domingo, 19 de febrero de 2017

Barrena + Atajo + RkeR - Rock´n´Trini Bcn

Barrena + Atajo + RkeR
Rock´n´Trini - Barcelona


Quizá, el movimiento de resistencia más célebre de la historia fue el que se organizó en el territorio allende la cadena montañosa que separa y, a la par, mantiene unida la península con el resto del continente. No obstante, muy lejos de ese boato galo, siempre personificado en sendos senos de la imagen libertadora de aquella época donde realmente rodaban cabezas, hay muchos lugares, a veces calificados de humildes por banales voces cargadas de pedantería, donde la resistencia es el pan de cada día. Una oposición henchida de vitalidad en pos de la repulsa hacia esas formas, tan cargadas de postín y suntuosidad como las enarboladas por los habitantes de ese territorio vecino que, como bien describió un conocido monologuista, ‘parece que hablan siempre con cara de asco’. Repugnancia que, esos lugares y lugareños, demuestran hacia la constante involución de los derechos sociales del trabajador con su obstinación y rebeldía convertida en apoyo de la antaño minoría, hoy en día una generalidad, oprimida y apresada en una red de incomprensión y desasosiego. Y, aunque espesa, esa malla casi una tela de araña, afortunadamente se rompe con la apuesta lúdica del desparpajo y la espontaneidad de una notas trabajadas y con un peso más que específico. Las que atruenan y ensalzan lugares como el local de “Rock’n’Trini”, nacida en el año que la ciudad layetana rompía con todas las formas de organizar unos juegos olímpicos, y soterrada bajo uno de los puentes del cinturón en el “Barri de la Trinitat”, ésta asociación se ha convertido en esa entereza que insufla fuerzas e ilusión a sus convecinos. Especialmente en días como el pasado dieciocho de febrero en una nueva conmemoración de su veinticinco aniversario donde los encargados de rasgar esa maldita malla exiliadora fueron tres bandas layetanas, “Barrena”, “Atajo” y “R ke R- Tributo a Reincidentes”. Las tres con un denominador común, el de la denuncia y enfrentamiento al despotismo establecido, dos de ellas, especialmente, tributando a legendarias bandas cuyo carácter e idiosincrasia, bien podrían haberse fermentado en “Rock’n’Trini”. Cuyo escenario, quizá no a la altura esos macro entablados de público multitudinario pero, desde luego, un proscenio hospitalario y tocado con la pátina de la contienda colectiva y musical al que ascendieron, en primer lugar, “R ke R- Tributo a Reincidentes”.





 David Viles, voz; Bea, batería; Rul, bajo; Siles, guitarra solista; y Peeper, guitarra; comenzaron su particular homenaje a aquellos que, como todos, se sienten víctimas de un país libre al que el odio rompió, “Reincidentes” con un tema que, en cierto modo, resume el carácter de la asociación, “Gracias por venir”. Una bienvenida muy particular que inició el repertorio de trece temas donde la consciencia de la estulticia alrededor del “Grana y oro” ya, si quiera, provoca “la rabia”, sino que se toma como “Un día más”, como cualquiera de los de “Carmen”, ‘¿habrá solución a tanta frustración?’. No hay duda, hay que seguir gritando desde el escenario, “Mi balcón” o en las calles, siempre “Aprendiendo a luchar” y tomarse respiros en lugares como “Rock’n’Trini” donde cantar aunados el “Himno del bar”, cual “Jornaleros” que no pueden y no deben evitar anhelar “La ciudad de los sueños”, cual libertinaje del ser, porque sin “Vicio” no se puede estar.





 Menos aun cuando se pone la radio o el televisor y “Camela 3” da la información más veraz, esa que a todos les pone “Jartos de aguantá”. Y nadie, nunca, pedirá perdón, mucho menos un público que se dejó arrastrar por la voz de David, interactuando en todo momento con el respetable, incluso cuando dejó el micro a “Pinpón”, vocal de “Barrena”, y se colocó tras la batería mientras Bea hacía los coros. O, precisamente, Bea, golpeando las baquetas, casi, como Manuel J. Pizarro, a la altura de Peeper con las seis cuerdas o las cuatro alambres de Rul, un preámbulo perfecto y contestatario a la altura, no sólo del lugar, sino de las dos bandas que les siguieron. “Atajo”, fue la siguiente.





