Malvecino
Sala Apolo 2 - Bcn
13.05.2016
En la segunda década del siglo diecinueve se organizaban reuniones conspiratorias contra las tropas napoleónicas en tablaos flamencos de toda Andalucía. Asistir al espectáculo ofrecido en un tablao constituía una perfecta tapadera para no levantar sospechas y poder, de ese modo, organizar actos de sabotaje y guerrilla. Es más, la presencia de algún francés resultaba infructuosa, incapaz de comprender el deje sureño, esa forma de expresión que irrita en gran manera a puristas del castellano. Encarnando, entonces y ahora, una cultura presente, no sólo en esas tierras del Guadalquivir y el Guadiana, sino en todo aquel territorio defendido a los galos y, desde luego, más allá de las fronteras peninsulares. Esa forma de expresarse que, indudablemente, conlleva unos modos y maneras muy particulares resumidas, casi, en ese acento variable por la influencia del lugar de asentamiento y que, como punta de lanza de un mundo inmovilista y, a la par, absorbente, se encuentra vívido en todas las influencias sociales y artísticas. Como fue posible comprobar y, desde luego, por encima de todo disfrutar, el pasado día trece de mayo en la Sala Apolo 2, donde las esteparias matas del Delta del río Besós llevaron a cabo la diáspora, a modo de “Rock&Deje”, presentando “La Estrella” su último trabajo. “Malvecino”.
Kike Barbero, voz y guitarra; Gini Téllez, guitarra; Víctor Scarpia, bajo; y Daniel Bianchi, batería; muy lejos de esa aparente imagen de hierbajo reseco de la rodadera, el estepicursor o nube del desierto y aún más alejados de cualquier tipo de actitud conspirativa, ascendieron al escenario con el desparpajo no de su “deje”, sino de su arrolladora personalidad, “Guapamente”. E iniciaron el concierto, no sin antes agradecer con donaire rumbero la asistencia a los presentes, con el tema “Poca Chicha” y “Dispuesto”, lanzados pero sin prisa a los restantes temas, algunos compartidos como “La puerta Falsa” con Fiti González. Más tarde, Willy Fuego al micro y Papo Vázquez a la trompeta, en el tema “Veneno en las tuercas”.
Inmediatamente después, con “No habrá mañana”, los invitados fueron, Ricardo, Joan, Marcos y Rossend de “Tailor For Penguins”. María Cambray cantó en el tema que da título al último trabajo de “Malvecino”, “La Estrella” y Sito Barbero en “Cabeza abajo”, la última de las dieciséis canciones del repertorio. Interactuando continuamente con su público, que casi llenó la sala, con esa mezcla tan particular de estilos de Kike yendo del cante hondo o del rumbero, al melancólico del blues con esas letras aparentemente sencillas pero repletas de enjundia. Gini rasgando las seis cuerdas con la pasión de la guitarra española y la furia de la guitarra eléctrica, Víctor haciendo presente el bajo sin sobresalir de esa base rítmica marcada por Dani, igualmente protagonista con sus baquetas. Arrobando a un público amante del folclore, del rock y de la rumba, aunado en el arte de éste cuarteto que, por encima de todo, entiende que la música es diversión. Que aún por muy profunda y hasta dramática que pueda ser la letra de una canción, el ritmo, la cadencia, no tiene otra finalidad que el placer y la diversión, y con su talento y maestría lo consiguieron.
Dispersaron sus simientes, ese Rock&Deje, en la brisa de la armonía de su música y el viento de la inspiración de sus letras, con el mismo talante tenaz e indómito de aquellos que asistían a reuniones conspiratorias en el siglo diecinueve para organizar su particular guerrilla al tradicionalismo. Vencido, como demostró el complacido, encantado y gozoso público reticente a abandonar, no ya la Sala Apolo 2, sino las inmediaciones de ese grupo cuya indomable y sugestiva presencia hace honor a la calidad de su música, “Malvecino”.
Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez
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