sábado, 18 de noviembre de 2017

Leize + Conkheror - Sala Boveda

Leize + Conkheror
Sala Boveda - Bcn

La música tiene la virtud, entre otras muchas cosas, de cambiar el estado de ánimo de quien la escucha, mejor dicho, de quien la oye, de quien la vive, de quien la disfruta. De quien la siente parte de su vida y es capaz de ilusionarse como un niño cuando, al levantarse TEMPRANO un sábado cualquiera para pasear a su perro, es consciente de que en unas horas va a ir a un concierto de rock y va a ser partícipe de ese ritual de ruido y magia, de sudor y pasión, de acordes y riffs que penetran por los poros de la piel recorriendo las entrañas de su cuerpo como un poderoso virus para el cual no hay cura ni remedio conocido. Si recibes su veneno, no hay forma de escapar de él. No exagero. El rock es una forma de vida para mucha gente que se resiste a bajarse de este barco, aunque a día de hoy esté agujereado y carcomido y con un palmo de agua a estribor. Tenemos cubos suficientes para impedir que se hunda, a pesar del execrable olvido al cual los medios lo tienen sometido y a la indiferencia de las nuevas generaciones ávidas de éxitos de rápido consumo, de usar y tirar, de mp3 y emule. Siento generalizar, me consta que hay honrosas excepciones y, por ellas, merece la pena seguir luchando. 
El motivo de tal estado emocional de ese sábado 18 de noviembre era que uno de mis grupos de rock duro preferidos visitaba Barcelona para interpretar su primer disco “Devorando las calles” al completo, dentro de la gira del XXX Aniversario de su edición y acompañado por sus éxitos de toda la vida. Que no son pocos. 




LEIZE. Uno de esos grandes grupos que militan con orgullo y humildad en la segunda división del rock estatal y que son capaces de vencer a cualquier primera en un partido en igualdad de condiciones. Incluso en campo contrario. LEIZE. Una de esas bandas con solera y un montón de excelentes discos que cautivan a quien tiene la suerte de acercarse a ellos. Un grupo de amigos que muestra su buen hacer allá por donde pasa y que recoge en cada plaza el cariño de unos seguidores conscientes de que, en un país donde la música estuviera normalizada en cuanto a cultura se refiere, se pasearían por grandes plazas y serían reconocidos como lo que son, unos músicos de alto nivel poseedores de un repertorio de calidad muy superior a la media.


Abrió la velada en la sala Bóveda la banda barcelonesa CONKHEROR. Era la primera vez que los veía en directo y es de justicia decir que me sorprendieron muy gratamente, practicando un heavy ochentero muy eficaz para caldear el ambiente. La voz de Xavi recordaba a las mejores épocas de Ángeles del Infierno y todos los componentes integraron un bloque sólido, compacto y agresivo que flirteó con el thrash y el speed metal más clásico, creo que son las señas de identidad más evidentes de un grupo que está buscando su propio camino y que, de seguir así, pronto se oirá hablar de ellos en todos los rincones donde el rock esté presente. ¡Suerte! Para terminar, nos regalaron un par de versiones muy conocidas por el público asistente como fueron “Resistiré” de Barón Rojo y “Esta es una noche de rock and roll” de Barricada, llevadas a su estilo de una manera impecable y que recogieron los aplausos del respetable, que agradeció poder participar más activamente en esa recta final que tan buen sabor de boca dejó.


Un descanso de casi media hora permitió sanear nuestros cuerpos tanto de entrada como de salida y, de este modo, estar bien preparados para la descarga de LEIZE, que empezó de manera previsible y esperada con “Absurdo”, primer tema del disco homenajeado. Sonido abrumador y nítido, voz principal de Félix Lasa en su punto y los coros tan característicos y carismáticos de Toño y Patxi apoyando en todo momento. <Joven, escapa de la red>. El disco fue interpretado de principio a fin en el mismo orden en que fue concebido, con lo que “Soñador” y “Último instante” fueron las siguientes en sonar. Costó un poco que el público se metiera en el papel de cómplice necesario para que el grupo soltara lastre. Entiendo que el escenario se les quedaba pequeño y la batería de Ibi (última incorporación y ex-Barricada, entre otros) ocupaba casi un tercio del escenario. No es para menos, teniendo en cuenta que el doble bombo no paró de atronar en la mayoría de canciones, en un derroche de técnica y poderío que no está al alcance de cualquiera. Pero “La rueda” y “Beso frío” fueron dando color y calor a una noche donde sólo las primeras filas parecían disfrutar realmente del concierto.


