sábado, 30 de abril de 2016

Maybe Pretenders - Les Enfants

Maybe Pretenders
Les Enfants - Bcn


La lluvia queda lejos y, sin embargo, las estrechas calles asemejan humedecidas por algún calabobos partidista del adoquinado, pues, los distintos representantes de la miscelánea de razas y culturas que pueblan y surcan el lugar, no portan si quiera chubasqueros. Si bien, recorriendo las calles y sorteando la escasa circulación rodada, tienen tomadas las estrechas y desgastadas arterias, algunos tornando a sus hogares tras una larga jornada laboral, otros acercándose a los bien diferenciados tipos de restaurantes, bares, colmados y distintos establecimientos donde dejarse arrastrar por la plática. Salteada por una enriquecida variedad de lenguas entremezcladas y sorprendentemente comprensibles para esa particular humanidad que habita esa, no menos extraordinaria, zona de la ciudad donde la espontaneidad y lo insospechado es posible. Cada rincón, cada portal, algunos labrados otros lacónicos, unos inexplicablemente bajos otros, cual si esperasen las caballerizas, de doble portalón y aldabones, muchos de ellos, representando al “Can Cerbero”. Otros, como el del número 3 de la calle Guardia, con un hospitalario cartel donde puede leerse “Les Enfants - Club” que incita a traspasarlo y disfrutar de buena música en directo. Como la que ofrecieron el pasado día treinta de abril “Maybe Pretenders”, la única banda del mundo tributo a “Pretenders”.



Rebecca Newey, voz; Joaquin Alguacil, guitarra; Jimmy de Jesus, bajo; David Prieto, teclados; Nacho Álvarez, batería; comenzaron con “Night in my veins” para ir haciendo boca al grupo de seguidores de la inmortal banda, unidos a los incondicionales de ésta arriesgada “Maybe Pretenders”.



Conscientes de la dificultad que supone conseguir un sonido tan característico como el que consiguió, durante más de dos décadas, Chrissie Hynde. A la que, Rebecca, también como alma de su banda con su voz excepcional, demostró estar capacitada para lograr las constantes inflexiones de aquel particular registro grave de Chrissie. Creando, desde luego apoyada por la no menos gran calidad de sus músicos, un ilusorio escenario que hace dudar al espectador creyéndose, durante casi todo el concierto, estar frente a la especial diva de la música.



Llevándoles en volandas de la voz y armonía de “Talk of the town”, o “Brass in pocket”, “2000 miles”, “Don’t get me wrong”y “Message of love”. En su particular mensaje de amor y admiración a aquella banda compartida con un público entregado, como no podía ser de otra manera que, tras el último tema, “Show me”, retornó a esas estrechas y húmedas callejuelas adoquinas. Surcando éstas con el buen sabor de boca y el ritmo de esas canciones profundas similares al entorno, aparentemente simple pero profusamente complejo como la gran actuación de esa noche en la sala condal “Les Enfants” de “Maybe Pretenders”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez

Twenty Flight Rock - 99 Moto Bar

Twenty Flight Rock
99% Moto Bar - Barcelona
30.04.2016

Como preludio al concierto en Barcelona del ex-semibateria de Stray Cats Slim Jim Phantom, el 99% Moto bar de Barcelona vuelve a organizar una pre-party. Que mejor que un tributo a la banda de rockabily estadounidense creada en 1979. El concierto corrió a cargo de la banda "Twenty Flight Rock", banda que interpreta clásicos del rock and roll y rockabilly americano de los años 50 y 60.

Trio compuesto por Marc Torné a la batería, José Tapia al bajo y la voz, y Rafael Morata a la guitarra y la voz. Entre otros realizan versiones de Elvis Presley, Chuck Berry, Gene Vincent, Eddie Cochran, Stray Cats, Roy Orbison, Bobby Darin, Dean Martin, etc.

En este caso interpretaron a la perfección algunos de los temas que llevaron al éxito a la banda formada por Brian Setzer, Lee Rocker y el comentado Slim Jim PhantomThe Stray Cats.
Temas como "Gene and Eddie", "Let´s Go Faster", "Sleepwalk", "Fishnet Stockings", "Rumble in Brighton", "Jeannie, Jeannie, Jeannie", "Rock This Town", etc.

