Smoking Stones Trio
Bar Makinavaja - Bcn
No hay nada más soberbio que el vacío provocado por la emoción y la pasión cuando, cual infantes convirtiendo cada instante en algo vívido y novedoso descubriendo la vida, el estómago asemeja gritar necesitado de viandas y es imposible borrar una sonrisa mema del rostro. Esa inquietud axiomática que toma la voluntad y enaltece cada vivencia por nimia que ésta sea, empujando siempre hacia el abismo de la cumbre de la agitación y la conmoción. Se halla presente en muchas cosas, a buen seguro en cada ocasión que Ramón Tosas Fuentes, Ivá, se enfrentaba a la página en blanco y creaba viñeta a viñeta su especial visión del mundo para “Papus”, “Hermano Lobo”, “Barrabás” o “El Jueves”, aún presente en el diario homenaje a su memoria de Leandro, nativo y amante de ese Raval que siempre será el Barrio Chino de la imperecedera Layetana ciudad, fundador y regente del “Bar Makinavaja”. Donde es posible disfrutar, no sólo de esa pasión por el eterno dibujante y sus personajes, sino de la inherente ilusión casi infantil del mundo de la música y que, el pasado día cuatro de noviembre, de la mano de “Maite Cardó Productions”, desparramaron euforia, alegría y calidad indiscutible, la banda “Smoking Stones Trío”.
Un quinteto con seis discos en el mercado, que en su versión trío, estaba representado por Sergio Ortíz, voz y armónica; Luis Arcos, guitarra ; y Julio Lobos, teclado y hombre orquesta; tocados con un eterno vacío en el estómago y una imborrable sonrisa de emoción desde que hace más de veinte años, cuando si quiera existía el término “bandas tributo”, éstos admiradores y amantes de “Sus Satánicas Majestades”, comenzaron a constatar la grandeza de “The Rolling Stones”. De la mejor manera que sabían, tocando los temas de éstos con tal presteza y calidad, que si cualquiera de los siempre forofos “Stones” cerrase los ojos, creería estar en mitad de un concierto de los ingleses. Y, así fue, una vez más en el "Makinavaja", Sergio-Jagger comenzó a declamar y los comprometidos “Stones” que atestaban el local, se transportaron, por ejemplo, a la reciente cita en el “Estadí Olímpic”.
Con la magia del hombre orquesta, Julio, capaz de conseguir arrancar notas diáfanas y creíbles de algunos sonidos enlatados acompañando su inigualable manejo del teclado y la maestría de Luis a las seis cuerdas, enfrentaron temas clásicos y algunos olvidados. “Wild horses”, “The last time”, “Sweet Virginia”, “Melody”, “100 years ago”, “Dead flowers”, “Lady Jane”, “Hidde your love”, “Angie”, “Jumpin Jack Flash” o “Brown sugar” convirtiendo la hora del Vermut en un recital al más puro estilo “Stone”. Casi con la misma emoción y pasión por parte del respetable allí presente tarareando y coreando cada tema como si estuvieran frente a “Sus Satánicas Majestades” y, desde luego, “Sus Layetanas Dignidades”, aún convertidas en trío, derrochando una jaez y un linaje digno de sus admirados “Stones”. Una pequeña gala stoniana que nadie deseaba que llegara a su fin, menos aún los “Smoking Stones”, rozando casi las dos horas y más de veinte temas, finalmente, el “Bar Makinavaja”, aun con el eco de “Brown Sugar” amalgamado con los precedentes y la gran ovación final, se llenó con las conversaciones de admiración y reconocimiento a éstos enormes músicos en su versión trío, eternamente repletos de pasión y emoción, “Smoking Stones”.
Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alferez
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