viernes, 20 de mayo de 2016

Bad Way + Mistika + Last Rain - Sala Boveda

Bad Way + Mistika + Last Rain
Sala Boveda - Bcn
20.05.2016

“El postrero aguacero arrastrará el ascetismo hasta el calamitoso sendero”, es una frase que podría implicar bien dispares connotaciones que, a priori, nada tendrían que ver con el desangelado entorno industrial del barrio de Poble Nou en la ciudad layetana. Ese chaparrón final podría considerarse, entre otras muchas cosas, como un último llanto, un sufrimiento concluyente de un dolor causado por error, de forma irresponsable o bien, sufrido ante un inexplicable e inesperado rechazo. Donde la austeridad de la misantropía, siempre repleta de un fundamentalismo necesito de preguntas y respuestas degeneraría en un escepticismo, en una incredulidad ahogada con el líquido de la desesperanza y el humo de la apatía. Esto es, se arribaría a ese calificado como erróneo sendero recorrido, no paso a paso, sino arcada a arcada en un campaneo de un lado a otro de la senda que, es evidente, no llevaría a lugar alguno. Aún menos a la Sala Bóveda, donde esa frase, el pasado día veinte de mayo, cobró un sentido bien distinto pues “Last Rain”, es una banda de muy reciente creación, con lo que sus lágrimas, si las hubiere, son de emoción ante el estreno de su formación. Y, si de algo carece “Mistika”, es de austeridad, sus conciertos son un derroche de energía, contundencia muy similar a la de “Bad Way” que, no hay duda, precisamente lo que tiene y ha tenido siempre por delante, no es un mal camino precisamente. Como demostró el público que, poco a poco, fue acercándose a la sala para disfrutar de las tres bandas, “Bad Way”, “Mistika” y “Last Rain”, ajenos a últimas o futuras lluvias arribaron con el talante contemplativo de recorrer, frente al escenario, el “camino más malo” el del metal y el rock&roll con leves toques punk. Y los que dieron el primer paso, fueron los neófitos, como formación que no como músicos, “Last Rain”, presentándose a sí mismos y su primer trabajo. 



Eric Calderón de la Barca, guitarra (Hardlife); Fran Valverde, batería (A40); Sergio Rubio, guitarra (Profanos); Raúl Rumen, bajo (Profanos, Kilmara); Xiscu López, vocal (Rotten Apples, Fahrenheito, Etérea);  y Carlos Lira, teclado; comenzando con el tema “After the Storm”, mostrando ya su estilo A.O.R. y Hard Rock melódico, con buenos rasgados de guitarra y la presencia del teclado. “These lonely nights”, más contundente e igualmente melódica como el resto, “Compares to you”, “Tonight come whith me”, “Separate ways” e, incluso, la última, “Last Rain”. Despedida con un aplauso y ovación unánime por un público invadido repentinamente por el cuestionamiento de su existencia terrenal, esto es, dejarse arrastrar por el ansia de fumar, lo que incluye abandonar la sala momentáneamente y que, esa necesidad, no se alargue privándose del inicio de “Mistika”.



Jou Mistika, voz; Jaime Ortíz, guitarra; Roma Soler, guitarra y teclados; Ferran Plana, bajo; y Frederich Carreras, batería; envueltos en su “Gira’16- On the road” presentaron íntegramente su nuevo larga duración, “Oscuros sueños”. Arrancando con “Alineado”, con su innegable sello de rock metal, como “La verdad que fingimos” y “Oscuros sueños”, con la colaboración en los coros de Andrea Bladi Mir. La guitarra de Roma con sus rasgados, acompañando la voz de Jou, en ocasiones gutural, con la batería de Frederich, como una bomba cuyo eco parece tomar el bajo de Ferran mientras Jaime se lanza a punteos y “waw waws”, para continuar con la profundidad de sus temas en “Impasible realidad”, las contundentes “Revolución” y “Contra el suelo” para contar en “Hágase tu voluntad” con una nueva colaboración, la gutural voz de Erik Pablo Garrigós, vocal del grupo “Cyatec”. 



El tema más endiabladamente espiritual acatando una voluntad que nada tiene que ver con “Puedo ver en ti”, “De Zero” y la que pone punto final, “Corazón”, tremendista y realista tema donde dejan bien claro su perfecto dominio de ese metal melódico que corre por sus venas. Hinchadas, las del público, aplaudiendo, no especialmente contemplativo, tras el derroche de energía mostrado por “Mistika” y que, no hay duda, finalmente ponen en la encrucijada de la elección al respetable. Satisfechos y colmados por su música, de nuevo, deben elegir entre la ineludible afección del alcohol, una vez se encuentren en el exterior aspirando humo o simplemente el aire fresco, capaz de hacerles perder el oremus y dejarse arrastrar por la cháchara o, mantenerse alerta y, entre aspiración y locución, tener presente iniciar la elección equivocada, la del mal camino. La de no perderse ni un segundo de la actuación de “Bad Way”, que han vuelto después de cuatro años de ausencia con nuevos temas a punto de grabarlos para presentar un nuevo trabajo. 



Marc Vanway, vocal; Paul Rewood, guitarra solista; Alec, guitarra rítmica y coros; Dabis, bajo y coros; Carlos Sziko T., batería; comenzaron con el primero de los dieciséis temas, “Summer song” una inicial muestra de su Rock and Roll directo con leves toques punk de estribillos contagiosos con “Bad Way”, “Suicidal” “Don’t tell me” y “Tatoo” mostrando un espectacular torbellino que mezcla la combativa voz de Marc con los ajustados solos de Paul y la intensidad del grupo entero lanzados a “Don’t tell me”. “Tatoo”, “Lady lie”, “Talk Dirty” interactuando Marc con el público en todo momento, llevando al respetable por ese mal camino que es el de “Bad Way”



Recorriendo el sendero con “Dogs of the Dawn”, “It’s just me” en un “Gotta get away” hasta llegar a “Cocaine” con la que el polvo del camino parece no elevarse del suelo y sí la exaltación del público. Que, completamente apresados por esos guitarreos de Paul y Alec y esos bombazos de Carlos con sus baquetas y sus pies, no pueden más que dejarse arrastrar “Forever” y por “Serenna” en el particular “My Way” hasta arribar al final del trayecto. A ese himno que es “Rock’n’Roll is dead”, asombrados por el poderío del grupo tras el maratón mientras, el público, exhausto, ebrios de música pero en pie y anhelantes de arribar al coma que, casi, han rozado, demandan más solos de guitarra, más platillos golpeados y que “El postrero aguacero arrastrando el ascetismo hasta el calamitoso sendero”, signifique lo que signifique, no acabe nunca. Reacios a abandonar la Sala Bóveda y continuar siendo asaltados por una lluvia que nunca sea la última y les lleve a una comprensión más allá de la realidad, en mitad de un aparente inaccesible camino al son de esos ritmos tan particulares y personalizados de “Last Rain”, “Mistika” y “Bad Way”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez

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