Malos Tragos + Anything
Sala Monasterio - Bcn
El concepto de la teoría del caos se encuentra resumido en un antiguo proverbio chino “el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tornado al otro lado del mundo” y, sin una distancia tan desproporcionada y, desde luego, no por un aleteo, sino por el mangoneo efectuado en un punto separado del otro por seiscientos cuarenta y pico de quilómetros. El concepto fue convertido en hecho por ese latrocinio llevado a cabo por unos desconocidos amigos de lo ajeno en las meseteras calles de la Villa, cuna del hurto, la rapiña y el saqueo a gran escala. “Jet8”, tras su concierto en una de las salas de esa centralista tierra fue objeto y diana de unos desalmados, por usar un término que no agreda más a los oídos que el de su simple existencia. Éstos, decidieron de forma unilateral apropiarse y, por tanto, expropiar los instrumentos con los que“Jet8” entusiasman a sus seguidores y convierten a quien les descubren por primera vez. Evidentemente, se vieron obligados a cancelar el resto de sus citas incluida la del veintiuno de mayo en la Sala Monasterio, en Port Olímpic de la siempre layetana ciudad, donde compartían cartel con “Malos Tragos” y “Anything”.
Ambos grupos, estoicamente y como apoyo a sus camaradas de oficio, decidieron ofrecer el concierto completamente gratis y, quizá a una previa mala organización o, simplemente, efectos colaterales de ese lejano aleteo de una mariposa, se encontraron con una sala insultantemente vacía. Lejos de amilanarse o dejarse arrastrar por ese hecho trasmutado de un concepto, decidieron ofrecer su música y ascender a ese escenario, el de la Sala Monasterio, acostumbrado a lidiar y derogar conceptos. Así, “Anything”, con un invitado especial, Álex, y no porque se encontrase sentado en una silla de ruedas, sino porque es una parte tan fundamental del grupo que han decidido no sustituirlo, aun cuando una extraña enfermedad le ha tenido varios meses y aún le tendrá alejado de su bajo. José, vocal y bajo; Álex, guitarra; y Sergi, batería; ascendieron al entablado para divulgar su metal alternativo, que no es cualquier cosa, comenzando con “Empezar de cero”, Álex rasgando la guitarra con profusión con el presente apoyo de Sergi con sus bombos y platillos, mientras José, consciente de su complicado papel tocando el bajo, además de cantar, por la presencia del otro Álex.
No cometió fallo alguno, llevando con agilidad a todos a través de su queja y enfrentamiento al reggaetón y similares, con “Diferentes” o “Por última vez”, ésta vez al rechazo del desamor, como en “Espejismos”. “Aullidos” o “Abismos”, dos caras bien distintas pero afines de la necesidad de ser, de enfrentarse a la vida que, irremisiblemente, les lleva a esa “La cara oculta” donde de nuevo el dolor del desamor les obliga a golpear con rabia cuerdas y bombos. Hasta llegar a “Levántate” compuesta, sin ironía, con ánimo y apoyo a su bajista, el cual parecía estar a punto de subir al escenario a cada nota y más, con ese último tema. Disfrutando de esa música derrochada por sus compañeros y de la que hubiera disfrutado un público bien informado, descubriendo a estos nuevos “Anything”. Dejando paso a “Malos tragos”, con su último trabajo bajo el brazo, “Welcome to Hipsterland”, un grupo de largo recorrido que decidió tocar para los cuatro amigos que siempre les acompañan y los tres componentes en activo de “Anything” que no perdieron la oportunidad de ver en directo a estos grandes del punk y hardcore.
Sergio, guitarra y voz; Rubén, bajo y voz; y Delf, batería y voz; hicieron honor a sus palabras, aún después de veinticinco años, divertirse con su música, con sus bromas, con sus punteos, con sus golpeteos a las cuatro cuerdas, con el vuelo de las baquetas. Y, el primero de los dieciocho temas fue “Reacción”, seguido de “Chatarra”, “R’N’r”, “Chulería”, “la Prostitución española”, buscando que esa taoría del caos en forma de letras denuncia provoque, no un huracán, sino un tsunami que arrase con aquellos que roban y se ríen en la cara de los trabajadores. Con palabras tan claras como los punteos y rasgados de Sergio, el bajo de Rubén, sin hacerse oír por encima de la guitarra pero completamente autónomo y presente como esa batería. Delf, salvo en ese continuo desenfado de sus dos compañeros, tan presente como éstos con sus baquetas golpeando bombos y platillos a un ritmo acelerado.
“Clavos en mis manos”, “Arde el mundo”, “Ignición”, “La Distancia” y “Welcome to Hipsterland”, el tema que da nombre a su último trabajo y, aunque es una denuncia clara a la ciudad condal, en realidad es una acusación de hastío hacia el autoritarismo escondido entre otras cosas, bajo esas impostoras barbas y gafas de pasta. Que, esa noche, incluso llevó a Sergio hasta el exterior de la Sala guitarra en mano, cual metralleta, para disparar con sus notas a un entorno reflejado en el siguiente tema, “El baile de las marionetas”. Continuaron con “Ruido de sables” y “Canaán”, ese reflejo de la imposición y el libertinaje de una nación creada por la insultante hipocresía de agónicos vencedores de la última guerra mundial. “Con la Ignorancia”, “No ver, no oír, no hablar”, “Decepción” y “Take on me” de “A-Ha” la cual, según palabras de ellos mismos, “representa nuestra obcecación por destrozar canciones que nada tienen que ver con el estilo de la banda, que nos han acompañado indirectamente en nuestra adolescencia, eso sí, destrozándolas con estilo…el nuestro”.
Para acabar con “Brown eyed girl”, un cover de Van Morrison, no para matizar lo anterior sino para dejar bien claro que “Malos Tragos”, por encima de todo, disfrutan de la música pasándoselo bien, incluso cuando, como esa noche, no haya quién les escuche para disfrutar con ellos. Porque, como siempre, como en todos sus conciertos bien organizados, arrastran a un más que buen puñado de seguidores que atestan las salas, disfrutando con su enérgico y lleno de rabia directo. Con sus letras, cargadas de ira pero sin violencia, de su música, ese “punk rock actitud” y, sobre todo, con ellos, Sergio, Rubén y Delf, unos veinteañeros del escenario que insuflan diversión e ironía. Aun cuando, como esa noche, no sólo a causa del injustificado mangoneo de unos desalmados amigos de lo ajeno, sino a, buen seguro, de una nefasta planificación, asciendan a un escenario como el de esa emblemática y ya histórica Sala Monasterio. Ese entablado que, esa noche, albergó a unos iniciados y a unos veteranos que, como buenos profesionales, aun siendo víctimas de la teoría del caos, lo dieron todo atronando la Sala con un conciertazo para unos pocos privilegiados, “Anything” y “Malos Tragos”.
Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez
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