 Todos teníamos las mismas ganas, todos con la cara de felicidad reflejada en el rostro, aunque todos bastante inmóviles y no sería hasta “Muros”, pieza fundamental en la historia de la banda, que el personal se despojó del corsé invisible que parecía coartarle. <Muros dividen nuestra libertad>. Velocidad, potencia, contundencia y un tema al cual no le pesan los años, ni por la música, ni por la letra, atemporal y vigente 30 años después. “Sangre de barrio” y “Devorando las calles” consiguieron los aplausos más ruidosos de la noche. Las guitarras de Félix y Patxi se doblaban como almas gemelas, pulsando con simétrica precisión cada nota, ejecutando cambios de escala entre sus cuerdas, intercalando octavas que sonaban al unísono y que, arropados por la batería de Ibi y por el bajo de Toño, formaron un todo donde cada parte podía distinguirse perfectamente. Un martillo de puro metal que golpeó con furia e indolencia el yunque de las paredes del local y que demostró estar en un gran momento de forma. Toño, inquieto y juguetón durante toda la velada, no dejó rincón del escenario ni de la barra por visitar, consciente de su dominio escénico. 


La balada “Príncipes del placer” nos dio ese merecido descanso que nos permitió concentrarnos en la interpretación musical mientras recuperábamos energías. Para la gran mayoría de los asistentes fue la primera vez, y seguramente última, que escuchamos el tema en vivo.
La segunda parte del concierto de LEIZE ya jugaba con el factor sorpresa. Se intuía un repertorio lleno de grandes clásicos de su vasta discografía, pero el grupo optó por dar mayor importancia a su última etapa, con lo cual el primer tema en sonar (décimo del bolo) fue “Dónde está!!”, que abre su más reciente lanzamiento “Cuando te muerden”. Declaración de intenciones. “Futuro para mí” y “Caminando” recordaron los viejos tiempos y todos los allí presentes nos dejamos la garganta arropando el estribillo. <Quiero sentir que hay futuro para mí>. Continuaron con “Hundiéndome en la noche”, aunque “Acosándome” y “Pídeme” se llevaron los mayores vítores de este tramo del concierto. Son temas que cualquier seguidor de LEIZE siempre está dispuesto a escuchar y a compartir en hermandad, algo no siempre posible. “Flores para ti” fue dedicada a Malcolm Young, otro grande que nos abandona prematuramente para llenar el infierno de rock. Otro puntal que emprende un viaje sin retorno sin haber comprado el billete y nos deja huérfanos, cada vez más, de pioneros que nos mostraron un camino que cada vez parece más estrecho y solitario. Da algo de respeto pensar en cómo estará nuestro movimiento dentro de 10 años.


“A fuego” del último y “Héroe” del “Sólo para ti” desequilibraron la balanza hacia su presente más inmediato, se nota que confían en estos temas, pero la intensidad del concierto se resintió. “A tu lado”, “Sospechoso”, “Buscando, mirando”, “Cuando te veo” e “Y al final” cayeron una tras otra con la sensación por mi parte antes expuesta, la de estar asistiendo a un gran concierto donde el primer y el último disco se dieron la mano sin apenas notar el paso del tiempo, una fusión nuclear trabajada y efectiva, pero donde se echaron de menos temas importantes como “Dar el salto”, “Gritaré” o “No hay nada mejor”, e incluso los que para mí son los mejores de su último plástico “Bajo la ley” y “Hoy”. Pero la elección del set-list perfecto por parte de los seguidores de una banda es como pretender ser el entrenador de nuestro equipo de fútbol, todos sabemos confeccionar en cada partido la mejor alineación. 
La noche se cerró después de dos horas con los temas “Sin sitio” y “Noche de ronda”, donde nos agolpamos todos en las primeras filas para demostrar a la banda el cariño que le profesamos y reconocer a nuestra manera, en forma de cánticos, saltos y bailes, la magnífica lección de rock and roll que nos ofreció. <Noche de ronda, loca pasión>.


Y mientras salíamos a la calle apresuradamente, acompañados gentilmente por el personal de la sala de una manera poco delicada y que dista mucho de lo que se espera de un lugar de estas características, la banda tuvo la deferencia de quedarse en la puerta a saludar y fue sometida sin piedad a una sesión fotográfica por parte de los últimos rezagados que nos quedamos a esperarlos para desearles toda la suerte del mundo. Y es que LEIZE es una de esas bandas que destacan tanto por su música como por su calidad humana. <Pídeme que vaya a por ti!>.

Texto: David Domingo
Fotos Leize: Pedro Rodriguez
Fotos: Conkheror: Alfredo Rodriguez

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