Dirty Rockets
New Underground - Bcn
Las etapas de la vida son la Infancia, juventud, madurez y vejez, siempre regidas, bien que mal, por los lóbulos en que se subdivide un cerebro: parietal, frontal, occipital y temporal. Con los que es posible distinguir entre otras cosas los distintos tipos de nubes: cirros, cúmulos, estratos y nimbos, o diferenciar las fases lunares: Luna nueva, cuarto creciente, cuarto menguante y Luna llena. Muy importante sí, por ejemplo, se quieren surcar los grandes océanos: Atlántico, Índico, Pacífico y Glaciar Ártico, a bordo de un vehículo cuyas esquinas son conocidas como proa, popa, babor y estribor y deseamos que nuestra sangre, sea del tipo A, B, 0 o AB, no arribe descontrolada a nuestros lóbulos provocando mareos y nauseas. Imposibilitando a la lengua hacer uso de cada uno de sus sensores específicos y diferenciar entre sabor ácido, amargo, dulce o salado. Y, desde luego, impedir si quiera hacer uso de las reglas básicas de las matemáticas: suma, resta, multiplicación y división, o caer en la cuenta que las bandas de rock que han tenido mayor éxito en la historia, contaban con un bajo, un batería, un cantante y un guitarra. Como, “Dirty Rockets”, que ya está haciendo historia, presentando su último trabajo el pasado diecisiete de febrero en la nada clandestina, pero sí muy contestataria, “Sala New Underground” de la siempre layetana ciudad.
Sergi Moreno, batería; Sergio Rivero, bajo; Álvaro Dirty, guitarra; y Edu Rocket, saxo y voz; desparramaron su repertorio de veinte temas presentando “4”, su último Ep de tantas canciones como fases lunares, océanos, esquinas de un barco o tipos de sangre existen. E, indistintamente del tipo que tengan, ese líquido carmesí que corre por sus venas inyectó desde un primer momento su estilo garaje, blues, punk y rockabilly iniciado con “Death or fun”. Un tema instrumental que dio título a su anterior trabajo comenzado por esa guitarra que en manos del gran Álvaro asemeja un juguete, un trebejo de seis largas piezas a las que extrae un sonido sublime. Al que se unen el resto llevando el inicial ritmo más blues en ráfagas de puro rock & roll de aquellos años cincuenta con instantes de esa suavidad grave del saxo tenor de Edu.
Para pasar al primero de los cuatro temas del revelado último trabajo “4”, “La Guardia”, letra en castellano, riff, velocidad contrastada de bajo y batería y ese saxofón sustituyendo a la voz. “Devil’s wife”, otro de los nuevos temas, “You’re wrong again”, “Psychotic brain”, “Mass control”, “Al fuego”, “Jenny, Jenny” y “Resurrección”, con esa voz tan característica de Edu, no resucitan al público, pues lleva un buen rato mucho más que vivo. Moviéndose sin parar con esos movimientos del rock and roll con una raigambre exenta de violencia pero cargada con la fuerza del ritmo y la furia de la personalidad, repartidos frente a la banda. Arrastrados por los cañonazos de esas baquetas de Sergi, cual rayos y relámpagos restallando antes de caer sobre la solidez de los platos y bombos, y arrancarles truenos cadentes e inesperados, creando un marco donde las cuatro cuerdas, golpeadas por Sergio ´más allá del simple tempo, recrea, cual océano, ora un eterno susurro embelesador ora el estruendo del despiadado oleaje.
Sobre el que planea, creando bien distintas nubes, Álvaro, provocando con sus seis alambres un firmamento límpido y soleado o bien cargado con cirros, cúmulos, estratos y nimbos. Por entre los que sobrevuela, bien la voz bien ese saxo alado de Edu, rematando un cuadro de inusual belleza cargado con la contemporánea estampa de aquellos años cincuenta. Inmiscuyendo sin remisión al respetable que, cual gaviotas o cormoranes, planean tema a tema hasta llegar a otro de los nuevos “Havel ove will travel”, una revisión de aquel mítico tema de “The sonics” mucho más punk y con la frenética armonía de la armónica. “Night time”, “Shake station”, Give it up” y, “Pel marge espacial”, el último del novedoso y puesto de largo cuarteto de estilo más psicodélico en una apología a la esperanza y a la ayuda externa. “One track mind”, “Cinderella”, “Where the hell’s Jesus” y, como colofón inesperado, si bien los seguidores de ésta banda, no se sorprendieron, bien al contrario.
Un tema de “La Banda Trapera del Río” con quienes, no sólo por convecinidad, sino por colaboraciones y, desde luego, admiración mutua, siempre tienen presente y homenajean en todos sus conciertos, “Ciutat podrida”. Y, como si realmente ‘els carrers, son plens de foc’, el público tras aplaudir y vitorear a la banda, no quiso desperdigarse por esa ‘Ciutat podrida’, y continúo la fiesta del puro y viejo rock and roll contemporaneizado sin perder ni un ápice de autoría, en la Sala New Underground, con los miembros de éste gran grupo. Un cuarteto al más puro estilo de las bandas de rock que han tenido mayor éxito en la historia, que hicieron una puesta de largo, como siempre, muy personal y particular, de su último trabajo “4” que, no hay duda, ascenderá como ese cohete del que son poseedores, “Dirty Rockets”.
Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alferez
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