Texto y fotografías: Manuel Samaniego





viernes, 29 de abril de 2016

Ilegales "La Vida es Fuego" - Apolo

Ilegales "La Vida es Fuego"
Sala Apolo - Bcn


La noche no era aún cerrada, pero las farolas ya se encontraban encendidas rompiendo a duras penas un halo de tristeza que parecía haber tomado las calles. Los bares cercanos a la Sala Apolo de la ciudad condal, se encontraban repletos de distintas tribus urbanas, algunas espejos distorsionados de otras que antaño lucían ropas de mercadillo y que, los envejecidos clánicos, casi seguro, en esa entristecida noche, si quiera parecían pertenecer a otra tribu que no fuera la más extendida, la de los supervivientes. Aquella que, de tan numerosa, convierte a sus contingentes en seres aparentemente anodinos, algunos, pocos, y casi todos presentes, con el secreto de un pasado que no les permitió pasar desapercibidos.




Admirando la calidad de ropas y peinados de los pocos, aunque afortunadamente, representantes de los herederos de aquellas tribus, igualmente deseosos de que se iniciara el espectáculo y, no cabe duda, todos sumidos en ese ambiente apesadumbrado. Porque, ese veintinueve de abril, los asistentes que colmaron la Sala Apolo, conscientes de que la sombra de Alejandro Blanco se encuentra en ésta nueva gira “La vida es fuego- Tour 2016”, en la que estuvo trabajando hasta su indeseado y sorprendente pronto final. Tomaron la elección de la banda, expresado por su líder, Jorge Martínez, -Entre depresión y rock & roll, hemos elegido el rock & roll-, y se dejaron arrastrar por la fuerza de los asturianos.




Jorge Martínez, voz y guitarra; Willy Vijande, bajo; Jaime Belaústegui, Batería; Mike Vergara, teclados y Guitarra; “Ilegales”. Salieron al escenario con la profesionalidad del músico curtido en mil batallas iniciando con el primero de los treinta y un temas, “Los chicos desconfían” e, inmediatamente después con “Voy al bar”, perteneciente al álbum y último trabajo que da nombre a la gira “La vida es fuego”. “Chicos pálidos para la máquina”, “Suena en los clubs un Blues secreto”, “No me gusta el trabajo”, “El teléfono y el mal” y “Yo soy quien espía los juegos de los niños” enalteció a un público entregado desde el primer momento. Si bien se echaron de menos los habituales comentarios de Jorge, fue el de siempre, con esos movimientos sujetos a su guitarra, presentando a Mike, el teclista y guitarra, nuevo componente del grupo.




Y, desde luego, a Willy, sin matizar la evidencia, su ya constatado y gran aporte a las cuatro cuerdas., tampoco habló de las dos manos zurdas de Jaime, pero no dejó de brindar con el público, elevando la copa de vino. Y así, como no podía ser menos, uno más de los conciertazos de “Ilegales”, con su obligado “Mamoncete” y su “Eres una puta” hasta “Soy un Macarra”, “Bestia, bestia” y “Destruye” con el que pusieron fin ante unos seguidores totalmente rendidos. Reacios a abandonar la Sala Apolo, marcados por ese inevitable sentimiento de pesar, pero eufóricos por haber presenciado un concierto más de una banda incombustible que cuelga el cartel de “No hay entradas” en cada concierto. Y que es parte de la historia pasada y presente por esa denuncia irónica pero mordaz y a la par directa,  capaz de superar las duras pruebas de la vida y seguir dando a sus seguidores su música y su carácter, “Ilegales”

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez

sábado, 23 de abril de 2016

Loquillo + Los Suaves + Boni - La Farga

Loquillo + Los Suaves + Boni
La Farga - L´Hospitalet de Llob.


La fragua no sólo es el taller donde se forjan los metales, sino que, en realidad, es uno de los hogares del fuego. Donde las llamas crepitan al son de su propio fragor en un ritmo propio e incontrolable, similar a las distintas cadencias que el pasado día veintitrés de abril, en “Otra Noche sin Dormir 2” tomaron como hogar “La Farga de L’Hospitalet de Llobregat”, como parte de las “Festes de Primavera l’Hospitalet 2016”. Quizá, el único aire externo que impidió a las distintas llamas restallar con propiedad, fue el horno que las contenía, extorsionando la belleza del sonido. Aun así, fueron flamas con el poderío de su candente naturaleza, “Loquillo”, “Los Suaves” y “Boni”, rayando las ocho y media de la noche, unas camisetas negras con el dibujo en blanco de una mariposa iniciaron la primera quema del escenario. 



