sábado, 9 de julio de 2016

Ilegales - Feria de Julio - Viveros

Ilegales
Feria de Julio - Viveros

Salva Sinisterra (Ticket Player), lleva treinta años como promotor de conciertos en la Feria de Julio. Fue el artífice de que l@s valencian@s viésemos a Lou Reed, nunca se lo voy a agradecer lo suficiente. Este año ha traído a Alan Parsons Project, Raimundo Amador además de meter a bandas valencianas como primer grupo, por eso hemos podido ver a Los Vicentes y  Barón Dandy y sus Rumberos, pero hoy vamos a ocupar esta crónica con la banda que trajo el sábado 29, Ilegales. Gracias Salva.

Dos hora y pico, treinta y tres canciones y cuatro músicos en el escenario, Jorge, guitarra y voz, Willy, bajo, Jaime batería y Mike teclados y guitarra, hicieron que la noche de calor pegajoso que sufrimos nos importase un bledo, íbamos a ver a Ilegales.


Con una intro de las que te dicen que el concierto solo puede ir a más empezaron, para seguir con Desconfían, Bar, Chicos Pálidos, Blues Secreto o Agotados “Esa chica pálida y triste vende anfetaminas. Mis amigos hombre del norte luchan en las calles.”

A ilegales los había fotografiado y oído cuatro veces con ésta, pero la juventud -lo que conlleva-  alcohol y pasotismo, me hicieron que no disfrutara de las letra y la música de muchas de las bandas que vi en los 80 y 90, cuando uno pasa de los cincuenta se toma la vida con menos alcohol y menos pasotismo, por eso estuve disfrutando de ésta hasta el final.


Irlanda, Muertos, Europa, Varsovia, Mamoncete o Puta nos habían dado ese sonido Fender Stratocaster al que Jorge sabe sacarle lo mejor de su guitarra, pero con Al borde empezó una nueva forma de escuchar las canciones, entonces entró en escena la Gibson Supreme negra con un sonido impecable al que este monstruo de las cinco cuerdas trata con esmero y cariño, por eso cuando toca se fusionan el hombre y la máquina. Como no, “me gustan las anfetaminas por la mañana cuando voy a la oficina”, Anfetamina, Tiempos Nuevos y Bestia fueron el colofón a un gran concierto.


Gran batería Jaime, que supo dar los tiempos como nadie y Mike el miembro más joven, pero mucho más joven de la banda que me alegró el dedo de disparar durante toda la noche, además de acompañar a la guitarra y a los teclados con una experiencia que ya la querrían muchos de cincuenta. Veintitrés años hacía que Willy no tocaba el bajo con Jorge -ese bajo que dio a las canciones la esencia de sus principios- pero no importa porque ya lo decía Fray Luis de León, -Como decíamos ayer…- “Tengo un problema sexual, soy una bicicleta”, Problema sexual, Demonio, Macarra y Destruye fueron los cuatro bises con los que nos alegraron el término de uno de los mejores  conciertos que he fotografiado en lo que llevamos del 16.

Con Jorge había estado en anteriores ocasiones, y una vez más me demostró que dentro de los casi dos metros que debe medir hay una persona buena, honrada en la música y un músico de los pies a la cabeza. Estupenda noche de verano a la que sólo le faltó… nada!

Texto y fotografías: Iziar Kuriaki



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