Ilegales "La Vida es Fuego"
Sala Apolo - Bcn
La noche no era aún cerrada, pero las farolas ya se encontraban encendidas rompiendo a duras penas un halo de tristeza que parecía haber tomado las calles. Los bares cercanos a la Sala Apolo de la ciudad condal, se encontraban repletos de distintas tribus urbanas, algunas espejos distorsionados de otras que antaño lucían ropas de mercadillo y que, los envejecidos clánicos, casi seguro, en esa entristecida noche, si quiera parecían pertenecer a otra tribu que no fuera la más extendida, la de los supervivientes. Aquella que, de tan numerosa, convierte a sus contingentes en seres aparentemente anodinos, algunos, pocos, y casi todos presentes, con el secreto de un pasado que no les permitió pasar desapercibidos.
Admirando la calidad de ropas y peinados de los pocos, aunque afortunadamente, representantes de los herederos de aquellas tribus, igualmente deseosos de que se iniciara el espectáculo y, no cabe duda, todos sumidos en ese ambiente apesadumbrado. Porque, ese veintinueve de abril, los asistentes que colmaron la Sala Apolo, conscientes de que la sombra de Alejandro Blanco se encuentra en ésta nueva gira “La vida es fuego- Tour 2016”, en la que estuvo trabajando hasta su indeseado y sorprendente pronto final. Tomaron la elección de la banda, expresado por su líder, Jorge Martínez, -Entre depresión y rock & roll, hemos elegido el rock & roll-, y se dejaron arrastrar por la fuerza de los asturianos.
Jorge Martínez, voz y guitarra; Willy Vijande, bajo; Jaime Belaústegui, Batería; Mike Vergara, teclados y Guitarra; “Ilegales”. Salieron al escenario con la profesionalidad del músico curtido en mil batallas iniciando con el primero de los treinta y un temas, “Los chicos desconfían” e, inmediatamente después con “Voy al bar”, perteneciente al álbum y último trabajo que da nombre a la gira “La vida es fuego”. “Chicos pálidos para la máquina”, “Suena en los clubs un Blues secreto”, “No me gusta el trabajo”, “El teléfono y el mal” y “Yo soy quien espía los juegos de los niños” enalteció a un público entregado desde el primer momento. Si bien se echaron de menos los habituales comentarios de Jorge, fue el de siempre, con esos movimientos sujetos a su guitarra, presentando a Mike, el teclista y guitarra, nuevo componente del grupo.
Y, desde luego, a Willy, sin matizar la evidencia, su ya constatado y gran aporte a las cuatro cuerdas., tampoco habló de las dos manos zurdas de Jaime, pero no dejó de brindar con el público, elevando la copa de vino. Y así, como no podía ser menos, uno más de los conciertazos de “Ilegales”, con su obligado “Mamoncete” y su “Eres una puta” hasta “Soy un Macarra”, “Bestia, bestia” y “Destruye” con el que pusieron fin ante unos seguidores totalmente rendidos. Reacios a abandonar la Sala Apolo, marcados por ese inevitable sentimiento de pesar, pero eufóricos por haber presenciado un concierto más de una banda incombustible que cuelga el cartel de “No hay entradas” en cada concierto. Y que es parte de la historia pasada y presente por esa denuncia irónica pero mordaz y a la par directa, capaz de superar las duras pruebas de la vida y seguir dando a sus seguidores su música y su carácter, “Ilegales”
Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez
No hay comentarios:
Publicar un comentario