“Boni”, el que fuera colíder del grupo “Barricada” con su nueva formación presentando su último trabajo, “Incandescente”. Javier Hernández “Boni”, a la voz y la guitarra; Alberto Gómez “Bolas”, al bajo; Alfonso Zarzosa, a la guitarra, y Nahia Ojeda, a la batería, “Boni”, iniciaron con “Pruébame” una clara declaración de intenciones antes de lanzarse al tema que da nombre a su nuevo trabajo, casi pensado para el lugar y la cita, “Incandescente”. Como el ambiente que estaban creando, ígneo, un fuego con el que hubieran quemado, no la razón por la que portaban las camisetas, sino la necesidad de llevarlas como único apoyo hacia los niños, en especial a Markel López Arrizabalaga, un chaval de 15 años de Urretxu (Guipúzcoa). 



Víctimas de esa inexplicable injusticia de la naturaleza conocida como “la enfermedad de piel de mariposa”. Aún así, alegres, imaginando la sonrisa de Markel y del resto de los niños cuando se vieran representados por esas camisetas, en medio de esas miles de personas encendidas por el ritmo infernal de Boni. Que continúo con nuevos temas “Incomunicado”, “Siniestro” o “Explosivo”, tan incendiarios o más que los viejos de “Barricada” con los que acabo su actuación, “Callejón sin salida”, “Esperando en un billar”, “Pasión por el ruido, “Okupación” y ese “Ésta es una noche de Rock and Roll”, con el que acabaron. Calcinando las ya ardientes cuerdas de su guitarra antes de agradecer la asistencia al público, hacer hincapié de nuevo en sus camisetas y descender a saludar personalmente a algunos de sus seguidores y a fotografiarse con ellos. Tan exhaustos y febriles como el mismo “Boni”, incapaces, ni por un momento, de pensar en que “La Música se Termina”, por mucho que dé nombre a la última gira de los siguientes pirómanos subversivos, “Los Suaves”. 



Yosi Domínguez, voz; Fernando Calvo y Alberto Cereijo, guitarras; Charli Domínguez, bajo; y Tino Mojón, batería; bajo ese gato negro, tan relacionado con “meigas e trasgos” de esa su tierra natal donde “haberlas haylas”, que adoptaron como representación, quizá, en irónico homenaje al águila de “Los Ramones”. Mostrando, a diferencia de aquel “Suave”, como bien muestran sus letras, sus expresiones de tristeza y alegría de la vida. Y, esa noche, como hierro en la fragua, se tornaron en rojo vivo como únicamente ellos pueden hacerlo, empujando la arena del reloj hacia arriba y sin poder dejar el rock. 



Lanzándose a ese escenario al son de unas guitarras que parecían dar ritmo, no sólo para estar “Preparados para el Rock and Roll”, sino a esa sorprendentemente larga y blanca melena rizada para un casi septuagenario Yosi. El cual con esa energía procedente de alguna forja interior, comenzó a moverse de un lado a otro, incluso intentando subirse en más de una ocasión a la estructura del entablado, siendo detenido por su propio personal. Charli sin apartar un ojo de su hermano, golpeando ese bajo insustituible capaz de marcar unos graves sones mientras Tino, golpea los bombos expectante a esos momentos en que Fernando y Alberto, como no podía ser de otra manera, muestran que si volvieran al prestigioso Musicians Instiute of Hollywood, tendrían mucho que enseñar a los que allí enseñan. Todos en el cálido vapor de “Palabras para Julia”, “Maldita sea mi Suerte”, “Si pudiera”, “¿Sabes? ¡Phil Lynott, murió!”, “Cuando los sueños se van” y “Adiós, adiós”. 



Al fragor de un público que hierbe cuando arriba “Dolores, se llamaba Lola”, fundiéndose con “San Francisco Express”, “Dulce Castigo”, “Mi Casa”, “El Afilador”, “No Puedo Dejar El Rock”. Convertidos en el humo de la brasa de los cigarros de Yosi en “Ya nos vamos” y “La noche se muere” donde, finalmente, Fernando y Alberto, se lanzan a unos afortunadamente inacabables solos de guitarra, casi en un duelo entre ambos, donde Tino y Charli, no sólo mantienen el tipo, sino que enaltecen los riff y rasgados de esas dos guitarras prodigiosas. Provocando, una vez finalizan, una explosión de vítores y aplausos que convierten la fragua en una intensa llamarada que, increíble y sorprendentemente, aumenta cuando aparece la larga silueta erguida de quien puso el Rompeolas barcelonés en el mapa, “Loquillo”. 



