viernes, 25 de marzo de 2016

Silence is Chaos + Klandestino + Cretins - Monasterio

Silence is Chaos + Klandestino + Cretins
Sala Monasterio - Bcn


Punk, en inglés, es un término despectivo cuya acepción varía entre objetos y personas, además de dar nombre a ese importantísimo movimiento musical que se burló y sigue burlándose de la inmovilidad de los convencionalismos, además de enfrentarse a la opresión social y cultural. Y, éste pasado viernes veinticinco de marzo en el Port Olímpic de la ciudad condal, fue posible hacer uso de ese término en todas sus acepciones. Las primeras, por ese entorno tan surrealista plagado de hordas de turbamulta que, incomprensiblemente, han tomado la bucólica belleza del puerto. Y, la última, por ese reducto al estilo de la aldea de Astérix y Obélix, en el número treinta del Moll de Mestral, la Sala Monasterio con un cartel de lujo en su particular “Barcelona punk not dead 2016”, “S.I.C.” (Silence is Chaos), “Klandestino” y “Cretins”. Tres bandas bien diferenciadas representativas de esa última acepción del término, Punk, donde el primero de los grupos en subir al escenario, “Cretins”, mantiene aquel desenfado crítico de “The Ramones” en un más que tributo, versionado de aquellas míticas canciones cantadas en catalán.



Con un sello muy de la tierra, Joanet como Johnny Ramone a la guitarra, Jofre, como Joey Ramone al micrófono; Dídac, como Dee Dee Ramone al bajo; y Tomet, como Tommy Ramone a la batería; agregan detalles como su logotipo, basado en el sello del presidente de Estados Unidos, creado por Arturo Vega, sustituyendo el bate de béisbol por el trabuco, la rama de manzano por el fuet. En el rollo del pico del águila, en lugar de “Hey ho! Let’s go!”, “Bon cop de falç” y, alrededor del águila, en lugar de los nombres de los componentes de “The Ramones” el los componentes de “Cretins”.



Además de portar espardenyes y un cabezudo “El Ximplet” que ayuda al espectáculo con veintitrés temas. Desde el “Rockaway beach” donde “Chewing out a rhythm on my bubble gum” es sustituido por “Mastegant amb ritme el meu xiclet” a “The KKK took my baby away” pasando por “Julia es una punk” en lugar de “Judy is a punk”. Consiguiendo, gracias a su buen hacer que el espectador crea encontrarse frente a unos “The Ramones” catalanizados que, indudablemente, como aquellos, hacen llegar ese Punk inmortal que marcó una época entonces y que, no hay duda, puede marcar una época ahora con “Cretins”. Como, una etapa, puede rubricar “Klandestino”, la banda argentino-uruguaya creada en la ciudad condal y los siguientes en ascender al escenario, Hueso Klandestino, al micrófono; Alexis, guitarra y coros; Mauricio “El Pil”, bajo; y Bestia Negra, a la batería.



Arrasaron la sala con catorce temas de punk rock callejero reivindicativo de la injusticia social y la defensa del trabajador, capaz de crear un clímax de protesta, denuncia y disconformidad mitigado por la necesidad de seguir el diabólico ritmo a base de pogos. Donde descargar la realidad de esas letras cantadas con entrega y convencimiento por Hueso, apoyado en la no menos persuasión de la furiosa armonía de las baquetas golpeando los bombos por Bestia. La convicción de la gravedad de las cuatro cuerdas de “El Pil”, unidas a la certidumbre de una guitarra capaz de suplir la voz y entonar cada palabra con las ágiles manos de Alexis rasgando las seis cuerdas.



Con temas como “Persecución”, “A la deriva”, “Estás preso” y, por supuesto, “Klandestino”, la canción que les define no sólo por el inicial “Ninguna persona es ilegal”, sino por el estribillo “Klandestino, así soy yo”, si bien esa noche rozaron la ilegalidad con sus acordes y evidenciaron su falta de clandestinidad convirtiendo a todos los presentes en un “Klandestino” más necesitados de una vorágine del mutismo que nada tiene que ver con la ocultación. Sino con la siguiente banda en ascender al furtivo escenario, los suizos, “S.I.C. (Silence Is Chaos)”, Samy Chaos, vocal y guitarra; LuTz, bajo; Seo, guitarra y voces; Nino, batería, ascendieron al entablado con la fuerza y la garra de su Punk hardcore y punk callejero nacido de la necesidad de expresar el incomprensible comportamiento de su entorno.



Y, haciendo honor a su nombre, no dejaron ni un instante de silencio para evitar el caos, en manos de su público enfervorecido en pogos al ritmo de la guitarra de Seo, con sus largos punteos acompañados por el rasgado de Samy, micro aparte cantando con ésta. O con LuTz, visiblemente oculto tras su larga melena rubia trasteando el bajo enfervorecido al son de los palillos de Nino, volcado sobre sus platillos y cajas golpeando sin tesón con la cadencia y consonancia de sus compañeros.



Un espectáculo al más puro estilo de la acepción que dio nombre al importantísimo movimiento musical al que se rindió el respetable de la Sala Monasterio, reacio, una vez acabado, a abandonar el lugar. Si bien, todos manteniendo en sus mentes y en sus cuerpos las letras y ritmos Punk de “Cretins”, “Klandestino” y “Silence is Chaos”.

Texto: Yon Raga Kender
Fotografías: Manuel Alférez

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