Exit Order + Lux + La Llágrima
Sala Monasterio - Bcn
Mitología es aquello que se refiere a hechos imposibles de ser verificados de manera objetiva por tanto, rebatible y, por supuesto, impugnable. Es una parte fundamental dentro de la cultura e influye estrepitosamente en los comportamientos sociales, ya que está ligada a todas las sociedades por medio de las religiones, aún en aquellas convertidas en mayoritarias en la actualidad y que seienten ofensa ante la posibilidad de que ese término se aplique a su creencia. Es decir, mitología, no es más que una muleta social en la que se apoya una mayoría elevadísima de la población mundial, automutilada mentalmente, necesitada de ese sostén indescifrable e inconcebible para afrontar el aparente sinsentido existencial. Incongruencia esencial que, especialmente en el mundo del arte, no sólo se baraja sino que es el punto de partida indispensable, también plagado de mitos ya que, no hay duda, en sí misma, cualquier variedad del arte es una religión, afortunadamente sin tierras sagradas, representantes legislativos inflexibles o mamotretos de lectura obligatoria. Una creencia en la que se apoya el artista, ese creador que admira y alaba a sus predecesores de los que absorbe su trabajo y formas, imitándolos inicialmente en busca de la concepción de un estilo propio, reservado para una gran minoría, que finalmente engrose una cosmogonía exenta de entes mitológicos y repleta de seres humanos excepcionales. En la historia del hardcore y el punk podrían citarse una serie de nombres imborrables que han configurado ese pequeño macrocosmos del que una gran cantidad de bandas han desarrollado su música. Tres de ellas, una ya asentada y dos nacientes, mostraron el porqué de su posible participación eterna en la cosmogonía de ese universo musical el pasado día veintinueve de noviembre de la mano de “Distribuidora la Trituradora” y “Maite Cardó Productions” en la ya mitológica “Sala Monasterio” de la siempre Layetana ciudad, “Exit Order”, “Lux” y “La Llàgrima”
“La Llàgrima” inició la noche con la sobriedad que conlleva el implícito mensaje social y existencial de sus letras.
Silvia, guitarra; Olga, bajo; Louis, batería; y Claudia, voz, ascendieron al escenario y tras una rápidas pruebas de sonido, se lanzaron a un repertorio de temas propios que componen su “Demo”, cantados con el idioma de ese nordeste bañado por el mar de ‘Entre Tierras’ y eternamente cuestionado por la defensa de su identidad como pueblo. “La vida es desfá”, “Enganxat”, “Tot pols”, “Amb el ulls tapats”, “No recordes” y “La pó”, fueron la media docena de temas donde la voz de Claudia exaltaba cada reivindicación moral, respaldada por los contundentes rasgados y punteos de Silvia, la aparente indolencia de Olga, golpeando las cuatro cuerdas sin perder la cadencia y totalmente poseída por los dos pares de alambres y, desde luego, el imposible movimiento de los brazos y cuerpo de Louis golpeando las baquetas a un ritmo aceleradísimo. Punk-Hardcores en estado puro que empujo al público a unos pogos alocados y a ovacionar a ésta banda naciente en busca de un espacio en la cosmogonía, “La Llàgrima”. Rápidamente, aún con el eco de las seis explosiones, “Lux”.
Nina, vocal; Klara, bajo; Nico, guitarra; y Louis, batería, igualmente tras una rápida prueba de sonido y, aun siendo del territorio ‘calçot’, en el idioma de aquellas tierras de un más que mitológico Rey Arturo, se lanzaron a su repertorio de autoría indiscutible con temas de su “Demo” y su larga duración, “S/T”. Un punk de los setenta completamente contemporáneo igualmente trasgresor y denuncia pero con un toque de esperanza, endurecido por la potente voz de Nina. En constante complicidad con Nico, cuyo talante desenfadado le llevó a rasgar un tema ajeno y popular bastante alejado de su estilo provocando las risas de un respetable, en su mayoría, tan hodierno como ellos sin aparentes huellas externas de su gusto musical. No así Klara, con su collar de cuero con tachuelas al cuello golpeando las cuatro cuerdas con aquel distanciamiento tan punk roto por la sonrisa de sus rojos labios, siguiendo a la perfección la pauta marcada, de nuevo, por Louis, el mismo batería de la banda anterior, ésta vez menos acelerado en su golpeo pero igualmente alocado en sus formas. Una banda de punk actual picando a las puertas de un firmamento repleto de estrellas entre las que, lejos de querer brillar en consonancia, quieren deslumbrar con luz propia, “Lux”.
Tras ellos, e igualmente ejerciendo una rápida prueba de sonido, “Exit Order”
Anna Cataldo, voz; Paul Henry, batería; Ryan Abbott, guitarra; y Ryan “Terminal” Taylor, bajo; el cuarteto procedente de aquella tierra conocida inicialmente como Trimountaine (tres montañas) en la península de Shawnut para los nativos amerindios, ascendieron al entablado con su tercer trabajo bajo el brazo, “Seed of Hysteria”. Y, desde luego, no plantaron ninguna semilla de histeria, bien al contrario, su punk clásico remozado y sustentado, en parte, por la carismática voz de Anna y, desde luego, su imparable movimiento cual rapero tras el micro, apoyada en los incasables e insaciables rasgueos y punteos de Ryan con las seis cuerdas, algo menos movido que ‘Terminal’, golpeando las cuatro cuerdas y moviéndose al son de la rápida cadencia marcada por Paul con sus baquetas. Un repertorio extenso que llevó al frenesí a un respetable incansable y poseído por los movimientos del pogo hasta que, cual si del final de las regatas de un vinilo se tratara, sencillamente, se acabó el concierto. Una vez llegaron al último tema del setlist, dieron la espalda a un público que tardó en reaccionar antes de ovacionar y aplaudir a la banda, y comenzaron a desmantelar el escenario de sus enseres. Un adiós de concierto al estilo de aquellas tierras que, medio milenio atrás, si quiera eran una quimera literaria y que tantas figuras del panorama musical ha aportado engrosando esa cosmogonía tan particular a la que, quizá, podrán formar parte las tres bandas que esa noche provocaron un ismo en casi el centro del Port Olímpic de la siempre Layetana ciudad, en la Sala Monasterio, “Exit Order”, “Lux” y “La Llàgrima”.
Texto: Yon Raga
Fotografías: Christian García Espinel