en ese talante Atentoesquivo, que continúa “Marcando diferencias” sin necesidad de recomendar que “No mires atrás”, porque siempre es tiempo de avanzar aferrándose al presente y viviendo al margen de la vanguardia, de esa “Pasión moderna” que, no sólo, “Nunca eliges”, y que puede anclarte en la frontera a la espera de la siguiente primavera o de una “Noche radical”. Sino que puede impedirte cabalgar tu ensueño por un “Mundo animal” donde no hay límites trazados para un triunfador y nadie puede seguir, quizá, por esa necesidad de sentirse “Culpable”, un más que necesario sentimiento de pérdida.
Un extravío que, lejos de estar “Anunciando un final”, es un cuerpo a cuerpo con uno mismo, contra el peso de la rutina, con esa innata naturaleza del “Viejo Continente” que siempre ha intentado ir un paso más allá. Como el público que atestaba la sala, tomados por la pátina de ese “Atentoesquivo” disfrutando de cada punteo y cada rasgado de Jonan quizá, incluso lamentando que no haya más. De esas cuatro cuerdas de Ismael, cuyo grave sonido está en perfecta consonancia con la conjunta base rítmica de Matteo, un malabarista de los palos tan conjuntado e incluso protagonista como Ismael. Y, desde luego, de ese último, primigenio y cúmulo punto que aúna ese contundente pop rock cargado de inesperadas y valiosas construcciones lingüísticas, José. Interactuando constantemente con el respetable, cuya voz enlaza a la perfección esa miscelánea imposible y realza una elegancia que les obligó, en los bises, a repetir por encima de las voces de un público entregado y conocedor de las letras, “Celda Homicida” y “No mires atrás”.
Sin gambitos ni enroques, esa noche, en la distinguida Sala Luz de Gas, la exquisitez de una banda capaz de desplegar un alarde de concentración y respeto, escuchando y sobretodo observando con atención, no necesitaron mediante movimientos evasivos sortear golpes y salvar obstáculos, sino que desplegaron su talante cual jugadores de ajedrez, mostrando de forma gentil otra manera de enfrentarse a ese escaque que es la vida, “Atentoesquivo”.
Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Frank Díaz
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