domingo, 5 de febrero de 2017

Porco Bravo + Lendakaris Muertos - Sala Moon

Porco Bravo + Lendakaris Muertos
Sala Moon - Valencia

"Pero los incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros y todos los idólatras tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda" Apocalipsis 21:8.

Recordando esta cita y aún sabiendo lo que va a ocurrir a mi muerte, entré en la sala para ver, oír y fotografiar un cúmulo de transgresiones tal, que cuando saliese de allí sabía que iba a ser donante de cerebro.

Mírame cuando te desangres, mírame si todo va mal…” Mírame fue la primera y como esta iban a ser quince canciones más, apenas unos minutos y no sabía si mis sesos los querría alguien al terminar el concierto.

Conocí a Porco Bravo por mi amigo Joaquín Aurelio. Un día que vino a comer casa trajo el tercer disco “La Piara” y me gustó, así que escuché los dos que faltaban para la trilogía, “Grooo” el primero y “Porco Bravo” el segundo.



Dado que había asumido la primera, no pude contener mi emoción al oír las canciones que siguieron Lasciva, Mienten, Motel, Solo quiero bailar, Se quema, Nunca pasa nada, Corre; ya había arruinado mi alma, y mi sacerdote no me lo iba a perdonar así que dejé que Manu voz, Txelu bajo, Oskar batería, y los guitarras Pulpo y Asier, siguiesen llenándome el cerebro de Rock & Porc.

El noveno mandamiento de la ley de Dios dice: “No consentirás pensamientos ni deseos impuros” la novena canción iba a ser La Piara, un Rock and Roll en toda regla.

¿Mil, dos mil? no sé cuantas fotos había tirado hasta ese momento, momento en el que “el Gallego” coge su grapadora y se grapa al pecho un par de hojas de periódico para acto seguido prenderles fuego. ¡Virgen del amor hermoso! pensé, eso Dios nuestro Señor no debe verlo bien, aún así, mi cámara y mi dedo (que no mi cerebro) se empeñaban en tirar y tirar fotos; con No sé, descansé, una birra no me venía mal.


Con la energía de mi cuerpo y mente por los suelos, ya había gastado toda, la birra me vigorizó pero ¡Dios! llegó Donante, la canción a la que tenía más miedo (por aquello del lago que arde con fuego y azufre) el hecho de aguantar una bengala con el culo, tirarte a la gente mientras está encendida y que te paseen hasta que se apague, puede que a vosotr@s no os parezca coherente pero seguía siendo Rock and Roll; así mi cámara con fuerza y dejando a un lado el contenido de la letra me concentré en fotografiar la canción, el individuo y su morfología, no lo suelo hacer, pero miré la pantalla y vi que al menos había quedado una fotografía bien, ya podía relajarme.


En aquel momento no lo sabía pero quedaban cuatro canciones más El cazador, Lemmy, Puto amor y Eléctrica actitud en esta última con otra cerveza cogí fuerza para fotografiar a “Manu” surfenando entre la peña y di gracias a la Virgen María porque acabase el concierto, sino, él hubiese acabado con mis energías. Me quedaba otro grupo, así que mejor encomendarme a Jesucristo y sus doce apóstoles para continuar la tarde.

Eran cerca de las nueve de la tarde, a principios del mes de febrero. El sol no brillaba, y en la claridad de los edificios colindantes con la sala, se apreciaba un aspecto lluvioso. Vestía mi chupa de cuero, mi pantalón negro, mis botas y mi Canon; renovado de espíritu me disponía a ver, oír y fotografiar a la otra banda de la tarde, Lendakaris Muertos. Desde Pamplona, Aitor voz, Potxeta batería, Jokin al bajo y Joxemi a la guitarra iban a dar un relato exhaustivo de cómo se hace Punk, Gora España fue la primera en absorbernos y provocarnos, Pastel de costo, Cerveza sin alcohol o Último txakurra nos hizo acólitos  para siempre de los Lendakaris.



Una canción es una canción y las canciones son de tod@s, eso es lo que pensaban (estoy seguro) las voces que llenaban la sala Moon, porque no dejaban de cantar una tras otra, En esto por las drogas, Detector, Satán, Besos Gaztetxeros.   

¡Todas, se las sabían todas! estábamos con estos cuatro Punkarras a tumba abierta.

La liturgia de esta ceremonia Punk no era unipersonal, era de toda la congregación; tod@s participamos en los salmos: Urrusolo Sistiaga, Centro comercial, Hotel Familiar, Se habla español, saltamos, cantamos, bailamos y gritamos, constante y real así era nuestro rito. Con Veteranos, Discoteca y Oso Panda, concluyó la ceremonia, nos dimos cuenta que esta era nuestra religión verdadera, el Punk.

Texto y fotografías: Iziar Kuriaki.



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