Sylvain Sylvain & The Trash Cowboys + The Black Halos
Sala Monasterio Bcn
Un quince de abril de mil cuatrocientos noventa y tres, aquel que creyó haber descubierto una nueva ruta hacia Las indias, atracó en el puerto de la capital hispalense. Iniciático cruce de ese océano que hasta entonces se había creído como las puertas al fin del mundo o el infierno. Quinientos veintitrés años después, exactamente, algo del fin del mundo y del infierno atracó no muy lejos de la emblemática escultura que hace honor a aquel navegante, concretamente en el número treinta del Moll de Mestral, en el Port Olímpic de la capital layetana. Una carabela con motores fuera borda guiada por "Sue Gere" y “Maite Cardó Production” de la cual bajaron unos filibusteros, “Sylvain-Sylvain and The Trash Cowboys” y “The Black Halos”, dispuestos a saquear la “Sala Monasterio”.
Un asalto que, una buena cantidad de nativos, debieron entrever desde el exterior del local frente al cartel de “Entradas agotadas”, oreados por el salado aire del mar de entre tierras. Mientras en el interior, las alegres víctimas del saqueo, apenas podían moverse a punto de invadir el escenario que fue tomado, en primer lugar, por “The Black Halos”.
Billy Hopeless, vocal; Rich Jones, guitarra (de gira con Michael Monroe); acompañados por Sue Gere, bajo (“Warrior Soul”, “Rockzilla”); Star Mafia, guitarra (“Ausentes” “Babylon”, “Corazones Negros”, “Star Mafia Boy”); Johnny Biscuit, batería (“Nancy Hole”, “Warrior”, “Gansos Rosas -Tributo a Gun’s & Roses); con sus vestimentas negras, pelos negros y ojos pintados de negro, se lanzaron a tocar “Shooting Stars”, “No tomorrow Girls”, “Bombs not Food”, “Fucked from The Sart”, mientras la botella de bourbon corría de un lado a otro como obsequio de Billy, y el público se volvía loco moviéndose en apenas los milímetros de separación, si es que existían, entre unos y otros. Una locura que continuó con “Fossil Fuel”, “Geisterbahn II”, “50 Bourbon street”, “Jane Doe”, "For you” y las versiones finales donde la sala, era un hervidero de emoción, sudor y frenesí. Como no podía ser de otra manera con estos corsarios del punk rock de negra aureola y nítida personalidad, “The Black Halos”. Dejando paso, casi imposible en el atestado local, al siguiente grupo, “Sylvain Sylvain and The Trash Cowboys”.
Sylvain Mizrahi, voz y guitarra ("New York Dolls"); Sami Yaffa, bajo (“New York Dolls, “Hanoi Rocks”, “Michael Monroe”); Stevie Klasson, guitarra (“The Oddballs” “Diamond Dogs”) y Chris Musto, batería (“The Oddballs”), bucaneros dieciochescos que enaltecieron el ya álgido estado del respetable con “The Cops Are Coming”, “Teenage News” “14th Street Beat”, “Emily”, “Pills”, Great Big kiss” o “Leaving New York”. Mientras el carismático Sylvain, no dejaba de hablar con el público, el no menos llamativo Stevie, hacía las lindezas con su guitarra y su presencia, y Sami, bajo su sombrero cowboy, en perfecta sintonía con el ritmo de las baquetas de Chris, arrobaba a su gran amigo Sylvain. El rey del desparpajo y esa estampa entre arcaico conductor de trenes y jefe de máquinas de barco, dejando bien a las claras que hay música y músicos que, no solo no mueren nunca, sino que jamás deberían morir, como alienta el público, entregado a ese punk rock del que bebieron tantos grupos.
Y que, cual parte de una tripulación de saqueadores, izaron velas del Port Olímpic después de desvalijar las fuerzas y el sudor, que no la entrega y el deseo de repetir, de unos nativos, incluso aquellos que no pudieron entrar a la sala, que jamás olvidaran esa noche. En la que procedente de allende ese océano antaño tachado de fin del mundo e infernal, amarró una carabela de inusuales motores fuera borda, en la Sala Monasterio, cuya bandera, además de la pirata, lucía el nombre de su tripulación “The Black Holes” y “Sylvain-Sylvain and The Trash Cowboys”.
Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Ferran Descarrega y Manuel Alférez
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