Space Oddity – The Ultimate David Bowie Experience
Razzmatazz 3 - Bcn
En el lejano paleolítico aprendieron a mantener el fuego siempre encendido para no perderlo hasta que alguien topó con las chispas entrechocando piedras contra piritas. Aquellos pocos que toparon con ésta fórmula, no inventaron nada, pues, al fin y al cabo, el fuego, no sólo existía sino que era un producto de la naturaleza. Esos afortunados o buscadores, no es posible afirmar una u otra cosa, transformaron la realidad aportando una novedad que cambiaría, y de qué manera, la vida de aquellos clanes. De aquellos iniciales chispazos a las descargas eléctricas de hoy en día, ha habido muchos ‘afortunados o buscadores’ que, lejos de inventar, encontraron mejores y extraordinarias aplicaciones de los materiales a su alcance. Tras ellos, si bien no imitadores, sino perfeccionistas de aquello que les precedía, consiguieron llevar en las muy distinta materias y necesidades, domésticas o fabriles, esas iniciales excentricidades a un terreno práctico y, en muchos casos, manido. Afortunadamente, a diferencia de aquellos iniciales cazadores de centellas, cada innovador, a veces trágicamente en su momento, ha mantenido la autoría de su descubrimiento aportando nombre y apellidos, en ocasiones seudónimos, como ocurre habitualmente en el mundo de la música.
Ese en el que, como con el fuego, parecía estar ya inventado y que, chispazo a chispazo, evolucionó hasta llegar, entre otros grandes nombres, al de aquel nacido como David Robert Jones y que, para no sufrir la sombra de otro David Jones, vocal y percusionista de The Monkees, acabó haciéndole sombra a él y a un sinfín de músicos, tras adoptar el apellido de James, un héroe de la batalla del álamo. En cuyo honor, y en base a su increíble habilidad con el cuchillo, fue honrado dando nombre a un modelo de puñal, Bowie. Y en cuya sombra, la de David Robert Jones, lleva triunfando desde mil novecientos noventa y cuatro, David Brighton, éste, no ha descubierto la chispa, como David Bowie, que no sólo la descubrió sino que la llevó más allá incluso del chispazo eléctrico. Sin embargo, su espectáculo, “Space Oddity – The Ultimate David Bowie Experience” que llegó el pasado día veintitrés de marzo a tierras layetanas de la mano de “Rock Music Concert Promotions” y, más concretamente, a la “Sala Razzmatazz 3”, se ha convertido en esas iniciales, y casi únicas, chispas que mantienen vivas las llamas de ese revolucionario y siempre vanguardista genio de la música, que fue David Bowie.
Un incendio renovador, como los que provoca la naturaleza, en cuyas cenizas fertilizantes crece, cada día mejor, esa exhibición que es “Space Oddity”, con el inigualable y loado por el mismísimo Bowie, con el que compartió celuloide, David Brighton, a la voz y la emulación. Brooke Naughton, compositora y cantante con grupos como ‘Cheap Tirck’, ‘Pat Benatar’ o Fleetwood Mac’, al teclado y la voz; Paul Nelson, compositor premiado por sus canciones originales en ‘The usual suspects’, ‘Apt Pupil’ o ‘Showtime, guitarrista y vocalista con ‘Jan and dean’, ‘jefferson starship’ o ‘The beach Boys’, guitarra y voces; Switch ha aparecido junto a ‘Nancy Sinatra’, ‘Gene Loves Jezebel’, ‘Bay City Rollers’, ‘House Of Lords’ o ‘Bloody Lovelies (Josh Groban)’ y en su propia banda, ‘Clear’, guitarra y voces; Trent Stroch, estuvo seis años con Eddie Money, viajó con el clásico acústico / pop / rock supergrupo América, Nancy Sinatra y los creadores de éxitos, Air Supply, además de numerosas actuaciones en canales de televisión, bajo y coros. Y, Ryan Brown, que ha formado parte en trabajos de ‘Bo Bice’, ‘Clay Aiken’, ‘Foreigner’, ‘Nick Lachey’, ‘Jesse McCartney’ o ‘Stephanie McIntosh’, batería y percusión.
Un conjunto de fulgores que crean esa llama tributo a aquel enorme fuego que fué Bowie, repartidos en veintidós chispazos repasando la época pop y setentera sin olvidar la era de Ziggy Stardust. Cerca de dos horas con cambios de vestuario y pelucas con temas como “Rebel, Rebel”, “Fame”, “Ziggy Stardust”, “lest Dance”, Ashes to Ashes”, “China girl”, “Heroes” o “Live on mars?”, donde el público vibró con cada una de esas inolvidables historias musicalizadas por un genio plasmadas por unos grandes de la música y aún más del espectáculo. De ese entablado capaz de generar una fantasía reencarnando iconos de la literatura, de la historia o, como esa noche, de la música, transportando al espectador a conciertos que, muchos, no han podido vivir. A atmósferas inenarrables donde dejarse llevar por notas y letras que infirieron e infieren directamente en sus vidas, llamaradas de una chispa capaces de crear instantes inolvidables como el de esa noche en la ‘Sala Razzmatazz 3’, gracias a cinco enormes profesionales de la música con su desproporcionado espectáculo, “Space Oddity – The Ultimate David Bowie Experience”.
Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez
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