sábado, 9 de abril de 2016

La Frontera - Salamandra 2

La Frontera
Salamandra 2 - L´Hospitalet


El tránsito social entre dos culturas se mueve por un linde tan estrecho que, si quiera, las adiposas patas de un anfibio insectívoro podrían recorrer. Una divisoria casi tan inexistente como el espacio que ocupan las notas al ser extraídas de un instrumento musical, si bien, no con la finalidad de esos límites políticos marcados como medianeras territoriales, en ocasiones, esas embaucadoras vibraciones deben pertrecharse en un recinto adecuado para su escucha. Y, qué mejor lugar que la “Sala Salamandra-2” en L’Hospitalet de Llobregat, que albergó el pasado día nueve de abril un confín, incluso dentro de las cuatro paredes, difícil de acotar, “La Frontera”. Javier Andreu, voz; Toni Marmota, bajo; Vicente Perelló, batería; y Harry Palmer, guitarra; una banda treintañera moradora de una “La frontera” que, evidentemente en “El límite” con su inconfundible rock-country, jamás podrá ser delimitada.



Si quiera por el público que llenaba la sala, intentando apresar con sus teléfonos móviles, asomando a las pequeñas pantallas, obcecados en la idea de encerrar en el diminuto encuadre la voz de Javier cantando cualquiera de los veintisiete temas que configuraron su repertorio. La imposible esencia, cual si lo intentaran con “Un viento salvaje”, del rasgado de Harry similar a la estela de “Dos balas perdidas”, los dedos de Toni golpeando su bajo cual sonido emitido por esa franja entre el bien y el mal, o las baquetas de Vicente, como revólveres alzados con velocidad en un “Duelo al sol”. Vencidos, finalmente, a dejar que sus ojos y su mente, guarden la imagen y el sonido en los límites de su propia realidad, cual si pudiesen viajar en un “Tren de medianoche” gritando “Viva las Vegas”  cuando no se han movido de esa Sala Salamandra-2.



Disfrutando de “El último refugio” donde tomar “Otro trago más”, algunos pensando que “Si el Whisky no te arruina… las mujeres lo harán” cual “Pobre tahúr” con “Diez minutos de pasión” pero sin perder la belleza de ese “Cielo del Sur” que marca el ritmo de “La Frontera”. Esa banda capaz de transportar a su público a lugares tan lejanos como aquel “Far West” o tan cercanos como “La ciudad” con su imperecedera música y sus letras eternas imposibles de embutir en lugar alguno. Porque, cual línea del horizonte, su límite, siempre es inalcanzable y su público, montaraces de la buena música, esa noche en la Sala Salamandra-2, rozaron los lindes de su propio gozo disfrutando de la treintañera banda, “La Frontera”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez

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