José María Sanz rodeado por un crisol cuya porcelana la componen Josu García, Igor Paskual y Mario Cobo, guitarras; Alfonso Alcalá, bajo; y Laurent Castagnet, batería; colocado sobre un fuego alentado por el último trabajo de “Loquillo” ese “Viento del Este” con el que comenzó a insuflar el fuelle a una llama del Levante que le lleva hacia adelante, hacia “Salud y Rock and Roll”, “Viaje al norte”, “Memorias de jóvenes airados” “Rusty” y “A Tono Bravo”. Como bravo es el ímpetu incendiario del alto y elegante foráneo de uno de los barrios más antiguos de su ciudad ese, que tomó el nombre de los fondales, labrados con arados forjados en el fuego de la disidencia. En las brasas del carácter al que se unen las ascuas en que se ha convertido el respetable ya antes de que comience con “Carne para Linda”, “La mataré” o “La España que vivimos”. 



Convirtiéndose en hoguera al son de “El Rompeolas”, “Feo, fuerte y formal” y “Quiero un camión” ahumados, no sólo por el humo del cigarro de Loquillo sino, además, por el del resto de distintos cilindros ardientes. Algunos con formas y aromas, según los cánones, nada correctos transportándoles hasta un “El ritmo del garaje” y un “Cadillac solitario” con el que finaliza el espectáculo. “Loquillo”, arropado por sus músicos, tras sus lentes de cristal ahumado, bajo ese eterno tupé y esa envergadura que consigue que el pie del micrófono asemeje un fleje de la estructura del escenario. Agradece, con su particular tono de voz, ese que da credibilidad al “La Mataré”, la asistencia y el apoyo de todos los presentes, convertidos en un río de metal fundido que abandonará “La Farga” y se solidificará en un exterior, aún humedecido por las recientes lluvias. Donde el resultado de la fragua quedará eternamente grabado a fuego en sus mentes con figuras fundidas en metales nobles donde podrá leerse -“Otra Noche sin Dormir 2” -“Loquillo”, “Los Suaves” y "Boni”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez

El Último Tributo - La Mirona

El Último Tributo
La Mirona - Salt (Girona)
22.04.2016

Una noche en la Sala La Mirona de Salt, llena de emociones. El motivo benéfico, la lucha contra el cáncer.  Femi Montero organizo una velada destinada a recaudar fondos bajo el lema de #laesenciadevivir.

Bajo esa premisa comenzó un concierto de una banda que durante algo mas de dos horas nos dejo un repertorio que repaso lo mejor del ultimo de la fila, el publico entregado desde el minuto uno no paraba de corear  las canciones de un grupo que tocaba contundente y sin fisuras uno tras otro los mejores temas del ultimo de la fila, manolo garcia y alguno de los burros.




Un concierto para volver a sentir lo mejor de una época ya pasada, una banda entregada y que desprende muy buen rollo. Destacar  la voz de Luis sanchez, arropado por javier sanchez a la guitarra, ismael lara al bajo,  jose calderon a la guitarra flamenca, richard castillo a la bateria y J.J. Marquez a los teclados, un banda que iban dejando destellos de genialidad por el escenario. Con momentos de clara inspiración "Quimi Portet".




Se fueron alternando los temas del ultimo de la fila, desde los primeros acordes "de quien eres tu" y "son cuatro dias" , "barrio triste" y "sara" sabiamos que íbamos a disfrutar. 
A partir de ahí llegaron los temas como "llanto de pasión", "cosas que pasan"...

Se fueron alternando temas, sin dejar de sonar uno tras otro.

También sonaron algunos temas de manolo garcia. El tramo final comenzó con pájaros de barro, a partir de ahí, el frenesí en todos los sentidos. hasta llegar  a "insurrección", magnifica y contundente. La sorpresa llego en los bises con "huesos" de los burros y un "abre la puerta" magnifico.

Como fin de fiesta "disneylandia" entre el publico. Un grupo que no debemos dejar de ir a ver en directo. 

