viernes, 27 de mayo de 2016

Los Zigarros - Bikini

Los Zigarros
Sala Bikini - Bcn


El rock & roll fue el resultado natural de una rebelión hacia la inmovilista música clásica, aquel movimiento inicialmente naíf necesitado, no sólo de dar marcha al cuerpo, sino de acercar éstos aunque sólo fuera para compartir el sudor del baile. Y, habrá quien piense afortunadamente, esos mismos ritmos, hoy día casi infantiles o de adolescentes, parecen intentar volver para rebelarse contra una repetida época de música inmovilista. Y, qué mejor lugar donde expresar aquellos originarios y coleccionables ritmos, que la Sala Bikini de la siempre layetana ciudad, que ha visto y mostrado la evolución de la música desde aquel año mil novecientos cincuenta y tres cuando abrió sus puertas. Esas que, una vez más el pasado veintisiete de mayo, abrió para dar entrada a un público veterano y joven del rock & roll para arremolinarse y atestar el local frente a “Los Zigarros”.



Ovidi Tormo, voy guitarra; Álvaro Tormo, guitarra solista; Nacho Tamarit, bajo y coros; y Adrián Ribes, batería y coros; representantes de ese nuevo clásico rock&roll que, como su propio vocal ha dicho “no hemos inventado nada, porque está todo inventado”. Y con esa premisa se lanzaron con el primero del largo repertorio de temas y que da nombre a su último y segundo trabajo, “A todo que sí”, un eslogan perfecto para ese momento de la vida necesitado de nuevas experiencias que, en ocasiones, es evidente, no siempre son positivas, momento en que, como ellos mismos aconsejan, baila. “Baila conmigo”, su siguiente tema, como “No obstante lo cual”, transporta a aquella época evocadora de tupes donde, en otro idioma, se exclaman palabras como “Cáspita” o, como la siguiente composición, “¿Qué demonios hago yo aquí?”. Que, casi obligado, si se siguen las pautas de aquella pacata época y que, desde luego, “Los Zigarros” las prolongan a la perfección, se arribara a la postrera canción “Cayendo por el agujero”, ese nuevo estado de desasosiego que invade en el paso de al niñez a la pubertad. 



Esa época febril en que no se tienen ganas de cenar y la incapacidad para para llamar a la necesidad natural por su nombre lleva a recurrir a frases como la que da nombre a la siguiente entrada, “Voy a bailar encima de ti”. O para expresar la incomprensión de las que se creen víctimas, con sentencias como el tema consecutivo “Odiar me gusta”, muy a la altura de la que excusa el neófito despechado “¿Qué harás, amor?”, la siguiente melodía. Casi interrogando al público, exaltado y acalorado bailando en pequeños espacios, coreando y cantando las canciones con el grupo, siguiendo esos impecables e increíbles riff de Álvaro, los rasgados de Ovidi, el golpeo del imparable e incombustible Nacho a las cuatro cuerdas y el impactante sonido de las baquetas sobre los bombos y platillos de Adrian.



Rock & roll clásico al aroma de unos buenos chupitos de esa botella de bourbon con etiqueta negra de Tennesse para brindar con el público, aderezado con un no menos increíble riff de “Money for Nothing” de Dire Straits antes de lanzarse al siguiente tema, “Resaca”. Y avanzar hasta esa última petición que cerraría el concierto, “Dentro de la ley”, la narración de una historia de amor que cuadraría perfectamente en algún film aún en blanco y negro de aquella época en que nació el rock & roll. Aquellos inocentes ritmos que tantos estilos han provocado y que han elegido para satisfacer a un público evidentemente complacido en la Sala Bikini, “Los Zigarros”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez


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