Swamp Preachers
Bar Forum - Bcn
Curiosamente, la obra literaria más editada y traducida de la historia, protagonizada por una pareja bien dispar, no es otra que una parodia extremadamente acertada de la sociedad en que vivía el autor. En ella, a base de burla, ironía y, desde luego, el desenfado de la época, aquel que fue apodado como ‘el Manco de Lepanto’, consiguió involuntariamente asentar una premisa que, lamentablemente, aun hoy en día continúa siendo denostada. La de la posibilidad de tener un enfoque distinto mediante el descaro, la frescura y, desde luego, el alborozo y la diversión. La erudición o, simplemente, la educación, mantiene una liza injustificada con el desparpajo y la risa, esa respuesta biológica y liberadora estimula el aprendizaje, las habilidades sociales y mejora la concentración. Es más, si bien cada comunidad tiene su propio ‘Lepe’, esto es, no hay una gran diferencia social a la hora de la burla, el chiste o chascarrillo es una medida perfecta del talante de una sociedad. La chanza lleva intrínseca el carácter y valores de una comunidad porque, precisamente en la gracia, no hay recovecos donde esconder la falsedad o la hipocresía, su aparente crítica directa es, en sí misma, una parodia de la rechazada realidad. Un avistamiento mostrado con la desenvoltura y la insolencia de la creatividad e insuflado con la profunda comprensión de la cotidianidad. Capaz, inclusive, en algunos casos, de cambiar momentánea y concienzudamente el entorno creando fantasías cargadas de existencia, encarnando personajes imposibles o espacios sobredimensionados inexistentes. Como así hicieron, el pasado día cuatro de marzo en el “Bar Forum”, de la siempre layetana ciudad, una pareja capaz de crear con una guitarra acústica, una armónica y un pedal de percusión, un espectáculo musical a la altura de muy pocas bandas, “Swamp Peachers”.
Una performance donde, Little John Revel, armónica y voz; y Spelt Seed Tony, Guitarra, voz y Mississipi Drum Machine (pedal de percusión), encarnan a dos músicos americanos, el primero de Memphis, Tenesse y el segundo de Ferryday, Loosiana, amantes del blues, country y soul que, desde luego, no se avergüenzan por ‘prostituir’ su arte, incluso los temas de propia creación, a cambio de un par de buenas botellas de vino. Y, desvergüenza, no es lo que les falta a ambos, sentados tras el micro dialogando entre ellos con un inglés americano profundo que, aun siendo traducido por uno u otro a un castellano, también, americano pantanoso, muchas veces era deliberadamente incomprensible para los espectadores. Comenzaron con “Sweet home Chicago” de Robert Johnson, iniciando así la jocosa ilusión de encontrarse en una de esas cantinas sureñas, en mitad de algún pantanal, de húmedas paredes de madera, perlados cuerpos de ébano y mármol, litros de brebaje casero de incontrolable graduación y folclore, mucho folclore afro-americano musical , en esa no muy holgada terraza y en el interior del pequeño Bar Forum, donde la cincuentena larga de espectadores, se convirtieran en una multitud moviéndose, riéndose y disfrutando de la virtudes y riquezas de la priorizada diversión.
Que continuó con “Key To The Highway” de Little Walter , transportando a través de esa mágica armónica de Little John, a una de esas carreteras solitarias surcando frondosos bosques o amplias extensiones abiertas, casi escuchando el sonido de algún disparo impactando contra la señal identifícativa de la carretera. Y, de ahí, a “Louisiana blues” y “I’m Hoochie Coochie Man” de Muddy Waters, y el primer de los dos temas que no son versiones, “Stuck in the mud”, estado en que realmente tenían al público, ‘enfangados’ con su inacabable verborrea. Interactuando en todo momento con el respetable que, evidentemente, les provocaba para que no cejen, no sólo de tocar, Toni intercambiando la guitarra acústica, por la guitarra Dobro e, incluso, una Cigar box guitar de tres cuerdas con la matrícula del coche de su padre, tocando cualquiera de ellas casi como si respirase.
Igual que las distintas armónicas de Little John, de quien nadie podría decir si sopla el pequeño instrumento o es su forma natural de expresarse. Como las voces, casi se puede llegar a pensar que, realmente, son un par de incautos sureños perdidos en tierras extrañas ganándose el vino de cada día con aquello que han mamado desde su nacimiento, ese folclore afro-americano que tanto ha influido en el resto de la música mundial. Esa que continúan tocando, tema a tema, entre broma y broma, diálogos chistosos y jocosos comentarios, incluso, llegan a mentar la condición de esposado de Toni, con aquella que, además de entregar el dinero ganado, se ha convertido en su musa.
En esa inspiración que, al músico real, ha insuflado las fuerzas para no cejar jamás en el pantanoso mundo de la música, Jodie Cash que, además, para alegría de todos, después del segundo tema propio, “Swampy weather”, se une a ellos en cuatro temas. “Jambalaya” de los ‘Creedence Clearwater Revival’, “Hallelujah I love so” de Ray Charles, “Will the Circle be unbroken” de Ada R. Haberson y Charles h. Gabriel al estilo, cómo no, Johnny Cash, al igual que “Hit the road Jack” de Ray Charles. El respetable aquí ya se encontraba como Toni y Little John, eufóricos y completamente desinhibidos, todos disfrutando de una actuación repleta de la diversión del desenfado, de la energía que infunde la sobresaliente música de todos los tiempos, en manos de la insolencia festiva de dos músicos mucho más que relevantes.
Dotados con la facultad de la alegría contagiosa y capacitados, como pocos, a enfrentar la difícil tarea de ofrecer jaez musical propia y ajena en un espectáculo ameno, descarado y fresco, que finalizó con distintas improvisaciones, peticiones de un público unido y partícipe de esa jocosa ilusión de encontrarse en una de esas cantinas sureñas, en mitad de algún pantanal. Conscientes de no haberse movido de ese pequeño pero enorme reducto de la música en directo en que se está convirtiendo, si no lo es ya, el Bar Forum. Sudorosos, alegres y ahítos, aunque ansiosos de más farándula, de mucho más de ese enfoque distinto mediante el desparpajo, la frescura y, desde luego, el alborozo y la diversión que ofrecen y comparten “Swamp Preachers”.
Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez
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