 Xavi, voz y guitarra; Víktor, batería; Óskar, bajo y voz; comenzaron con “Voy corriendo”, sin nada que perder y mucho que ganar pues, a veces, todo sale bien, como esa noche donde el público ya abarrotaba la sala y, algunos, mucho más que gratamente, descubrían a éste grupo. Lanzado a por su particular “El Juanillo”, ese rebelde de nacimiento que ha habido siempre en todos los colegios, antes de lanzarse a su homenaje a ‘El Drogas’, con “Azulejo frío”. Un icono para el trío que comenzó versionando a ‘Barricada’ y ‘Txarrena’, y les llevó a crear su propio repertorio con la fuerza de unas voces, Víktor u Óskar, cargadas del convencimiento de sus letras y, desde luego, de su música, extrayendo rasgados a la guitarra con la rotundidad de la gravedad del bajo guiados por la contundente base de Víktor golpeando platos y bombo.



 Un rock urbano que atrapa y no “A pasitos”, sino que a quien lo escucha grita, como ‘Extremoduro’, “Decidí”, no sólo hacer las maletas para poder vivir, si no seguir a éste trío y, de nuevo, en un grito unánime “Digues que no”, impedirles dejar de tocar con esa particular “Una vuelta de rock” que a algunos, sin oído, pueda sonar como “Mil piedras”, porque tienen una actitud similar a la de “Marta”. Ésta siempre ajena e incapaz de ver más allá de ella misma, aun paseando por “El Barrio”, ese que está repleto de “Caminos” y que, lejos, muy lejos de querer poner “Tierra de por medio”, el respetable espera volver a tropezarse allá donde sea con la excepcional música de “Atajo”. Los cuales, sin dilación, pero sin prisas, evacuaron el entablado para dejar sitio a “Barrena- Tributo a Barricada”.



 Juan Carlos Martín “Pinpon”, voz (“El Drogas”); Sergio González, guitarra y voz (Boni); David Cánovas “Conserje”, bajo y coros; Jordi Farreras, batería; e Iván Torres, guitarra y coros; comenzaron su alegato de veintiún temas poniendo al respetable “Contra la pared”, en una “Acción directa” que no permitió ir “Tentando a la suerte”, sino que estuvo a punto de dejar al respetable “Sofokao”. En un esperado “Callejón sin salida” muy alejado de aquella maldita emboscada en “Bahía de Pasaia” pero con un claro “Objetivo a rendir”, y no fue “Echar a correr” y sí dejar a “Todos mirando” porque, no hay duda, es “Noche en la ciudad” esa en la que se mueve como pez en el agua un “Animal caliente”.





 Enarbolando, no una falsa bandera, sino “Ninguna bandera” y sin el encarecido precio de entrar a matar de ese “Rojo” que jamás podrá entrar en un “Barrio conflictivo”, en cuyas calles no hay sitio para ellos que se vayan “A toda velocidad”. Que se alejen de esa “Oveja negra” que representa a mucha parte del público, sino a todos, enfrentados a ésta banda que ofrece una “Noche de rock and roll”, lanzados con descaro a la apología de la “Okupación” y el destrozo de “La silla eléctrica”. Porque, como a todos los presentes, les estorban las cadenas y, “No hay tregua”, dispuestos a buscar pelea y verlo todo “En blanco y negro” antes y después de que el sol diga que es de día. Esa siguiente jornada donde los asistentes que atestaron el local de “Rock’n’Trini”, rememoraran los punteos de Iván, con la voluntad perdida en los seis alambres que poseen su entendimiento y con los que lanza su aguda voz. Coreado por Sergio con su no menos fuga con la guitarra cuando no está cantando cual ‘Boni’, apoyados en “Conserje” y Jordi, bajo y batería respectivamente, creando esa base rítmica perfecta con la que cuenta “Pinpon”, camaleónico casi como el mismísimo “El Drogas”, que lucha con su voz, igual que Sergio, para alzarse por encima de la aunada voz del público coreando cada tema.






Una velada de insurrección e insurgencia del cuarto de siglo de existencia de uno de los silenciosos, pero siempre presentes lugares, que dan sentido real a la resistencia. Sin necesidad de ostentosos y sexistas símbolos, con una clara y resolutiva finalidad, respaldar a esa minoría, hoy en día una generalidad, oprimida y apresada en la maquiavélica desazón de saqueadores sin vergüenza. “Rock’n’Trini”, un bastión de la hospitalidad, la ilusión y, desde luego, de la buena música como la que brindaron esa noche tres grandes bandas, “Barrena-Tributo a Barricada”, “Atajo” y “R ke R- Tributo a Reincidentes”. 

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez

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