domingo, 26 de marzo de 2017

Los Pasantes - Bar Lips

Los Pasantes
Bar Lips - Bcn


A finales del siglo XV el desvío financiero en beneficio propio de bienes ajenos a través de prácticas, hoy en día muy vigentes, desviadoras de la atención, fue conocido como entretenimiento. Curiosamente, aquel término que englobaba un conjunto de actividades de evasión temporal, evolucionaron a un terreno, en cierto modo, igualmente beneficioso, hacia la necesaria distracción de los seres humanos, eso sí, la rentabilidad sigue quedando en manos de los descendientes y nuevos pudientes de aquellos financieros. No obstante, muy al margen de los siempre injustificables dividendos, costas y gratificaciones afortunadamente, el ocio, ha pasado a formar parte imprescindible del día a día en la sociedad. Cierto es que es un negocio en expansión, pero de igual forma, el ensanchamiento del desarrollo mental del ser humano, está intrínsecamente ligado a la necesidad de distracción. Esa divagación de la monotonía libera el pensamiento y acrecienta la capacidad gracias, precisamente, a la evasión temporal de las preocupaciones. Y, si de escaparse efímeramente se trata, uno de las mejores fugas un domingo soleado o lluvioso, no importa, a la hora del aperitivo son los célebres “Vermut & Music” del “Bar Lips”, en el ciento ochenta y ocho de la avenida Mare de Deu de Montserrat de la siempre layetana ciudad. Como atestiguaron, una vez más, el enorme número de ‘fugados’, la mayoría con clara tendencia rockera, que atestaron el local el pasado día veintiséis de marzo mientras hacían alarde de tapear y beber sin que nada cayese contra el piso a causa de la imposibilidad de quedarse inmóvil. Causado por la música de los años setenta de una banda, cuyos aproximadamente seiscientas actuaciones, no sólo muestran la ironía del significado de su nombre, sino que, además, no deja lugar a dudas en cuanto a su excelsa calidad, “Los Pasantes”.



 Luis Barbero, guitarra; Gerard Huguet, bajo; Carles Fonollosa, guitarra; Juanito Linares, batería;  todos ellos a la voz, ya sea a la vez o de manera alternativa (sic). Hicieron honor a esa reconversión del término entretenimiento llevándolo hasta el punto de la enajenación, con un repertorio de treinta temas que comprendían temas clásico de “The Beatles”, “Beach Boys”, “Who”, “Kinks”, “Los Brincos”, “Elvis Presley”, “Los Bravos”, “Los Sirex” o, desde luego, “The Rolling Stones”. El local con aroma a vermut casero y aperitivos calientes y fríos especialidad de la casa, se convirtió en sala de baile al son de las distintas voces bien de Carlos, Juanito, Gerard o Luis, incitando al público a corearles, bien de sus instrumentos.



 Las guitarras de Carlos y Luis, dejando escapar melodías rasgadas igual o incluso mejor que las de aquellos a los que tributaban, llegando Carlos lanzarse a tocar la guitarra a la espalda. O el bajo de Gerard y la batería de Juanito, dejándose llevar sin perder ni por un instante la necesaria y fundamental cadencia. Dos horas de buena música de todos los tiempos, con grandísimos músicos, regado con buenos caldos y mejores bocados, que llegó a su fin con “Kansas City” de “The Beatles”. Enajenando a una clientela-público-amigos-familia, incapaz de detener el frenesí de sus cuerpos una vez el cuarteto dejó sus instrumentos. Un fin de fiesta, porque, una vez más, fue lo que ocurrió en esa mágica hora del día, una fiesta por todo lo alto que cumplió con creces esa indispensable necesidad de evasión, entre las paredes más que impregnadas de dispersión del “Bar Lips”, de unos músicos cuya única relación con su nombre y la necesidad de práctica, es la eterna poca remuneración, “Los Pasantes”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez

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