Texto y fotografías: Mario Olmos

viernes, 22 de abril de 2016

Disaster Jacks + Ravales + Zerschellt - Monasterio

Disaster Jacks + Ravales + Zerschellt
Sala Monasterio - Bcn


Soldados del asfalto cuyo sonido no es el de las botas marcando el paso, sino el de ruedas de polietileno o silicona surcando aceras, alquitrán, bancos y barandillas. El pasado veintidós de abril se dirigieron en escuadrón, sin necesidad de cuadrar filas, al terreno cercano al habitual de su antecesora marítima, el Port Olímpic. Tablas con bien diferenciados motivos plasmados en la parte inferior, surcando unas olas creadas por el hombre, camino de “Skaterock Party” en la Sala Monasterio. Donde, sin soltar sus monturas, disfrutar de una noche de punk y Skatepunk con “Disaster Jacks”, “Ravales y “Zerschellt”. Y, aunque éstos últimos, “Zerschellt”, Burgi, voz y bajo; Andreu, guitarra; y Tomeu, batería; llamen a la ruptura, se preocupan de poner a salvo sus tablas y se dejan llevar por esa llamada a la fractura social. 





Al son de “I’m a time Bomb”, “Let’s Sleep over tonight”, “Wild One” , “City lights” o“I want to shoot my Neighbour down”, cantados con ese acento tan particular de Burni, acompasado con su bajo mientras, Andreu, rasga las seis cuerdas y, Tomeu, descalzo, marca el ritmo con el pedal y sus baquetas hasta llegar a “The killer in the mirror” con el que pondrán punto final a su corta pero intensa actuación. Dando paso al punk más callejero de “Ravales”.



Maxi Santapa, voz y bajo; Eddie Aufray , guitarra; y Mauricio Schneider, batería; “old school” usuarios de grandes y anchas de tablas ascendieron al escenario comenzando con “Touch my baby” y, desde luego, afortunadamente, mucho “Baby” había entre un público que se lanzó a bailar cada una de sus canciones como si hubieran dado un salto en el tiempo. Porque, “Tienes que estar ahí”, “Never see the sun”, “Mi juventud”, “Antihero” “Rock en la radio” o “Víctimas”, llevó a ese respetable y a la misma sala, a uno de aquellos “pub” de los ochenta donde la gente se entregaba a la música. 





Con calidad, desde luego, porque ese punk callejero, de las adoquinadas y húmedas calle que dan nombre al grupo, es de alta estofa y ralea. Mensajes claros y directos acompañados por la rabia de las baquetas de Mauricio, el rasgado a las seis cuerdas de Eddie, teletransportando a un entablado compartido con “Los Ramones” y, desde luego, ese voz desesperada de Maxi, un grito calibrado y exigente, apoyado en las cuatro cuerdas del bajo, capaz de hacer mover al más intransigente e inmovilista, al son, por ejemplo, de ese “Havana Home” con el que invitaron al público a ascender al escenario. Y, a punto, estuvieron de destrozar con su furia rítmica hasta el último rincón del local, si bien, no fue así y, tras los efusivos agradecimientos de “Ravales”, el entablado que quedó en pie, como en tantas otras ocasiones, dió paso a “Disasters Jacks”. 



Angie Gudari, voz y guitarra; Mari Gudi, batería; David Vegas, bajo; comenzaron subidos a sus tablas con “13” lanzados en un grind hacia “Fuck Those”, “3stillers”, “Cheese and wine” y el tema que les describe “Disaster Jacks”. Si bien, pueden ser cualquier cosa menos un desastre, su ritmo punk hardcore es una locura que lleva a quien les escucha a lanzarse a alocados pogos intentando seguir la pauta de esa batería, Mari, cuyas baquetas no sólo vuelan, sino que asemejan ser omnipresentes en bombos y platillos, cual si en lugar de dos manos tuviera cuatro o seis. 



Como la media docena de cuerdas de Angie, rasgadas con la misma fuerza de su voz, impetuosa y concisa haciéndose escuchar incluso sin micro. Mientras David, con las cuatro cuerdas de su bajo, sin perder el ritmo, se pierde en los tonos graves de su instrumento cual si estuviera poseído por éste. 





Un trío que, además, presentó su nuevo trabajo brazo, “Acid Drop”, y que con el tema que da nombre al álbum fué con el que cerraron el concierto, acabaron de dejar exhausto a un público, a unos soldados del asfalto, obligados a marchar de la Sala Monasterio sin el sonido de las ruedas de polietileno o silicona anunciando su paso, con las tablas bajo el brazo, sin posibilidad de realizar flips u ollies camino de su casa. Pero aún con los frenéticos ritmos en la cabeza de una noche de puro Skatepunk con “Zerschellt”, “Ravales y “Disaster Jacks”. 

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez